DAMIÁN
Abrí mis ojos y al ver a mi alrededor me encontraba en la cama, ¿por qué había soñado con cosas inútiles? Solté un suspiro, soñé con mi pasado, con mi vida antes de ser inmortal, con la manera en la que morí siendo traicionado, aunque técnicamente no esperaba nada de nadie.
Damián, los guerreros que estaban disponibles llegaron. Están esperándote en la sala de reuniones.
La voz gutural, pero amable de Hades me irritó. Ese dios solo hablaba para cosas como estás. Eran pocas las veces que tenía una conversación con él. no supe por qué, pero desde que lo tengo dentro y lo escucho o no lo escucho cuando lo necesito, me irrito. Un dios sin metas, sin ambición era raro. Y me irritaba más porque se parecía a mí.
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– ¿Podrías dejar de caminar por toda la sala? Es frustrante.
Mis dedos volaban sobre mi laptop, por el rabillo del ojo veía a un Caesar paseando de aquí para allá y eso no solo me estaba distrayendo de mi trabajo, sino que también me estaba frustrando. Entre murmullos finalmente hice que nuestro flamante líder se sentara.
En cuanto llegué me di cuenta de las palabras de Hades, sorprendentemente todos los guerreros estaban presentes en la sala de juntas de la mansión de Caesar. Debí haberlo visto venir, después de todo, un compañero perdido hace más de una década volvía y no lo hacía solo, sino que venía con dos almas divinas que proteger. También debí suponer que la ansiedad de Caesar se debía que estaba esperando que una de esas almas sea Nora, no dije nada en un inicio porque debía solidarizarme con el líder, pero ahora que había pasado un tiempo viéndolo ir y venir, me estaba poniendo de los nervios y no podía concentrarme por lo que tuve que intervenir.
– Gracias. Ahora mientras esperamos la llegada de Raelus y las dos almas, podemos no perder el tiempo y avanzar con lo que tenemos pendiente.
– Vaya, casi te confundo con nuestro querido Kaelus, Damián.
Miré a Basil en cuanto este habló, él y yo éramos cordiales, pero no éramos íntimos. Con esa sonrisa falsa y comercial mi instinto me decía que me alejara. En mi experiencia, personas así era mejor mantenerlas lejos.
– Estoy de acuerdo con Damián en querer aprovechar el tiempo, creo que todos tenemos nuestras propias ocupaciones. Así que tus palabras no tienen sentido para mí, Basil. Si tienes otra idea, podemos oírla si así lo deseas.
Kaelus quien seguía leyendo unos documentos mientras decía aquello con cero emociones no notó el sarcasmo de Basil quien solo rio entre dientes y movió la cabeza dando luz verde para poder hablar.
– Bien, según los informes de todos se logró rescatar a un total de cien mujeres, todas ellas con síntomas de desnutrición y anemia yendo de leve a severa según el tiempo que llevaban en encierro, estaban sucias, mal vestidas y muy traumadas en especial con los varones. Tal parece que los soldados hacían cosas de dudosa moral. Tenemos las grabaciones así que en el transcurso de los días podremos identificar a los soldados y, si es posible, ubicar a los contenedores de los titanes que por cierto aun no conocemos. De esas cien mujeres solo tres resultaron ser almas divinas, a las demás se les borró la memoria con éxito.
– ¿Qué se hizo con las mujeres humanas?
Un Caesar más centrado preguntó, agradecí que por lo menos ahora se centrara en lo importante así que no dudé en responder.
– Después de borrarles la memoria se procedió a llevarlas a un hospital de nuestra firma. La historia será que después de sufrir un accidente terrible, perdieron la memoria y fueron presas de una mafia de trata de personas. Fueron rescatadas por un equipo secreto del Estado. Según los informes, se llamó a las familias de todas las mujeres, quienes fueron al hospital. En el transcurso de los días y semanas se tomará seguimiento para poder hacer que esas humanas lleven una vida normal sin recordar nada de lo que vivieron.
– Bien, ¿y en cuánto a las almas divinas?
– Dos de ellas, como ya sabemos, están en camino junto a Raelus. No sabemos más de ellas. De quien sí sabemos un poco es del alma divina encontrada por la dupla de Basil y Elías. Es…Kamila Clark, 27 año, abandonada en un orfanato apenas nació, no fue adoptada así que tomó el apellido de una de las monjas que trabajaba ahí. Apenas cumplió la mayoría de edad empezó a trabajar y a estudiar de manera virtual, pero nunca dejó el orfanato. Hasta hace unos meses trabajó como profesora para el colegio del orfanato, pero misteriosamente desapareció y una de las monjas lo denunció.
– Añadiendo a lo que dice Damián, pude acceder a los registros de la policía, buscando la denuncia original, pero no hay rastro, tengo entendido que la monja y representantes del orfanato iban ocasionalmente a la comisaria para preguntar cómo iban las investigaciones, pero solo les respondían que seguía en investigación. Lo que me hace decir que hay algunos miembros pertenecientes al grupo de Cronos metidos ahí.
– Como Kaelus dice, debemos tener cuidado con nuestros movimientos, si gente de Cronos está metida en la policía puede que nos estén rastreando a nosotros también y por ende podrían saber que ya tenemos a tres almas divinas bajo nuestro cuidado. Lo que nos lleva al siguiente punto, la protección que debemos darles a esas mujeres. Obviamente no podemos dejarlas en un mismo punto o podríamos sufrir un ataque sorpresa.
– ¿No podemos dejarlas al cuidado de nuestros hombres? La verdad es que no veo necesario el hecho que nos encarguemos personalmente de ellas.
Miré a Kaelus con el ceño fruncido y creo que no fui el único. Todos nos quedamos mirando a un Kaelus que se encontraba concentrado con sus papeles. Finalmente, cuando no escuchó nada, alejó la vista de sus papeles y nos devolvió la mirada.
– ¿Qué?
Caesar soltó un suspiro y respondió como si le tuviera que explicar a un niño de cinco años algo obvio.
– Kaelus, las Moiras nos encargaron cuidar esas almas por lo que imagina lo importante que son para nosotros. Nosotros somos los mejores guerreros por lo que estarían mejor protegidas estando bajo nuestro cuidado directo.