Capítulo 2

2213 Words
Daniel hace tres años que vive sin vivir, hace tres años que solo existe, tres años que ha pasado por diferentes etapas, hace tres años que es un hombre roto, incompleto, cuando todo aquello pasó intentó no creerlo, no creía a Anna capaz de todo lo que hizo, pero las pruebas hablaban solas, por más que intentó razonar, analizar todo, se dio cuenta de que solo Anna podía hacer lo que hizo. Lo peor fue darse cuenta de que nunca la conoció, de que estuvo ocho meses amando más que a su vida a una desconocida. Ha sufrido como un condenado, pues a Anna la tenía metida en la piel, no había manera de sacarla de su cabeza, ni de su alma, todavía no lo hace, solo que el tiempo se encarga de guardar los sentimientos y enseñarte a vivir de una manera diferente. El no pidió amarla como lo hizo, al principio solo le gustaba y quería hacer lo que siempre hizo, enamorarlas, llevarlas a la cama y luego de la euforia del momento, la continuación de la vida, pero Anna se le metió  muy dentro, la necesidad que tenía de ella era como una enfermedad, quería sentirla a cada segundo, tanto que muchas veces piensa que no habló antes con sus padres de la relación, no por miedo a que no la aceptaran, sino a que solo la quería para él y sabía que en el momento que todo el mundo se enterara sus vidas no sería la misma. –Daniel ¿Qué te pasa? Debería estar feliz dentro de poco te casas. –Pregunta su padre entrando a la oficina, porque Daniel está lejos, metido, como siempre que está solo en sus pensamientos. –No me pasa nada papá, estoy bien. –Contesta Daniel. –Hijo, ¿Aún sigues pensando en ella? –Pregunta don William mirando preocupado a su hijo, él lo sabe todo, Daniel le contó de la relación después que Anna entró a la cárcel. –Nunca dejaré de hacerlo papá, Anna siempre será mis frases inacabadas, –Hijo no te hagas más daño, intenta vivir tu vida, Alexa es una buena mujer, con ella puede tener un hogar, estabilidad, una familia. – ¿De qué me sirve todo eso papá? Si en cuanto estoy solo, pienso en ella, la añoro a ella, Anna nunca se me saldrá de la piel papá, tengo la sensación de que siempre voy a ser un hombre desgraciado. –Pero no puedes basar tu felicidad en una persona falsa, mentirosa y encima una ladrona, Daniel, al final aunque la quieras nunca será feliz porque esa sombra los acompañará siempre. –Lo sé papá, tú sabes que jamás he sabido de ella, que en cuanto pasó todo aquello, me fuí de Nueva York, no quería vivir ese proceso del juicio y todo lo que pasó, pero eso no quiere decir que no me haya dolido. –Recuerda que nosotros tampoco lo vivimos, nuestros abogados se encargaron de todo, al final está donde tiene que estar hijo, pagando lo que hizo en una cárcel. – ¿Sabes que muchas veces he pensado en dar lo que me pidan tan solo para verla aunque sea de lejos? –Pregunta Daniel con los ojos llenos de lágrimas. –No lo hagas hijo, intenta ser felíz con lo que tiene, cásate con Alexa, dame nietos y empieza a vivir tu vida de verdad, sin mentiras, sin complicaciones. –Lo haré papá, me casaré con Alexa, pero solo porque creo que es lo correcto, lo demás no sé si logre hacerlo. –Tienes que intentarlo hijo, esa mujer está en la cárcel y ahí se quedará. –Te equivocas papá, la condenaron a cuatro años, le queda menos de uno para salir. – ¿Cómo pasa el tiempo no? Parece que fue ayer que vivimos el caos que provocó en la empresa. –Para ti quizás papá, pero a mí me parece un siglo desde la última vez que fuí realmente feliz que el mundo me cayó encima. –Bueno, pero mi familia y la empresa están a salvo, tú estás a salvo y eso es lo único que me importa. –Responde el señor William dirigiéndose a la salida. – ¿De verdad estoy a salvo papá? ¿De verdad se puede salvar un corazón que no tengo, porque el que tenía se lo ha llevado ella? –Daniel hace las preguntas a una habitación vacía, su padre ha salido de la oficina, por lo que las preguntas se quedan en el aire sin una repuesta que nunca llegará. –Daniel, podemos hablar un momento. –Es Alexa, que como siempre entra sin llamar. –Alexa ¿Por qué no tocas la puerta? puedo estar ocupado. –Inquiere Daniel enfadado. – ¿De verdad quieres que tu novia toque la puerta? –Pregunta Alexa extrañada. –Alexa siempre lo hace, siempre entras sin llamar, cuando no éramos novio también lo hacía. –Recuerda Daniel, porque una vez que estaba en su oficina besando a Anna por poco los pilla, bueno tampoco sabe si llegó a verlos, no tenía que rendirles explicaciones a nadie. –No me acordaba, perdón, no lo haré de nuevo. –Se disculpa, pero Daniel sabe que lo seguirá haciendo, no es una disculpa sincera. – ¿Para qué me buscaba? –Pregunta Daniel cambiando la conversación. –Es que como no hemos hablado donde viviremos cuando nos casemos, te quería decir que no es necesario que hagamos ningún gasto, podemos vivir en tu apartamento que tienes cerrado en Upper East Side. – ¿Qué? –Pregunta Daniel cabreado. –Que podemos viv… –Ya sé lo que has dicho, pero en ese apartamento no vamos a vivir. –Daniel pero si lo tiene cerrado y el barrio me encanta, es uno de los mejores barrios para tener una familia. –Me da igual que te encante, en ese apartamento no viviremos, busca uno donde quiera, pero ese no. –Pero… –No hay peros Alexa, a ese apartamento no entrarás ni tú, ni nadie. Ahora déjame trabajar. –Pide Daniel olvidándose que la tiene delante, a ella no le queda más remedio que volver a su oficina, pero suerte que Daniel no levantó la cabeza para ver su cara, porque Alexa vomitaba fuego y espuma. El apartamento en cuestión es el que tenía Daniel cuando estaba con Anna, ella ha sido la única mujer que ha entrado allí, sabe que algún día tendrá que deshacerse de ese apartamento, que no se puede vivir de recuerdos, pero está seguro que nunca llevará a ninguna mujer a vivir allí y menos  a Alexa, ni siquiera él vive allí, después de todo lo que pasó se fue de viaje y cuando volvió no pudo soportar los recuerdos, hasta que un día cansado de tanto llorar  decidió irse a vivir a otro con la intención de venderlo, pero jamás ha podido hacerlo, cada vez que lo piensa siente que está matando el único recuerdo de cuando fue realmente feliz, y allí aún conserva algunas cosas personales de Anna que se iba dejando. Todo está intacto, algunas veces va, pero todo está igual, nunca ha cambiado nada, le paga  a una señora para que lo mantenga limpio y lo ventile de vez en cuando y él cuándo quiere emborracharse y vivir de recuerdos, se va allí, ese sitio se ha convertido en su escape y piensa seguir manteniéndolo, es su lugar preferido, pero no para vivir solo, o con otra persona, porque su intención siempre fue ser feliz allí, formar una familia con Anna, a ella también le encantaba, decía que si algún día tenían hijos le gustaría que crecieran allí. Se pierde en los recuerdos. Fue una noche que Anna se quedó a dormir.  Un sábado se fueron de fiesta y Daniel había tomado, por lo que no era plan coger el coche y llevarla  su casa. –Daniel espera, voy a llamar a mi hermana, le diré que me quedo. –Perfecto te tendré para mi solito esta noche y mañana domingo. –Susurra feliz. –Sssss. –Murmura Anna para que se calle, mientras espera que su hermana coja el teléfono –. ¿Susam? me voy a quedar en casa de mis amigos, hemos tomado y no vamos a conducir así. –Me parece perfecto, es lo mejor si han tomado. –Mañana como es domingo, vuelvo en la noche, me quedo aquí todo el día. –De acuerdo, nos vemos en la noche, cuídate Anna, no tomes mucho. –Lo haré. Te quiero. –Yo también. –No lo puedo creer. –Expresa Daniel tambaleándose –.No puedo creer que esta  noche que te quedas conmigo yo esté como una cuba. –Por eso ahora nos vamos a dormir y mañana tenemos todo el día, para lo que se te antoje. –Dicho así, suena fenomenal. –Expresa Daniel abrazándola. –Mi amor, no todo se resume al  sexo, también me gusta estar contigo en silencio, solo mirándote y llenando mis neuronas de ti. –Murmura Anna en su oído –.Ahora vamos a dormir, me encanta tu casa y tu cama. Se fueron a la cama, pero por la mañana Daniel se despertó con ganas de guerra, no todos los días podía tener a su amor para él solito durante un día entero y ya que no pudo aprovechar la noche, pues tendrá que hacerlo con el día. Daniel retira las mantas y se queda observándola, su mujer es una belleza y sí, que carajos, es su mujer, suya para siempre. –Tus tetas han sido lo mejor que le han hecho a mi boca. –dice obnubilado. – ¿Qué espera para comprobarlo? –Responde Anna enamorada. La mirada de Daniel es tenebrosa, llena de pasión, su erección está rozando el abdomen de Anna, ella quiere que se la meta, pero él tiene otros planes, de hecho con sus tetas. Las acaricia suavemente, toma cada una con sus manos, los acerca a su boca y los saborea a conciencia. Anna emite un grito desesperado, se abraza más a Daniel y empieza a acariciarle su pene, mientras Daniel sigue deleitándose con sus tetas. –Termina lo que has empezado. –Murmura Daniel llevando la mano de ella a su erección. Está dura, está como una piedra. Daniel deja de prestarle atención a sus tetas y empieza a devorarle la boca a la vez que acaricia su sexo, Anna está muy mojada y si Daniel sigue así, se va a derramar. Daniel  cambia de posición, decide colocarse en su espalda, desde allí tira su cabeza hacia atrás y le sigue comiendo la boca, a la vez que le sigue acariciando su sexo, realiza un intenso masaje en su masa púbica y Anna está a punto, a punto de derramarse en las manos de Daniel, de su amor, Daniel aumenta el ritmo, Anna empieza a gemir, a gritar y se corre fuerte, Daniel se queda mirándola, no deja de mirarla, es la imagen más bonita que ha visto en su puta vida. Anna sigue masturbándolo, ella se acaba de derramar, pero Daniel no, él sigue meneando sus caderas al ritmo de la mano de Anna y con un movimiento brusco de su cadera se corre en las manos de ella como un adolescente. –Ahora dame unos segundos que te la voy a meter hasta el fondo, es la única manera que siento que eres realmente mía. –Soy tuya, Daniel, para siempre. – ¿Eso significa que serás la madre de mis hijos? –Pregunta ciego de pasión. –Eso significa que tendremos una familia, y esta casa me gusta para criar a nuestros hijos, es un barrio tranquilo, seremos una familia Daniel, yo quiero que lo seamos. –Yo también mi amor, yo también quiero tener una familia contigo. –Maldita mentirosa, nunca fue tu intención tener hijos conmigo, tu intención siempre fue dejar mi empresa por los suelos y robarme. –Dice al aire, porque está hablando solo, no hay nadie en la oficina. –Esto es lo que soy, en esto me has convertido, en una triste versión de mí mismo, en un triste hombre que se casa solo para complacer a la familia y no sentirse tan solo. ¿Quién me diría tres años atrás que estaría comprometido con Alexa para casarme? con una mujer que no amo, pero que ha sido la única que no me ha dejado solo y que ha soportado mis mierdas, mis diferentes estados de ánimo, quien nunca le ha importado que me vaya con otras, que dice que me ama tanto, que ella amará por los dos y encima amiga de mi madre, cosa muy difícil de conseguir. –Ojalá y me ayude a olvidarla, ojalá y algún día pueda amarla por lo menos la mitad de lo que amé a Anna, ¡Dios ayúdame! –Es una plegaria, una llamada de desesperación, Daniel está desesperado, no sabe cómo ha podido vivir todo este tiempo sin ella, pero también sabe que tiene que seguir aprendiendo, porque nunca  tendrá lo que tuvo hace tres años, porque la vida está compuesta de pérdidas, pérdidas que nos hacen más miserables y menos fuerte.
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