II

1615 Words
Matt adoraba la atención que recibía por parte de todas las personas a su alrededor. Las chicas hacían fila por un saludo, los chicos se peleaban por ser su amigo y Matt lo disfrutaba a tope. Aunque debía admitir que ciertas veces se sintió solo, incluso estando rodeado de personas, y detestaba ese sentimiento, porque había un vacío en su pecho, tan grande, que veía imposible que cualquier cosa en la tierra tuviese el poder de llenarlo.   Matt se descubrió a sí mismo buscando a Rickson, el nuevo, en f*******:. Era raro, pero el muchacho le agradó desde el primer instante, desde que interrumpió la charla del entrenador y lo miró como si poco le importara. Y sumaba puntos extra el ser tan buen futbolista. Ashton dominaba el balón como un profesional y Matt... debía admitir que eso le resultaba un tanto excitante.   Sacudió la cabeza con brusquedad frente al ordenador, ¿En qué demonios estaba pensando? No podía ser que un chico lo pusiera así, mucho menos uno tan... A simple vista, opuesto a él. A pesar de que Matt tenía claro que su orientación s****l apuntaba en ambas direcciones, siempre se prometió a sí mismo no fijarse en sus compañeros de equipo, eso ponía en riesgo todo. Cuando Matt encontró el perfil de Ashton, no dudó en enviarle una solicitud de amistad. Era f*******:, Ashton no sospecharía nada y nunca iba a saber cómo se estaba sintiendo Matt; como mucho, pensaría que Matt era ultra amable y quería ser su amigo.   “Ashton M. Rickson ha aceptado tu solicitud de amistad”   La boca de Matt se secó de inmediato. Ashton había respondido asertivamente en un par de minutos y eso lo puso nervioso.   “¿Qué tal?”   La ventanilla del chat se abrió, haciendo sobresaltar a Matt. Ashton le estaba hablando a las dos de la madrugada en día jueves.   “Hey, compañero. Me alegra que aceptaras mi solicitud. ¿Qué haces despierto tan tarde?, tenemos práctica a primera hora mañana”   Matt intentó parecer relajado, cosa que se le hacía difícil, puesto que no podía dejar de figurarse a Ashton en su cabeza, sonriéndole y dominando el balón.   “Uh, no podía dormir. ¿Tú qué haces?” “Lo mismo, he tomado mucho café” “No deberías, compañero, la cafeína no te hace bien ;)”   Matt suspiró. “Tú qué sabes jajaja. Apuesto que tú tomas más café que cualquiera del equipo 8)” “Uh, me atrapaste :(“ “Chico malo”   Matt sintió su cara enrojecer al enviar ese mensaje, estúpido, pensó. Había ido demasiado lejos en una conversación casual con un chico que no conocía en lo absoluto.   “Soy un chico bueno :( lo juro”   Matt sintió un leve ardor en la entrepierna y se obligó a pensar en frío.   “Voy a creerte esta vez. Tú ganas.” “Vale, compañero. Iré a la cama, no quiero faltar a la práctica” “No puedes faltar, eres el co-capitán;)” “Oh, por cierto, gracias por esa fe en mí. No te defraudaré, capitán ;)” “No hay de qué. Buenas noches.” “Buenas noches, compañero:)”   Y se desconectó. Si Matt hubiese sido paranoico, hubiese pensado que Ashton se había quedado despierto solo para hablarle, pero Matt no era paranoico... ¿o sí?   [...]   Ashton despertó dos minutos antes de que el despertador sonara a las seis treinta. Sonrió sin motivo y se estiró en la cama, tratando de espantar un poco el sueño. En cuanto recordó todo lo ocurrido el día anterior, algo en su interior se sintió diferente. Quizás el hecho de que por primera vez era parte de un equipo de verdad, o tal vez el sentimiento que lo acompañaba desde que había visto a Matt por primera vez. Algo extraño, pero vergonzosamente placentero lo invadía al recordar su sonrisa, su torso desnudo al trotar y su pequeña y estúpida conversación en el chat de f*******:. No estaba seguro, quizás era todo eso lo que lo hacía sentir raro, quizás estaba equivocado, así que decidió sacarse de la cabeza a Matt, porque no quería sentirse así.   -        Ash – la voz de Jamie lo hizo saltar frente al umbral del cuarto. – Buenos días. -        Buenos días, J – masculló Ashton, un tanto ansioso. Por alguna razón tenía miedo que de que se le notara que había estado pensando en Matt hacía unos minutos. -        Ya vístete, Trenton nos llevará a la facultad – avisó su amigo. Ash asintió con la cabeza y se dirigió al baño casi corriendo para darse una ducha fría y prepararse mentalmente para su primera práctica de verdad con el equipo.   Cuando los tres estuvieron listos, se montaron en el viejo y destartalado carro de Trenton. Cualquier cacharro era mejor que ir a pie hasta la facultad, además a las chicas parecía no importarles qué clase de carro manejaran los chicos, con tal de que las llevaran a comer y de compras, se veían muy satisfechas. Desesperadas o mediocres, pensaba Ashton. No lograba ver ninguna chica que realmente lo pusiera alerta, o le provocara cosas… Ash había tenido dos novias en su vida, pero ninguna de ellas lo enamoró. No lograba sentirse así con nadie, y le asustaba que las chicas se le acercaran en ánimos de coqueteo y él no pudiera responder igual. Se había dado por vencido hacía poco. Terminaría de estudiar y compraría un perro, no necesitaba otra cosa para ser feliz.   Los tres amigos se separaron para ir a clase. Ashton rodeó los edificios del campus hasta llegar al campo de juego. El día comenzaba a aclararse y hacía un poco de frío. Aston esperaba no parecer demasiado tonto con su ropa deportiva. Ir con pantalones cortos de algodón no era su idea de sentirse cómodo. -      Hola Ash – la voz de Jack lo hizo voltear. Ashton recordó la dura caída del muchacho el día anterior y sintió pena. -      Hola Jack – respondió con la mejor sonrisa que pudo. El resto del equipo iba caminando tranquilamente hasta los vestidores, donde guardaban sus bolsos deportivos hasta que finalizaba la práctica. Jack y Ashton caminaron lado a lado, mientras que Ashton no dejaba de mirar en todas direcciones, esperando no encontrar a Matt. -      ¿Estás emocionado? ¡Yo estoy emocionado! Siempre he amado el soccer. Todavía no me creo que he entrado al equipo – decía Jack, con evidente entusiasmo. -      Pero has quedado en la banca – Ashton frunció el ceño antes de darse cuenta de lo duro que había sonado. La emoción de Jack se desinfló, mostrando una triste cara de decepción. -      Es mejor que nada – suspiró por lo bajo. -      No lo decía así – Ashton intentó corregirse pero era tarde. – Con práctica llegarás a delantero. -      ¿Tú crees? -      Eres un diamante en bruto – mintió, solo porque lo invadía la culpa. Jack se sonrojó y Ashton intentó ignorarlo, mientras ambos entraban al enorme vestidor. Vio a todos ir a sus taquillas, pero él no tenía una aún y no estaba seguro de qué hacer. -      Hey, Rickson – la grave y armoniosa voz de Matt le provocó un escalofrío. Se volteó a enfrentarlo, con una relajada sonrisa en el rostro. -      Matt – se limitó a decir. Matt lucía radiante, algo en él emanaba luz y seguridad. Era la clase de persona que cualquiera quisiera tener al lado en un día lluvioso. -      Ten, la llave de tu taquilla – le tendió a Ashton una pequeña llave de color rojo. Sus manos se rozaron en el intercambio y Ashton no pudo evitar ponerse rojo. Rogó al cielo que no se hubiese notado. -      ¡En cinco minutos los quiero afuera! – gritó Matt, alejándose de Ash, con un montón de amigos siguiéndolo. – ¡Rápido! Ashton miró su llave. 56. Al encontrar su taquilla casi le da un infarto. Estaba sucia y llena de papeles inútiles del ex dueño. Cerró los ojos y contó hasta diez. ¡Cómo odiaba el desorden! Lo ponía nauseabundo. Quitó de un golpe toda la basura y dejó su bolso deportivo, esperando que no resultara sucio después de todo. Se quitó el saco y lo dejó caer en una banca antes de salir junto con los demás hasta el campo de juego. Seguía helando y tenía las piernas medio desnudas. Además odiaba sus piernas. Su día iba mal y no creía que fuese a mejorar con el correr de las horas. -      ¡A correr muchachos! – el entrenador ni siquiera les dio los buenos días e hizo sonar su silbato. Todos echaron a correr alrededor del campo. – ¡Diez vueltas, quiero que suden! -      Ashton – Matt estaba corriendo a su lado. – ¿Encontraste tu taquilla? -      Sí – Ashton no despegó sus ojos del frente. No quería distraerse y caer (en todos los sentidos). -      Levanta más los pies del piso – aconsejó Matt. – Así – le dio un leve empujón a Ash para que lo mirara. – Te acostumbrarás a levantarlos y no podrán hacerte zancadillas. -      Vale – respondió Ashton, haciendo lo que Matt le decía. -      Y no muevas tanto el torso – agregó, como si quisiera que Ashton le siguiera la conversación, pero él no sabía qué decir, la presencia del muchacho lo ponía raro, y no en el buen sentido. – Luego de correr, el entrenador nos hará competir… tú y yo, Rickson. Tiro libre.   -      ¿Por qué? – Ashton tragó saliva mientras aumentaba el paso. -       No sé, lo hace todos los años. Nadie me gana – soltó una risa. -      ¿Y si lo hiciera? – soltó Ash. – ¿Y si yo te ganara? -      Entonces vas a desear no haber nacido – carcajeó Matt, antes de superar la velocidad de Ashton y de la mayoría de sus compañeros. El corazón de Ashton estaba latiendo con demasiada fuerza y no era por el trote.    
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD