Capítulo 24.
Lo amo desde que éramos niños.
—Alicia.
Mi corazón late, late fuerte al sentir que podría perderlo; no sé quiénes sean las personas que nos acorralaron, solo sé que no puedo perderlo, no ahora, no porque siento este amor crecer cada día y que, a pesar de su traición, mi corazón se niega a borrarlo.
—No llores, por favor, odio verte llorar. —Me toma de las caderas y no puedo evitar temblar, estoy hecha un manojo de nervios, tanto que no puedo evitar sentir dolor de solo pensar que se vaya y que me deje con esta agonía que cubre mi cuerpo. Los disparos se repiten una y otra vez en mi cabeza; solo me aferro a él, con fuerza lo tomo de la mano, llevándolo al coche donde lo acorralo para que suba.
—Hazlo por mí. —Le digo, insistiendo al ver a sus hombres sacar varias armas que
