- y por eso es que nunca debes de subir al transporte público en ropa interior - termina de contar mi fastidioso vecino con una carcajada al final, aunque claramente le había dicho que iba de afán.
Llegué hace una hora al edificio y si no fuera por este charlatán hijo de la su santísima madre ya estuviera jugando con mi pequeño Kai en nuestro departamento donde no hay ratas habladoras que no se callan ni aunque uno les diga que no quiere escuchar su patética historia de como perdió una apuesta cuando tenía veinte y tuvo que subirse en un autobús público desnudo, pero quienes somos nosotros para juzgar.
- oh que interesante - digo con una expresión aburrida. Me quiero tirar de un puente ahora mismo, ya me atrasé por media hora - yo tengo que... - señalo hacia el pasillo con mi pulgar mientras retrocedía con lentitud - tú me entiendes ¿verdad? - Nick frunce el ceño confundido - ¡nos vemos!
- ¡espera! - me llama frustrando mi escape ¡ya ríndase, señor!
- dime, Nick - sonrio de la forma más falsa e hipócrita que puedo ¡ya quiero ir a ver a mi hijo, joder!
- quería preguntar si estas libre el sábado por la noche - levanté una ceja sin entender qué quería.
¿que si estoy libre? ¿tengo cara de ser una persona desocupada? no me respondan la pregunta.
- era para ver si querías salir conmigo a comer en algún restaurante.
Aaaah, eso, no, no puedo, lo siento, primero porque no quiero, no estoy interesada en salir a comer contigo y segundo porque tengo que cuidar a mi hijo, pienso pero no lo digo.
- lo siento Nick, tengo que cuidar a Kai - trato de sonar amable.
- pero se lo puedes dejar a la señora Smith ¿no? - mi sonrisa tiembla ante su clara cara de fastidio, por esta y muchas cosas es que no saldré con él.
- no, la señora Smith no puede - él me mira con una ceja levantada sin creerme nada. Es hora de utilizar mis dotes de mentirosa - es que los sábados en la noche ella prefiere estar sola para pensar.
- ¿para pensar? - pregunta con incredulidad y yo asiento haciendo una cara de tristeza.
- es que la pobre señora Smith extraña mucho a su esposo los sábados en las noches porque solía ir a cine y esas cosas, ya sabrás lo difícil que es - llevo una mano a mi pecho y suspiro con nostalgia.
Lo siento señora Smith a tiempos desesperados, medidas desesperadas, aunque no era una mentira por completa, la señora Smith si se encierra en su departamento los sábados en la noche, pero es para ver su programa de televisión favorito.
Nick hace una cara triste, al parecer sintiéndose culpable. Este es el momento ideal para huir.
- ¡bueno! - exclamo llamando su atención - yo me tengo que ir, así que como dijo el papá de mi hijo, te abandono.
Antes de que Nick pueda decir algo ya yo estoy corriendo hacia el departamento de la señora Smith. Joder que hombre tan fastidioso.
Llego al departamento de la señora Smith arreglo mi camisa y tocó la puerta dos veces, escucho unos murmullos desde adentro, achico los ojos y pego mi oído a la puerta, lo siento soy una chismosa y algún día me voy a meter en problemas por eso.
La puerta fue abierta de golpe y casi caigo de cara al suelo. La señora S me mira con una ceja levantada y yo sonrío de forma inocente.
- media hora tarde - dice y yo asiento enderezado mi postura, no quiero ganarme un manotazo por la espalda de esta viejita cascarrabias.
- de camino acá me encontré con una rata que no paraba de seguirme - cuento con normalidad y ella ríe mientras niega con su cabeza.
- ya te he dicho que no llames así a Nick - me regala y yo hago un puchero.
- si tan solo supiera el significado de la palabra NO, ya no habría problema con él, estoy a dos pasos de denunciarlo con la policía por acoso - comento de forma distraída mientras trato de ver por encima de su hombro a mi bebé - ¿dónde está el galán?
- ah, tu galán - ella se hace un lado y me deja pasar - hoy se portó muy bien, está comiendo galletas en la sala.
Asiento mientras me quito mis zapatos y los dejo en un estante que está al lado de la entrada.
- ¿estuvieron viendo caso cerrado otra vez? - pregunto al escuchar la voz de la Doctora Polo desde el recibidor.
- ya sabes que es mi pequeña obsesión - miro a la señora S con una sonrisa divertida y niego.
Camino hacia la sala donde está mi hijo muy entretenido viendo a la doctora Polo decirle a un tipo que es un animal, de seguro es mi ex.
- ¡mami! - grita apenas me ve y yo corro a darle un gran abrazo, él hunde su cabecita en mi cuello y comienza a frotarlo con su pequeña naricita.
A Kai le encanta mi aroma, no puede dormir sin el, mi mamá dice que lo tengo mal acostumbrado pero yo no lo creo así, mi pequeñito y yo tenemos una conexión muy especial, él es una partecita de mí y yo soy una partecita de él, así funcionamos.
- mi bebé precioso - dejo varios besos en su cabecita mientras él suspira relajado aspirando mi aroma - ¿cómo te fue en tu día?
- lugué muchiiio~ y Nana hizzzo letas, mami - me cuenta arrastrando sus palabritas, el pediatra dice que a su edad es normal que confunda algunas palabras o le cueste decir algunas.
- ¿sí? - él asiente y yo acaricio mi nariz con la suya sacándole una tierna risita muy tierna.
- ¿vas a cenar, Claudine? - pregunta la señora S detrás de mí.
- no, no tengo... - no puedo terminar bien la frase cuando veo que la señora S pone dos platos de comida en la mesita frente al mueble - hambre.
- estas muy delgada, hija. Tienes que estar saludable para cuidar al pequeñito Kai - abro mi boca para decir algo pero ella levanta su mano y me calla - deja de ser terca y come, sé que estuviste comiendo en el puesto de comida rápida de Brey, no es sano.
Jadeo ofendida, se suponía que era un secreto, Brey es un traidor y un chismoso de primera, aun más que yo.
- Brey es un chismoso - digo rendida, comenzando a comer. La señora S sonríe y toma a Kai en sus brazos mientras yo ceno.
Odio el régimen de esta mujer, es una dictadora por completo, pero su comida es taaaan rica, no me puedo quejar.
Maldición.
...
POV ALEX
La vida de un empresario es difícil, claro que sí, todo gira alrededor de viajes, reuniones, viajes otra vez, estar sentado en una silla de oficina hasta que el culo se te duerma, juntas directivas, más viajes... joder, es muy estresante y aún más cuando eres el jefe, todos los problemas los tienes que resolver tú, pero ni modo, así es la vida de un millonario, sin tiempo para nada.
Si me preguntaran que es lo mejor de tener tanto dinero yo diría que poder, el poder de hacer lo que me plazca cuando me plazca a la hora que me plazca.
No me tomen a mal, no soy un hijo de puta que va por encima de todos pisoteando a quien se me atreviese, pero si me ahorro bastante tiempo dándole dinero a personas para que me dejen pasar primero a comprar una cajita feliz en McDonald's.
Siéntate niño, deja que el maestro hable.
También me encanta que los medios hablen de mí y mí estupenda vida ¿Alex Meyer? Millonario, empresario, inversionista mayoritario en C.B, aventurero y todos las categorías las que estoy y en las que estaré.
Quien me conoce sabe como soy, un tiburón en los negocios, un maestro en tomar oportunidades y también un gran amante de los gatos, joder, amo mucho a los gatos, pero ese no es el tema.
Nadie se hace millonario de la noche a la mañana y pues a mí me tocó desde abajo, mis padres eran muy pobres y me tocó trabajar desde temprana edad para costear mis estudios. Mi padre era zapatero y mi madre trabajaba limpiando casas, con lo que ellos ganaban apenas y alcanzaba para costear los servicios básicos y la comida, muchos días fuimos a la cama sin probar bocado alguno, pero nunca me rendí, conseguí un trabajo de medio tiempo en una panadería y con lo poco que ganaba lograba pagar mis estudios y los de mi hermana menor, el dueño de la panadería me regalaba los panes viejos y con eso comíamos cuando a mis padres le iba mal sus trabajos, poco a poco fuimos mejorando.
Gané una beca en la universidad para estudiar administración de empresas, no era lo que yo quería estudiar, pero no desaproveché la oportunidad, hice mis pasantías en una empresa conocida de bienes raíces, me quedó gustando así que decidí crear C.B, no fue fácil al principio pero con insistencia y apoyo necesario fuimos avanzando hasta ponernos en el puesto número uno, así es alabenme, soy genial.
- señor - la voz de una mujer me saca de mis pensamientos. Levanto mi mirada un poco aturdido encontrándome con una bella azafata de cabello castaño.
- ¿dígame?
- el capitán mandó a que todos se abrochen los cinturones, en diez minutos aterrizamos - dice ella con una sonrisa coqueta.
Asiento ante sus palabras y me abrocho el cinturón sin decir nada más. No voy a negar que la chica está como quiere y tengo unas ganas enormes de corresponderle a su coquetería, pero no le voy a faltar el respeto en el trabajo, mi mamá crió de todo menos a un patán irrespetuoso, aunque si ella toma la iniciativa una vez que salgamos del avión y no esté en turno ¿Quién soy yo para negarme? soy un tipo guapo, estoy muy consiente de eso, esta cara a enamorado a media New York.
Aunque esto de ser heterosexual es muy difícil cuando los medios de comunicación se han encargado de decirle a todo el mundo que soy gay, no sé quién fue, pero lo encontraré y lo haré pagar... Aunque tengo una leve sospecha de saber quién fue.
- queridos pasajeros, les habla su capitán, les informo que ya aterrizamos en New York, por favor tomen sus malestar y bajen de avión de la forma más ordenada posible.
Nos avisa nuestro querido capitán y todos nos levantamos de nuestros asientos como si tuviéramos un resorte en el culo. Espero a que llegue la azafata para que me haga el favor de pasarme mi equipaje ¿si no supe abrir el compartimento cuando me subí qué les hace pensar que lo puedo abrir ahora que me voy a bajar?
- ¿necesita ayuda, señor? - me pregunta misma azafata de antes.
- sí, es que no sé cómo abrir el compartimento - confieso y no puedo evitar sonrojarme, esto no es típico de un empresario como yo.
- claro, ya le ayudo.
Ella se empina un poco y presiona el botón, el compartimento se abre y voltea a verme con una sonrisa.
- ¿algo más, señor? - pregunta con ese tono qué hace dudar si en realidad está siendo amable o está coqueteando conmigo. A la mierda la vida es una sola.
- tu número de teléfono, si es posible - digo con un tono de voz más grave al mío y le extiendo mi teléfono. Ella sonríe con coquetería, toma mi teléfono y teclea unos números para luego dármelo de vuelta.
- estoy libre de seis a nueve - dice y muerde su labio con sensualidad.
- espera mi llamada, linda - salgo del avión con una sonrisa triunfal en mis labios.
Levanto una ceja cuando diviso a mi mejor amigo detrás del cristal que separa la pista del aeropuerto, él me saluda con energía y lo miro con seriedad, al parecer lo nota porque me ha dejado de saludar y se ha encogido en su lugar, así es hijo de puta te tengo en la mira.
Jake Smith, mi mejor amigo desde que estábamos en la escuela secundaria, Jake era el tipo buena onda divertido que siempre enamoraba a las chicas de la escuela y luego la dejaba como si nada, tuve varias peleas con él por eso hasta que dejó de hacerlo y se enfocó en sus estudios, aparentemente. Los dos entramos a la universidad a estudiar lo mismo, claro que a Jake le pagó la carrera su papá mientras que yo iba becado.
Es un buen tipo aunque inmaduro para ser mayor que yo por año.
- ¡amigo! - exclama apenas que me acerco a él. Dejo de me abrace porque qué más da, no puedo enojarme con este idiota.
- clase económica ¿en serio?
- dijiste que querías estar aquí a primera hora y esos eran los únicos espacios disponibles - se excusa y yo suspiro, al menos hizo buen trabajo en conseguirme el boleto lo más pronto posible - ¿cómo te estuvo todo en Rusia?
- ¡horrible! - exclamo con dramatismo - esos tipos querían que estuviera bebiendo vodka y no es que odie el vodka, lo amo, pero en el desayuno no.
Jake ríe entre dientes y toma mi equipaje escuchando como me quejo de todo el viaje, la verdad es que no estuvo tan mal, las personas eran muy amables y ni se diga de los pequeños ligues que me conseguí por ahí, pero soy un hombre de drama, me encanta, por el es que vivo así que tengo que exagerar todo, me sentiré incompleto si no lo hago.
- ¿cerraste contrato con los rusos? - pregunta Jake una vez que estábamos dentro del auto.
- ¿por quién me tomas? - pregunto simulando ofensa y Jake rueda los ojos - claro que lo cerramos, también convencí a uno de comprar el edificio ese que estamos vendiendo desde hace un año.
- ese edificio a tenido una mala racha - comenta Jake con una sonrisa y yo asiento. Abrí mi boca para decir algo más, pero el teléfono de Jake me interrumpió. Veo que hace una mueca al ver el número y contesta - ¿sí? ¿aló?
Levanto mi oreja para escuchar mejor la conversación que está tendiendo mi amigo, pero no escucho nada ¿con quién estará hablando tan exaltado?
- ¡ya le he dicho yo voy a comprar ese edificio! - levanta un poco la voz y me sorprendo, Jake nunca levanta la voz, ni cuando me pongo estresante por el trabajo - ¡mire mañana mismo iré personalmente a hablar con usted!
Y con eso colgó el teléfono.
- ¡joder! - suelta con frustración.
- ¿me contarás qué pasó? - pregunto apenas veo que se calma un poco.
- el dueño del edificio donde vive mi mamá vendió el edificio al banco y ahora el banco lo quiere demoler para reconstruir un maldito spa - gruñe.
- oh, eso es un problema, tu madre ama vivir ahí - él asiente - ¿viajarás mañana a San Francisco?
- sí, así aprovecho y visito a mi mamá hace mucho que no la veo.
- debe de sentirse muy sola, después de la muerte de tu papá.
- no creo, según lo que me dijo la última vez está cuidando al hijo de una de las inquilinas del edificio por las tardes mientras la chica va a la universidad.
- no estará tu mamá sobre esforzándose ¿verdad?
- ella dice que el niño es un pan de Dios.
- como sea, te acompaño - digo decidido y Jake me mira con una ceja levantada.
- ¿me acompañas? - pregunta con incredulidad.
- ¡claro! - exclamo - no tengo nada que hacer, tengo dos meses libres y quisiera relajarme un poco.
- no te creo, tú nunca te relajada ¿qué te traes entre manos? - pregunta con desconfianza.
- nada - respondo de forma inocente.
- Alex - gruñe.
- ok, ok, me han contado que en San Francisco hay buenos lugares de bienes raíces, me gustaría invertir ahí - me encojo de hombros.
- ¿por qué no simplemente me contaste y ya?
- sabes mis reglas, nunca digo mis planes en voz alta para que resulten ¿cierto, Julian? - le pregunto a mi chofer y este asiente - Julian lo aprueba.
- Julian aprueba todas las pendejadas que dices.
- me ofendes, pero te voy a ignorar, porque eres un grosero que no sabe nada de modales - Jake tuerce sus ojos - ¿a qué hora salimos mañana?
- a las seis.
- por favor que esta vez sea en primera clase, la comida de la clase económica no es tan buena - le dijo mientras tecleo algo en mi teléfono.
- tú comes en McDonald's - dice y yo levanto mi vista para verlo.
- ¿y?
- ya sabes lo que dicen de McDonald's que hacen las hamburguesas con carne de.... - tapo mis oídos inmediatamente, ya sé lo que dirá.
- ¡yyyy no te oigo soy de palo y tengo orejas de pescado! ¡AAAAAAAAH!
- Qué infantil - se queja ante mis gritos.
Dejo de gritar cuando mi teléfono suena de nuevo y sonrío triunfal cuando veo el mensaje en el.
"estaré ahí a las siete"
- ¿alguna folla-cita?
- oh yeah.
Espero que San Francisco ni me decepcione, estaré muy feliz sí encuentro esos lugares de los que me hablaron, claro que sí.