La propuesta.

1927 Words
Zoé Belrose. Dos años atrás. Trabajar para el gran Isaac Ferrara es una ilusión, además, un sueño cumplido. Yo lo admiraba con todas mis fuerzas, solo podía pensar en ese momento. ¿Cómo un hombre de 27 años ha logrado tanto? Este hombre tiene un hotel de cinco estrellas por país. En sus hoteles las estrellas más famosas se hospedan, además de los apartamentos que tiene. Estudie arquitectura en una de las mejores universidades, me regalaron una beca. Entre a la universidad a los 18 años. Terminé la carrera a los 23 años. Leí todo y averigüe acerca de la mejor empresa de construcción del mundo, aplique, pero no sabía lo que me esperaba el día de la entrevista. Los murmullos de las secretarias y otras empleadas me hacen sentir nerviosa. ¿Tengo miedo? Sí. ¿Quiero salir corriendo y esconderme? Sí. —¡Señorita, Zoé Belrose! Una voz fuerte llama mi nombre para la entrevista, su voz me hace temblar y hacerme esa pregunta. Las otras chicas a mi espalda no ayudan. —¡Que comiencen las apuestas! Yo apuesto 300 dólares a que no aguanta ni ocho días —dice una de las chicas. —¿Cuánto duro la anterior? O más bien, ¿quién duró más siendo su secretaria? —pregunto. —La anterior solo duró siete días, querida. —¿Dónde se encuentra la chica ahora? —En terapia, buena suerte, linda. Entro a la entrevista y mis piernas tiemblan. —Buenos días, señor Ferrara. —¿Qué eres? Nunca había visto a una mujer tan fea. —¡Perdón, señor! —Te perdono, se me corto hasta la leche al verte. Ni modo, siéntate en donde puedas. Me siento en la silla frente a él. El escritorio nos separa, pero la tensión se siente en el aire. Es un patán, no esperaba que fuera simpático, sin embargo, no tiene ni un poco de humanidad. —Estás contratada, con lo fea que estás no podrás distraerme. Lo aceptaré por necesidad. —No tengo experiencia, señor. —No me importa, harás todo por mí. Dime tu perfil, rápido. —Zoé Belrose, 23 años recién cumplidos. Tez blanca, recién graduada de una de las mejores universidades, carrera de arquitectura. —Como sea, solo firma y serás parte de la empresa, Zoé. Leo los documentos que están ante mí y que él me pide firmar. Siento el calor subir por mi cuerpo, estoy molesta. —¡Dice que seré, empleada doméstica y secretaria 24 horas al día! Todo lo que me pida lo haré sin objeción. —¿Aceptas o no? Eres la única fea que no me distraerá, además las que usan lentes son más "inteligentes". —No voy a desperdiciar mi carrera, lo siento. Estudie por años. —Está bien, pero no doy segundas oportunidades, me hizo perder el tiempo. Estoy tan molesta. Salgo de la empresa y recibo una llamada de mi madre. —¡Hola, mamá! —Hola, mi amor. —¿Cómo está papá? —El doctor dijo que necesita la operación en la espalda con urgencia, o no volverá a caminar. Siento mucho ponerte en esta situación, hija. ¿Conseguiste el trabajo? Dime que si lo hiciste. ¿Qué hago? Necesito el trabajo. —Sí, mamá. —¡Rafael, nuestra hija consiguió el trabajo! —Nena, tu padre quiere hablar contigo. —Está bien, mamá. —¡Hola, mi preciosa, hija! —Hola, papito, ¿cómo te sientes? —No te preocupes por eso, mi niña. Me siento tan orgulloso de ti. Trabajar en la empresa Ferrara la más conocida y grande. —Papá, tengo que irme, te prometo enviarte el dinero pronto. —Está bien, mi niña, suerte. —Adiós, papá. ¡Maldición, no tengo de otra! Entro una vez más a la empresa, todos me observan, entro sin tocar. —Voy a firmar. —Dije que no daba segundas oportunidades. —Mi padre necesita con urgencia una operación, haré lo que sea, necesito una segunda oportunidad. —Está bien, firma. El contrato que estás a punto de firmar es por tres años. Al menos podre decir que trabajo en la empresa de mis sueños. Firmo los papeles y puedo notar una sonrisa de satisfacción. —Comienzas mañana, Zoé. —Está bien, gracias. Todo sea por mi padre. Tendré 26 años cuando mi contrato termine, aún podré rehacer mi vida. En la actualidad. No sabía en lo que me estaba metiendo, ese bastardo ahora tiene 29 y yo 25 años. Solo faltan un año para que mi contrato termine y lo espero con ansias. —¡Zoé! ¡Zoé! ¡¿En dónde estás?! —¿Qué pasa, Daya? —Dame tu carta, vamos a quemarla junto con las otras. —¿No es ilegal hacer fuego en el patio del edificio? —Quizás, no lo sé. En este momento no importa. —Está bien, iré por ella. Entro al apartamento y busco la carta en mi bolso. La encuentro y la llevo, me siento en el círculo que estamos formando alrededor del fuego. Todos arrojamos la carta al fuego al mismo tiempo. Daya nos entrega una botella de champaña a cada uno. No me importa, todos bebemos y bebemos. Nunca había tomado tanto, pero no me importa. Al día siguiente. Despierto y miro a todos lados. Sostengo mi cabeza con ambas manos. ¡Maldición! Mi cabeza explotará. Estoy en la habitación de Daya. La puerta se abre. —¡Amiga, buenos días! —Daya, no grites me va a explotar la cabeza. Veo a Daya y ella está completamente bien, creo que ella está acostumbrada a beber. —Tu móvil no para de sonar, contesta. Veo la pantalla del móvil con los ojos entreabiertos. ¡42 llamadas perdidas de Isaac! Mi celular suena una vez más y contesto inmediatamente. —¡Ven en este momento a mi casa! Me cuelga. —¿Qué quiere nuestro querido, jefe? —Me grito, dijo que quería verme en este momento. Veo la hora en mi celular. ¡Son las 11 de la mañana! Tendría que estar en la casa de ese imbécil a las diez para la boda. Corro y tomo mis cosas, me despido de Daya y después subo a mi auto. Llego a mi pequeña casa y me doy un baño rápidamente, me hago un maquillaje natural y me visto rápidamente con un vestido violeta de escote corazón, tacones altos y negros. Me aplico un poco de perfume y corro a mi auto. Ese bastardo me va a descontar dinero de este mes. Aún me duele la cabeza, pero con el medicamento que tomé pronto estaré bien. Llego a la mansión y estaciono mi auto. Estoy sorprendida, no hay nadie. No sé mucho de la boda, sin embargo, quizás será privada, solo para la familia Ferrara. La abuela de Isaac está muy enferma, diría que ya tiene un pie en la tumba y su último deseo es ver a su nieto casarse. Pobre anciana, si supiera que su nieto es una escoria. Isaac no tiene padres, murieron hace años cuando él era muy joven. Entro a la mansión y veo a Lana muy preocupada. —Lana, ¿qué pasa? ¿La boda será privada? —Señorita Zoé, no puedo decir mucho, sin embargo, el señor Isaac discutió como nunca con su novia y la sacó del cabello de la casa, ella le suplicaba y negaba todo, pero él se mostró un video y ella le pedía perdón. Tengo que irme, el señor la espera en su habitación. ¡Maldición! ¿Se habrá enterado de la infidelidad? No me importa, me dará mucho gusto. Subo por las escaleras y me dirijo a su habitación, toco y me dice que pase. Él está de espaldas viendo por los ventanales enormes que dan vista al patio. —Siento llegar tarde, jefe. ¿Paso algo? Sé que me gritara, pero en este punto estoy acostumbrada. Él se voltea y me arroja un papel arrugado. Lo recojo y lo leo. Mi corazón se detiene. ¡Mierda! Es la carta, ¿cómo la tiene él? Yo juro que la queme. —Esa no es la factura de mi anillo, ¿verdad? —No, no lo es, jefe. —¿Eso es todo lo que piensas de mí, o te falto alguna otra cosa? Las palmas de mis manos sudan y a la vez me siento fría, es una sensación realmente extraña. —Olvídalo, Zoé. Mi abuela vendrá en tres horas, ella no conocía a Samanta. La empresa últimamente tiene problemas y mi abuela me dejará su herencia con una condición, ¿quiere verme contraer matrimonio? Te casarás conmigo esta tarde. —Está bien, lo haré. Mi cerebro hace clic. —¡¿Qué acaba de pedirme?! ¿Está usted mal de la cabeza? Yo lo odio, lo único que nos une es el contrato que tenemos y no sabe lo feliz que estoy, ya que solo falta un año y esto acabará. —Eres mi única opción, eres fea y ahora estás gorda, pero eres el tipo de mujer que le gustaría a mi abuela. Maldito bastardo. —Él contrató que firme hace dos años estipula que si no cumplo con mis obligaciones iré a la cárcel por tres años, que es la duración del contrato. Le diré. ¡Prefiero la cárcel por tres años que pasar más tiempo del que paso cada día a su lado! Renuncio maldito bastardo. Iré a casa y esperaré a la policía. —¡Zoé, en este momento eres mi única opción! —Pídame una disculpa. —Nunca le pediría disculpas a una gata corriente como tú. Solamente eres una simple criada, corrección, eres mi criada. Me doy la vuelta y estoy a punto de irme. —Zoé. Yo... Lo... siento —¿Le dolió en el hígado, jefe? —Cásate conmigo por un año, espero que la abuela se muera pronto, así podemos divorciarnos antes del año. Este bastardo es narcisista, no le importa su abuela, solo le importa la herencia. Mis neuronas conectan una vez más, una idea hace que mi boca se haga agua como saborear un filete. —Está bien, acepto ser su esposa por un año, pero bajo mis condiciones. —¿Cuáles? —Durante ese año vivirá conmigo, no tendrá empleada y hará todo como yo lo diga y tampoco puede usar sus tarjetas de crédito nada más de ser necesario. Se burló de mí tantas veces por venir de una familia humilde. Una vez me dijo que mi casa era un basurero, entonces usted vivirá en ese basurero. —Seis meses. ¿En serio está negociando? —Ocho y tenemos un trato. Prepárese jefe, en estos meses la corona de príncipe se caerá al igual que su dignidad. Cada cosa que me hizo, cada humillación se la haré pagar con creces. —Llamaré a mi abogado, haremos un contrato, mi abuela estará aquí en dos horas y media. —¿Cree que todo esté listo en tan poco tiempo? —Por supuesto, soy Isaac Ferrara. No un pobre perro como tus amigos. —Una cosa más, esto será un secreto. En la oficina y frente a todos somos Jefe y criada. No sabes lo que te espera Isaac Ferrara. —Ve con Lana y usarás el vestido de Samanta, las maquillistas están abajo, todo tiene que parecer real. Talvez hacen milagros y arreglan un poco tu horrible y desaliñado rostro. La verdad no voy a mentir, estoy emocionada. Me vengaré de la manera más fría y sin piedad. Que comience el juego.
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