El culo de Brooke era increíble, agarrándome y apretándome la polla de maneras que jamás creí posibles. Podría haberme vuelto adicto a ese culo, y en ese momento, sentí que podría haberme follado a ella para siempre. Sabía que eso no duraría, porque el placer que ambos podíamos soportar tenía un límite. Brooke empezó a temblar y a estremecerse de una forma que ya me resultaba demasiado familiar, y la agarré de las caderas para evitar que se cayera. "¡OH, MIERDA, MIERDA, ME ESTÁS HACIENDO CORRER OTRA VEZ! ¡TU COGIDA ANAL ME ESTÁ HACIENDO CORRER OTRA VEZ! ¡SIIIIIIIIIIII, MIERDA!" gimió, sus jugos chorreando por sus piernas, su culo apretándome más fuerte y llevándome al límite. "¡JODER!", grité, llenándole el culo con otra enorme y espesa descarga de mi semen. Caí sobre ella, exhausto, ap

