TRABAJOS

4445 Words
{RACHEL} puto diario: Este sitio es una mierda, una gran mierda y para colmo yo no quería el trabajo que me han puesto, yo soy capaz de más. No, no, no. Odio a todas las personas de aquí, los odio a todos. Excepto a una chiquilla que me ha caído bien. Menos a ella, los odio a todos, incluso a mi primo. Desde que se fue Nash, nada es lo mismo, yo no soy la misma pero eso es porque me he dado cuenta de lo horrible que son todas las personas, empezando por Jack, que deseó la muerte de mi Nash desde el principio. Mi pobre Nash :''(( cuanto lo hecho de menos, solo pienso en él y solo en él, lo necesito de vuelta a mi lado, no sabe lo que estoy sufriendo en esta mísera vida sin él pero no voy a permitirme llorar más, eso no sirve de nada, tengo que ser fuerte, es lo que él querría que hiciera. Y para quien lea esto en un futuro no muy lejano: este sitio es una gran mierda!!! Y las personas que hay aquí también!!! Prefiero estar fuera matando zombis y vengando la muerte de Nash... LA LLAMA ES UNA GRAN MIERDA, AQUÍ NO ESTAMOS SEGUROS! ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Nos despiertan con una gran alarma; bueno, a mi no, yo estaba despierta, apenas he dormido en toda la noche.  Me tapo los oídos por el excesivo ruido al que ya no estaba acostumbrada. La última vez que oí un timbre fue el último día que fui al instituto. Me siento en la cama y miro atónita hacia la puerta. Se oye mucho ruido en el pasillo. Más voces de las que creí que escucharía. Me levanto y voy hacia la puerta. La abro y me quedo mirando la multitud que va de un lado para otro. La mayoría son adultos, aunque también hay jóvenes. E incluso algún que otro anciano. No veía a nadie tan mayor desde que empezó este apocalipsis zombi, hace apenas unas semanas. ¡Y un bebé! Me quedo embobada mirando a una mujer que lleva a una niña pequeña en brazos, hasta que oigo las voces del interior de mi habitación. - Supongo que ahora es cuando hay que ir a los baños a vestirse, ¿no?- pregunta Maya. - Creo que sí, ¡comienza un nuevo día!- dice mi primo con un optimismo impropio de él. Parece feliz, aunque no me alegro. Debería estar sufriendo como yo, debería estar sufriendo por haber perdido a su hermana. Me aparto de la puerta y Jack y Larry se dirigen al baño de los chicos. Maya se queda parada en la puerta, al lado de Roxanne. - ¿Vamos?- me pregunta con una sonrisita. Vaya, todos parecen muy felices hoy... - Ya iré, tengo que hacer una cosa- replico secamente, aunque en realidad no tengo nada que hacer. - Si es hacer la cama, no hace falta, luego la haremos. Lo primero es lo primero- dice Maya sonriendo aún. Si pudiera borrarle esa sonrisa de la boca... - No, no. Id ustedes. Ahora os alcanzo. - Podemos esperarte fuera- dice Roxanne pero yo niego con la cabeza. - He dicho que no. ¿Qué parte de "no" no entendéis?- digo ya harta de que repliquen tanto. - Vale, vale. No hace falta ser tan borde...- susurra Maya y me da la espalda. Se va acompañada de Roxanne. - Puta...- susurro demasiado bajo para que no me oiga y me siento en la cama suspirando. No tengo ganas de nada, ni de salir fuera ni de vestirme con el nuevo uniforme que quieren ponernos, quiero vengar la muerte de Nash, eso quiero. Al recordar a Nash, sus ojos azules como el cielo despejado y su sonrisa, sus abrazos y sus mimos, me tapo la cara con las manos y empiezo a sollozar. En mi cabeza aparecen muchas imágenes de él, junto a mí, abrazados, él cogiéndome la mano, ambos mirando las estrellas, besándonos como si no existiera un mañana.... Hasta que alguien me saca de mis pensamientos cuando noto que se sienta a mi lado en la cama. - Hola. Siento si te molesto pero es que pasaba por delante y te vi así, ¿están bien?- dice una voz de chica-. Perdón, es verdad, ¿cómo alguien iba a estar bien después de las crueldades que están sucediendo en el mundo? - ¿Quién eres?- la miro, es una chica de pelo n***o, casi de mi misma altura, unos centímetros más baja, ojos azules como los míos. - Oh, perdón, no me he presentado, me llamo Mary. Siento si te he molestado, solo quería saber si estabas bien y si podía ayudarte en algo. Todos los que estamos aquí hemos pasado cosas malas. Yo mismo he perdido a toda mi familia- dice en un tono apenada. - Oh, vaya, lo siento. Yo ni siquiera sé donde están mis padres. Bueno, no son mis verdaderos padres. En medio de toda esta tragedia he descubierto que soy adoptada y tengo una hermana, o quizás más, cuando siempre he creído que era hija única. Y para colmo, esa hermana es una chiquilla a la que me encontré al principio de este apocalipsis, con su prima Alex que resulta ser la hermana de mi primo Jack, que también descubrió que era adoptado pero Alex está muerta, los zombis se la comieron. Pero mi hermana Roxanne está bien, aquí también y aún no he tenido tiempo de hablar con ella sobre su familia y tal- cuando termino de hablar, me arrepiento de haberle contado todo aquello a una completa desconocida pero necesitaba hablar con alguien y no sé, Mary me inspira confianza. Mary me mira parpadeando los ojos y con una expresión de no haber entendido nada. - ¿Has entendido algo de lo que te he dicho?- digo con una risa contenida. - Algo he pillado- dice ella y me pone una mano en el hombro-. Siento mucho todo eso. - Y eso no es todo. Lloraba porque estaba recordando a Nash, mi novio. Bueno, lo era. Murió lentamente porque lo mordió un zombi, o le arañó, no lo sé. Lo conocía desde que llegué al instituto. Siempre había estado enamorada de él pero yo era insignificante. Él era el más popular del instituto y yo alguien tan insignificante... Nunca se fijaría en mí... hasta que los zombis empezaron a dominar mi pueblo y tuvimos que huir a cualquier lugar seguro. Nos lo encontramos por el camino y al final no sé como pasó pero se enamoró de mí y ya te imaginas el resto. Lo amaba tanto... Lo echo tanto de menos, echo de menos no ver sus ojos azules, echo de menos...- rompo a llorar y no puedo seguir hablando. Mary me abraza de repente y se queda mirándome con una expresión entre escéptica y compasiva. - Bueno, da igual. Lo superaré- susurro separándome de ella e intentando recomponerme-. Ah, por cierto, yo soy Rachel- intento sonreír aunque no me sale. Larry y Jack vuelven a la habitación. Ambos tienen un uniforme gris. Nuestra ropa será un uniforme hasta que nos asignen un trabajo y nos den una ropa específica. - ¿Rachel? ¿Aún no te has vestido?- me pregunta mi primo y yo niego con la cabeza-. Por cierto, hola, soy Jack- saluda a Mary y ella le dice su nombre con una sonrisa. - Ve a vestirte- me dice Larry. - Tú no eres quién para darme órdenes- le replico cortante. - Por tu propio bien, ve ya. Dentro de diez minutos hay que desayunar, no te dará tiempo- me dice Maya que acaba de entrar, seguida de Roxanne, ambas con el mismo uniforme que Jack y Larry pero cada uno de su talla. - No sabes lo rápida que puedo ser, no como otras que tardan una eternidad...- le digo con desprecio a Maya al pasar por su lado y le choco con el hombro. Mary y yo nos dirigimos a los baños de las chicas. Apenas hay nadie ya. - ¿No te molesta haberte quedado hablando conmigo? Hemos venido muy tarde...- le digo a Mary. - Que va. Me cambio de un tirón y siempre vengo tarde, cuando ya apenas hay nadie. No soporto a la gente de este sitio, o por lo menos a la mayoría- dice Mary acercándose a su taquilla. Yo me acerco a mi taquilla y pongo la combinación que nos dió Charlie escrita en nuestro diario. "8504" La taquilla se abre y encuentro el mismo uniforme que los demás y unos zapatos grises. Todo gris, que negativo. Me cambio aquí mismo y dejo la ropa que llevo desde el día que todo empezó, en la taquilla. Antes de cerrar la taquilla, cojo el peine que hay dentro y voy hacia un espejo junto a un lavavo. Me miro el rostro. Tengo ojeras y estoy pálida. Me lavo la cara y me peino. Luego dejo el peine en la taquilla con las demás cosas para el pelo como horquillas, pasadas, en fin, cosas que no utilizo, me gusta llevar el pelo suelto. Me dirijo hacia la puerta del baño y me encuentro con una Mary vestida de camuflaje. No puedo evitar soltar una risita. - Vaya, ¿te vas a la guerra? - Algo así. Me han asignado para salir fuera a matar zombis, encontrar supervivientes y buscar provisiones. Soy buena en eso. - Guay. No sabía que te podían asignar ese trabajo, creí que solo eran trabajos dentro del fuerte. Ojalá me tocara a mí un trabajo como el tuyo. - ¿En serio? Es muy arriesgado. Aunque a mí me gusta el riesgo y sé utilizar casi cualquier tipo de arma. - Yo sé utilizar una pistola, o eso creo. Y los cuchillos... Oh, los cuchillos se me dan genial- sonrío divertida encogiéndome de hombros. - Bueno, te preguntarán muchas cosas. Diles que eres buena matando zombis. Obviamente si te eligen para esto te evaluarán primero y te adiestrarán. Asiento con la cabeza y salimos del baño, salimos del Ala 5 y nos dirigimos al comedor. Allí hay muchas más gente de la que había esta mañana rondando por los pasillos del Ala 5, muchas, muchas más. Menos mal que el comedor es inmenso. Nos dirigimos a donde sirven la comida y cogemos una bandeja. Esperamos una cola de al menos diez minutos. - Bueno, cuéntame algo más de ti- me dice Mary mientras esperamos. - Yo ya te he contado todo, no sé que más contarte. Cuéntame tú algo, no sé nada de ti. - Yo soy de Chicago. Era hija única, como tú, bueno, como creías que eras. Éramos una familia pobre y para colmo mis padres siempre estaban peleándose. Mi padre era un borracho y mi madre tenía agorafobia. - ¿Agora-qué?- digo entrecerrando los ojos. - Agorafobia. Fobia a salir de casa o a estar entre muchas personas. - ¿Tu madre no salía nunca de casa? Mary niega con la cabeza. - Ni para hacer la compra. Tenía que hacerlo todo yo. Ella no ha sido toda su vida así. Todo empezó desde que en Chicago empezaron a incrementarse los robos y los asesinatos. Una vez unos borrachos intentaron drogar a mi madre. La pobre cogió trauma de por vida y no se atrevió a salir más de casa- lo dice todo como si no le apenara lo más mínimo-. Yo tendría unos nueve años por entonces. He tenido que soportar un infierno desde aquella etapa. Mi padre pegaba a mi madre y yo no podía hacer nada. Y ella tenía tanto miedo a salir de casa que no tuvo el valor de irse y dejar a mi padre, por mucho que lo deseara. Y entonces un día llamaron a la puerta. Era una amiga de mi madre. Tenía muy mala cara. Claro, era una zombi- dice Mary divertida al recordarlo-. Mi madre la dejó entrar, preocupada por ella, pero entonces esta intentó atacarle y mi madre pudo haberse salvado si hubiera tenido el valor de salir de casa. Pero preferió morir por lo que se ve. Después se cargaron a mi padre mientras dormía pero no antes de que gritara y yo me sobresaltara. Vi lo que estaba pasando y no entendí nada. Salté por la ventana de mi habitación, me doblé la pierna al caer en el césped de mi jardín y huí como pude, lejos de allí y lejos de la urbanización, donde se desataba el caos. Corrí a esconderme en el bosque... - ¿Y? ¿Qué pasó?- pregunto interesada por su historia. - Tenía mucha hambre y sed. Volví a las calles para coger provisiones y por el camino tuve que esquivar a esos monstruos. Logré hacerme con comida y agua, además de con unas cuantas armas, en Chicago es normal que cualquiera tenga armas en sus casas. Luego corrí a esconderme en el bosque y me quedé allí sola sin saber qué hacer. Hasta que encontré otros supervivientes a los que no conocía de nada, eran mayores que yo, adultos. Caminábamos hasta un pueblo cercano y por el camino nos encontramos con las personas que nos trajeron hasta aquí. - ¿No te sentiste mal por las muertes de tus padres?- le pregunto al recordar la gracia con la que contaba la muerte de sus padres. - Eran unos capullos. Vi todo eso como una señal de Dios para empezar una vida mejor. Aquí estoy bien pero solo porque me dejan salir a matar zombis. He descubierto que las armas me hacen sentir bien pero lo mejor es matar a esa escoria- dice Mary, lo que hace que me caiga aún mejor. Llegamos a donde nos sirven la comida y nos dan en los platos de la bandeja algo que parece salsa con albóndigas. Nos dirigimos a una mesa vacía y nos ponemos a comer en silencio. Cuando estoy terminando el plato, veo como Jack viene hacia mí con paso urgente. - Por fin te encuentro- suspira y recobra aliento-. Charlie nos ha dicho que tenemos que ir con él, para lo de los trabajos y eso. He tenido que buscarte. Venga, vamos- parece nervioso. Con un suspiro de resignación, no me apetece que me evalúen ni me pregunten nada, me levanto de la mesa y me despido de Mary. - Espero que nos veamos pronto- le digo y ella asiente con una leve sonrisa. - Buena suerte- me dice y sigo a Jack, sumida en mis pensamientos. Creo que Mary es una buena chica. Me viene bien tener alguien con quien hablar, una amiga, para tener mi mente ocupada y no pensar en él, en Nash. Rápidamente, meneo la cabeza y miro al frente, lo más seria que puedo mientras sigo a Jack y evito las miradas de todo el mundo. Somos los únicos que llevamos el uniforme gris, somos los nuevos, la novedad, los novatos. Que se metan en su propia vida y dejen de cuchichear sobre nosotros. Salimos del comedor y Charlie nos espera acompañado de Larry, Maya y Roxanne. Sonríe al vernos llegar. - Muy bien, ya estamos todos. Seguidme- dice y echa a andar. Lo seguimos hasta una puerta doble. La abre y entramos en una sala cuadrada. Hay tres puertas en la sala. - Muy bien. Sentaos en los bancos a esperar a que os toque vuestro turno. Ya os irán avisando- dice Charlie y comienza a marcharse. - Espera, ¿se va?- le pregunta Jack. -Sí. Ya no me necesitáis- dice como si no le importáramos una mierda y se va. - Larry- anuncia una voz y se abre la puerta de una sala. Aparece una mujer mayor-. Por aquí, por favor. Larry entra la habitación y en la sala en la que estamos reina el silencio. No se escucha nada de lo que pasa en la habitación en la que acaba de entrar Larry, estará insonorizada. - Roxanne- anuncia otra voz y aparece una mujer joven en otra puerta. Luego llaman a Maya. Me quedo a solas con mi primo, a tres asientos de mí. - ¿Cómo lo llevas?- me pregunta rompiendo el silencio. - ¿Que cómo lo llevo?- le miro alzando las cejas-. ¿Tú qué crees? - No sé, se te ve un poco mejor. Y deberías estar mejor. Hay que superar las cosas. Creí que lo habías superado. - Pues no. Entiendo que apenas conocieras a Alex y no sufras por ella pero yo... - ¿Qué no sufro por mi hermana?- Jack se levanta, mirándome, desafiándome-. Era mi hermana- dice destacando cada palabra-. Y sigo lamentando lo que le pasó pero ya lo tengo asumido. En el mundo pasan las cosas por una razón, existe un orden divino, lo que ha pasado, ha pasado porque debía de pasar. Y después de tanto sufrimiento por fin tenemos una bendición, aquí ya no nos ocurrirá nada malo. Estaba a punto de contestarle pero una voz que dice mi nombre me para. - Rachel- dice un hombre mayor, el mismo que llamó a Maya-. Pase por favor. - Eres un c*****o chiflado- le susurro a Jack al pasar por su lado y vuelvo a chocar mi hombro contra el hombro de Maya al pasar por su lado-. Uh, perdón- digo divertida y entro en la sala. - Siéntese. Me siento enfrente del señor mayor, en cuya camiseta tiene una pequeña placa que pone que se llama Paul. Al instante se me viene a la memoria una imagen de los zombis comiéndose al médico del campamento (Paul) bajo la tierra de San Rafael, en los túneles. - Voy a hacerle unas preguntas y quiero que me conteste con total sinceridad. Yo asiento con la cabeza. - ¿Preparada? - Sí, j***r, venga- digo exasperada. - ¿Has matado alguna vez a alguien? - ¿Matar a un zombi es "matar a alguien"? - No, me refiero a una persona. Trago saliva. - No. - Mientes. - No miento. - Sí que mientes. Sé cuando una persona miente. No me hagas ponerte un detector de mentiras. - Vale, he matado a una persona pero solo cuando estaba a punto de convertirse en zombi y solo porque él me lo pidió, me lo rogó. Ni siquiera sé si se había transformado ya o no, estaba en un intermedio. - ¿Él?- pregunta frunciendo el ceño. - Él- digo cortante, no voy a darle la satisfacción de contarle toda la información. - ¿Quién es él? - Él. - Mira, te lo digo por las buenas. Si quieres permanecer en este sitio, respóndeme a todo lo que te pregunte y con sinceridad, ¿entendido? Pienso en decirle que no quiero permanecer aquí pero en el fondo, es lo mejor. No creo que haya sitio más seguro que este. - Entendido- suspiro y le cuento toda la historia desde que me encontré un zombi por primera vez. - Muy bien. Ahora dime, ¿a cuántos zombis has matado? Más o menos, no creo que recuerdes cifras exactas. - Muchos. - Dame alguna cantidad. - Diez, o algo más- respondo, aunque no creo que haya llegado a matar ni a cinco zombis, no lo recuerdo bien. - ¿Eres buena matando zombis? - Sí, y esquivándolos, escondiéndome, despistándolos- respondo tratando de parecer sincera. - Estupendo- dice mientras anota cosas en su libreta-. ¿Qué valoras más en la vida tal y como están las cosas ahora? - A mí misma. Y bueno, a los pocos que aún me importan. Paul asiente y sonríe con una sonrisa nada agradable. - Serás cocinera. - ¡¿QUÉ?!- grito levantándome de la silla y dando un golpe en el escritorio. Para mi sorpresa, Paul se levanta hasta quedar a la misma altura que yo. - ¡Vuelve a sentarte, jovencita, o llamaré a seguridad!- dice alzando la voz por encima de la mía-. Y trata con más respeto a tus mayores. - Pero yo... no sé cocinar- digo mientras me siento, aunque es mentira, sé cocinar perfectamente. Era uno de mis hobbies cuando la vida era normal-. Y te he dicho que soy buena en matar zombis y huir de ellos, y que es muy difícil que me atrapen, soy muy escurridiza y con un poco de práctica dominaré las armas a la perfección. - Y yo te he dicho que soy bueno en saber cuando uno miente y cuando no. Sé también reconocer las habilidades de cualquiera, por eso estoy aquí. Mañana tendrás tu nuevo uniforme en tu taquilla y para tu suerte, no tendrás que levantarte más temprano que los demás, no estarás para el desayuno pero sí para el almuerzo y la cena, dos horas antes hasta que te enseñen a cocinar todos los platos y te evalúen, después solo tendrás que asistir una hora antes. Y nada más, puede retirarse. Con los dientes apretados de frustración, salgo de la habitación y me dirijo hacia la puerta para salir de aquella sala. - Rachel, ¿qué...?- empieza a preguntarme Roxanne pero yo la ignoro y abro la puerta, empiezo a salir pero hay allí un guardia. - Lo siento señorita, pero no podéis salir hasta que os asignen a todos vuestros trabajos. Le pego una hostia en la cara y luego cierro la puerta, dándole en las narices. No sé cómo me he atrevido a hacer eso, quizás sea la furia y la adrenalina. Lo que sí sé es que ahora me recorre el temor de que el guardia abra la puerta y me castigue por lo que he hecho pero la puerta no se abre y suspiro de alivio. - Rachel, ¿estás loca?- me dice Larry-. ¿Quieres que te echen o algo peor? - Fuera estaría mejor que dentro- le digo y me dirijo a Maya-. ¿Cuánto hace que entró Jack? - Segundos después de que tú entraras- me contesta justo cuando se abre una puerta y sale un Jack furioso, temeroso, con lágrimas en la cara. - ¿Qué te han puesto a ti?- le pregunto desde lejos. Él me mira como echando humos por la nariz pero no me contesta. - ¡Jack!- le grito. - Cazador de zombis- dice él. - ¡Yo quería ese puto puesto!- replico. - Y te lo daría si pudiera, yo no quiero salir de aquí, aquí me siento seguro- dice Jack, claramente frustrado-. ¿Qué te ha tocado a ti? - Cocinera. Una mierda. Regresamos a nuestras habitaciones y por el camino me entero de que a Larry le han asignado vigilante del fuerte y supervisor, a Maya profesora de primaria y a Roxanne limpiadora. Se le ve triste, a nadie le gustaría limpiar la mierda de los demás. Me acerco a ella cuando llegamos a nuestro ala. - Tenemos una conversación pendiente- le digo y ella parece comprender. - Vamos a dar un paseo- dice y yo asiento. Salimos del Ala 5 y caminamos por los pasillos del fuerte. - ¿Te puedo llamar hermana?- me pregunta Roxanne. - Tengo nombre. Prefiero que me llames Rachel a que me llames hermana. Y además, me resulta muy raro cuando siempre he creído que era hija única. - Vale- asiente ella. - ¿Tienes hermanos? - Una hermana pequeña. Rubia. La echo mucho de menos. Ni siquiera sé si sigue viva. Espero que sí- dice Roxanne, melancólica. - ¿Y tu padres? - Oh, son muy buenas personas. - Ya, seguro. Me refiero a si sabes si siguen vivos. - Tampoco lo sé- suspira Roxanne. - ¿Y sabes algo de por qué me adoptaron? Es que no sé, es muy raro que me adopten porque no me puedan mantener. Y a Jack por lo mismo. - Mis padres me hablaron de una época en la que prácticamente vivieron en la calle. Somos una familia pobre. Tanto la mía, como la de mi prima Alex- cierra los ojos un momento, probablemente recordando a su rubia prima-. Seguramente fue por eso. Mis padres vivieron en la calle con los padres de mi prima. Y ellos, los padres de Alex, tenían además un niño que tendría unos ocho o nueve años, creo. - j***r, pobres. - Sí, y además no tenían padres ni familiares que pudieran dejarle vivir en sus casas pero eso solo fueron unos meses. Finalmente mi padre encontró trabajo. Su economía fue mejorando, aunque no mucho. Por lo menos se permitieron una casa. Yo y Alex vivíamos juntas de pequeñas hasta que sus padres pudieron pagar una casa propia y se mudaron. Nos iba bien de momento hasta que todo esto ocurrió, salimos corriendo y no volvimos a saber más de ellos. Probablemente, todos estén ahora muertos o convertidos en zombis- dice Roxanne en un tono gélido. - Eso no puedes saberlo. - Pero es mejor no albergar esperanzas. - Eso es cierto- le digo y nos vamos de vuelta a nuestro ala después de recorrer varios pasillos más. El día acaba más deprisa de lo que me esperaba. No vuelvo a ver a Mary hasta que llega la hora de ducharse. Supongo que estaría trabajando fuera. Después de una buena ducha me pongo un pijama que nos han regalado a cada uno. Un pijama azul oscuro, para todos iguales. No es el color de los ojos de Nash pero no puedo evitar acordarme de él. Pero niego con la cabeza y me quito su imagen de la cabeza. Después de cenar, nos vamos a nuestras habitaciones e intento dormirme pero sigo sin conseguirlo, no logro conciliar el sueño y me pongo a escribir por primera vez en el diario que guardo debajo de la colcha de mi cama: puto diario: Este sitio es una mierda, una gran mierda y para colmo yo no quería el trabajo que me han puesto, yo soy capaz de más. No, no, no. Odio a todas las personas de aquí, los odio a todos. Excepto a una chiquilla que me ha caído bien. Menos a ella, los odio a todos, incluso a mi primo. Desde que se fue Nash, nada es lo mismo, yo no soy la misma pero eso es porque me he dado cuenta de lo horrible que son todas las personas, empezando por Jack, que deseó la muerte de mi Nash desde el principio. Mi pobre Nash :''(( cuanto lo hecho de menos, solo pienso en él y solo en él, lo necesito de vuelta a mi lado, no sabe lo que estoy sufriendo en esta mísera vida sin él pero no voy a permitirme llorar más, eso no sirve de nada, tengo que ser fuerte, es lo que él querría que hiciera. Y para quien lea esto en un futuro no muy lejano: este sitio es una gran mierda!!! Y las personas que hay aquí también!!! Prefiero estar fuera matando zombis y vengando la muerte de Nash... LA LLAMA ES UNA GRAN MIERDA, AQUÍ NO ESTAMOS SEGUROS! Después de desahogarme, logro sumergirme en sueños llenos del azul del color del cielo, de los ojos de Nash.  
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