Daniela es una niña hermosa, tiene mucho de su padre, los ojos, la boca, el pelo, la forma de mirar de Daniel, Daniela es su padre, pero en versión pequeña, de su madre solo tiene uno que otro gesto, pero hasta el pelo lo tiene n***o como el padre. Todo esto le da mucho miedo a Anna, no quiere que nadie relacionado con la familia Campbell conozca a su hija, aunque su hermana la ha protegido muy bien, de lo que está sumamente agradecida.
– ¡Mamá!!! –Grita Daniela corriendo hacia su madre, ella sabe que Anna es su madre y que Susam es su tía, que la cuida mientras su madre esta fuera.
– ¡Hey! Princesa ¿Cómo estás? –Murmura Anna con los ojos llenos de lágrimas, siente un dolor inmenso por no estar con su hija, pero sabe que hizo lo correcto, una cárcel no es lugar para criar a una niña, por ello prefirió que se la llevara su hermana en cuanto Daniela cumplió un año, no quiere que su hija se entere nunca que nació en una cárcel y que su primer año de vida lo pasó encerrada.
– ¿Por qué lloras mami? –Pregunta su hija pasando sus deditos por la cara de Anna.
–No lloro cariño, solo se me ha metido algo en el ojo, mamá está feliz de verte, cuéntame todo lo que has hecho.
–Jugar, comer, la tía Susam me lleva al parque y ya soy mayor, hago pis en el baño.
– ¡Bravo! Mi niña se está haciendo mayor, ahora mamá necesita un abrazo de esos que tienes guardados y que llegan hasta el cielo.
– ¿Cómo se está portando? –Pregunta Anna a Susam.
–Muy bien, aunque no se parezca, tiene mucho de nosotras, es súper inteligente, de la guarde no tengo ninguna queja.
–Mamá, ¿vas a venir con nosotras? –Pregunta Daniela.
–Muy pronto cariño, muy pronto estaremos juntas para siempre. –Responde Anna abrazando fuerte a su hija.
–Mamá, me estás haciendo pupas. –Se queja Daniela del abrazo de su madre.
–Perdón cariño, perdón, pero mamá, necesita un abrazo fuerte para sanar algunas pupas que tiene.
–Tengo que contarte algo. –Informa Susam mirando a Daniela, no quiere que escuche nada, los niños son como esponja que todo lo absorben y ya Daniela ha sufrido muchas pérdidas.
–Ahora viene Andrew, y podremos hablar mientras él entretiene a Daniela, ¿Es grave? ¿Se trata de Daniela? –Pregunta Anna preocupada.
–No, no es grave y se trata de mí.
–Pero dime, ¿Andrew sigue enamorado de ti? – Pregunta Susam, Andrew es el abogado de Anna, a partir del momento que se hizo cargo de su caso, y después de escuchar la versión de Anna, decidió creerle y sabe que la trampa que le pusieron fue implacable, era una empresa con una buena situación en el mercado, una empresa millonaria contra una chica que lo único que tenía era el amor por uno de los dueños de esa empresa.
–Si. –Contesta Anna. –.Andrew es una de las personas más buena y generosa que he conocido, pero nunca le haré daño, yo estoy encerrada, y sé que jamás podré amar a nadie, para que eso suceda tengo que curarme, porque mi alma está llena de odio, de rencor y así es imposible dar amor.
– ¿Para qué viene ahora? ¿Hay algo nuevo que yo no sepa? –Pregunta Susam.
–La última vez que vino a visitarme me dijo que haría un recurso para que me reduzcan los nueve meses que me quedan para completar mi condena, pero yo no me hago ilusiones, estoy preparada mentalmente para estar nueve meses aquí, después que se cumpla ese tiempo estaré lista para salir a la calle, buscar a los responsables de quitarme cuatro años de mi vida, y de que mi hija haya nacido en una cárcel. –Finaliza Anna con rencor.
–Anna, para eso también necesitarás a Andrew, no podrá hacerlo sola, recuerda es el poder contra nosotras que no tenemos nada.
–Lo sé, pero también recuerda que ya no soy esa tonta enamorada que vivía de suspiros y en un mundo que ella creía perfecto, pero que en realidad estaba lleno de mierda.
–Yo también quiero que limpies tu nombre, por nosotras, por Daniela, pero hay que hacer las cosas bien. ¿Me lo prometes?
–Te lo prometo.
– ¡Hola! –Saluda Andrew acercándose a las hermanas –. ¡Hola monstruito! –Se dirige a Daniela.
–Hola tío Andrew ¿Jugamos con mi muñeca? Mira le he quitado la ropa, ahora tenemos que ponérsela de nuevo.
Anna le hace señas que juegue un momento con ella, para poder hablar con su hermana, le preocupa lo que tiene que decirle.
–Claro que sí, pero yo no sé vestir a nadie, ¿Me enseñas? responde Andrew llevando de la mano a Daniela a otra silla.
–Ahora dime eso que me querías contar. –Pide Anna a su hermana –.Tenemos tres minutos, que es lo que tardará Daniela en aburrirse.
–Ethan y yo nos estamos divorciando. –Informa Susam a su hermana.
– ¿Y eso? –Pregunta Anna confundida –.Vosotros erais la pareja perfecta.
–Sí, eso fue antes, salíamos mucho, yo solía acompañarle, pero en el último año no lo he hecho, por lo que él empezó a hacerlo solo y conoció a otra.
–Susam me estás diciendo…
–No te estoy diciendo nada, no me arrepiento de nada, tú y mi sobrina sois mi familia, y lo volvería a hacer de nuevo, porque sé que eso es justo lo que tú harías por mí. Si Ethan no lo comprendió, lo mejor que ha hecho ha sido irse con otra, porque ese tipo de persona no la quiero en mi vida.
–Te quiero Susam y lo que estás haciendo por Daniela no se me olvidará nunca.
– Es mi sobrina, y la amo.
–El tiempo se agota y aun me queda hablar con Andrew ¿Te quedas y escucha lo que me quiere contar? –Pregunta Anna a su hermana.
–Claro que sí. –Responde Susam, mientras que Anna llama a Andrew
– ¿Daniela puede escuchar? –Pregunta Anna dubitativa, no quiere que su hija escuche malas noticias.
–Si. –Contesta Andrew –. Esta es la mejor noticia que te puedo dar, han reducido seis meses de condena, por lo que en vez de nueve meses solo te quedan tres. –Informa Andrew riendo.
– ¿No estás bromeando verdad? –Pregunta Anna mirando seria a su abogado.
–Para nada, te quedan exactamente noventa días de cárcel Anna.
Anna y su hermana empiezan a llorar, se abrazan fuerte, Daniela no sabe porque se abrazan, así que ella también decide abrazar a su madre y a su tía.
– ¿Y cómo lo has logrado Andrew? –Pregunta Anna, pues aún no se lo cree.
–Presenté un recurso, demostrando algunos hechos, como tu conducta en la cárcel, los trabajos que ha realizado, en fin que no se me quedó nada, lo han visto y la han aceptado.
– ¡Gracias Andrew! Sé que ha sido el mejor abogado que he podido encontrar, porque no lo tenías muy fácil. –Anna se acerca y le da un beso en la mejilla, en agradecimiento a todo lo que ha hecho, sabe que Andrew ha hecho mucho más que un abogado cualquiera.
– ¿Dónde anda la princesa más guapa de este mundo?
– ¡Tía Maite! –Responde Daniela.
–Si princesa, soy tu tía Maite, que ha venido a darte un beso de esos gigantes que tanto te gustan.
–Ahora ya no me gustan tanto, tía.
– ¿No? ¿Y qué hago yo con este beso gigante?
–Bueno dame uno, solo por esta vez.
–Gracias cariño, te quiero.
– ¡Yo también!
– ¿A qué se debe tanta alegría? –Pregunta Maite mirando sus caras y haciéndose la desentendida en las señas de la policía para que regrese a su asiento con su abogado.
Anna le hace un resumen rápido de su situación y Maite por un momento se pone triste, pues sabe que dentro de poco su amiga ya no estará, también tiene claro que una cosa es la cárcel y otra es fuera, quizás cuando esté fuera Anna no se acordará de ella, pero sonríe, está feliz por su amiga y quizás ella solo se está imaginado cosas.
–Me alegra mucho Anna, de verdad. –Asiente mirándola.
–Lo sé amiga, créeme que lo sé. –Maite se va, tiene los ojos aguados, se alegra de corazón por su amiga, pero ahora se quedará sola o ve tú a saber a quién tendrá de compañera de celda.
¡Adiós tía!
–Adiós princesa. –Se despide Maite, porque la policía que vigila la sala le está ordenando que vuelva a su sitio, pero no es tanto por eso que se va, la orden de la policía se la pasa por el forro, lo hace porque a su amiga le hace falta tener a su hija con ella y sabe lo importante que es para Anna abrazarla y más hoy con lo que está viviendo.
Maite también quiere a esa niña con locura, Daniela vivió el primer año de vida con ella y su madre, eran dos mujeres y un bebé en unos cuantos metros cuadrados, tuvo que vivir junto a Anna los desvelos cuando Daniela estaba malita y no podía dormir, tuvo que vivir el dolor de Anna cuando llegó el día de entregar su hija a su hermana, Maite nunca antes había sido dada a tener amigas, pero siente que Anna es más que eso, porque lo que han tenido que vivir las mantendrá unidas para siempre, o eso espera. Uno de los objetivos de la prisión es reeducar y reinsertar a las personas y Maite nunca se arrepentirá de lo que hizo, porque ese desgraciado se merecía eso y más, pero si el encierro ha servido para conocer a Anna y a Daniela, ¡Bendita reinserción!