Bosque de Cuervos

3020 Words
Capítulo 2 Lunes 29 de agosto de 2022 – En la noche Mi primer día en Cordelia ha estado bien… pese a todo. Cuando llegué a este lugar solo podía pensar en una cosa: Paz y tranquilidad. No me malinterpreten, me tomo muy en serio mi rol como princesa heredera, pero eso no significa que no quiera un momento de paz y tranquilidad de vez en cuando. Al iniciar el día estuve lográndolo, tener un día relajante, uno en donde no tuviera que preocuparme tanto en mi peinado o en mi vestimenta, solo yo y la naturaleza ¡Incluso pude ver a Lorcan! Lo cual iluminó mi día de muchas formas ¡Pero todo se tuvo que venir abajo en la forma de una pila de ladrillos rotos! Fue mi culpa, lo admito, no me di cuenta por donde estaba caminando y al andar tan ensimismada hizo que no me diera cuenta de lo que sucedía a mi alrededor y causé un increíble desastre ¡Y ahora me siento culpable! Quizá por eso es que no me molestó para nada que ese chico del arete me llamara “idiota” ¡Sobre todo porque me salvó la vida de una tacleada! ¿Cómo puedo enojarme con alguien que me salvó la vida? Y él tiene toda la razón de enfadarse conmigo, es decir… ¡Por mi culpa se arruinó lo que sea que su padre estuviese haciendo! Y no solo eso, sino que por mi culpa el hombre tendrá que correr con las consecuencias ¡Tendrá que correr con las consecuencias causadas por mi descuido! Y eso es lo que me tiene intranquila esta noche escribiendo este pasaje. Me siento culpable… debería de compensarles de alguna forma… ¿Verdad? *** — ¡Estoy muy emocionada! Lyn comienza a saltar de la emoción, sonriendo ampliamente y mostrando sus blancos dientes. — Sí… — contesto, terminando de cepillar mi cabello y adornándolo con una diadema del color del uniforme, un azul medianoche — Yo también lo estoy — Pero no lo demuestras mucho — Lyn se cruza de brazos, luego suelta una risita — Yo en tu lugar estaría súper emocionada — ¿Por qué? — ¡¿Cómo que por qué?! — pego un salto — ¡Eres Evangelina Vaelgaeron! — grita — ¡Eres una verdadera princesa! — abraza mi brazo izquierdo, abro los ojos al máximo — Todo el mundo querrá ser tu amigo ¡Serás mega popular! — De acuerdo… — Y a eso súmale el bombón que tienes por novio Vuelve a reír. — Está bien… Esta conversación sí que me incomoda. — ¡Es como un perfecto cuento de hadas! — Lyn me suelta y junta sus manos poniendo la cara de una niña soñadora, hago una mueca — Definitivamente serás mega popular en esta escuela — Bueno… No sé qué más contestar. — Pero… — se me acerca, ambas nos reflejamos en el espejo de cuerpo entero — Yo sigo siendo tu mejor amiga ¿Verdad? — Creo que deberíamos de darnos prisa e ir al comedor… Me alejo de ella, tomando mi mochila y abriendo la puerta de la habitación. Lyn vacila un poco y luego vuelve a su sonriente expresión, tomando su mochila de un rosa chillón y engarfiando su brazo al mío. No es que ella no me agrade, es que me desespera, es irritante, pero no me cae mal, a decir verdad, su rosado y chillón ser me agradan mucho. No obstante, y sin perjuicio de lo que acabo de mencionar, no creo que relacionarme con Jessalyn sea lo correcto para mí. Es decir, tengo que dar una imagen de perfección y no puedo darme el lujo de que esa imagen se vea afectada, porque en algo ella tiene razón: Soy una princesa, lo cual significa que se espera de mí algo que jamás se va a esperar de los demás y eso es lo que impide que me pueda relacionar con personas tan estrambóticas como ella. Generaciones de mi familia han caminado por estos pasillos y de mí depende que el legado de los Vaelgaeron se mantenga intachable, no puedo dar pasos en falso, no puedo ser una adolescente cualquiera con dinero como ella, tengo que hacer lo que debo de hacer para cumplir con el rol que me ha tocado vivir. No puedo darme el lujo de fallar, porque tan pronto como lo haga, todos los ojos voltearán en mi dirección y me señalarán, no quiero eso, no puedo con eso, no sé cómo lidiar con eso. — Escuché por ahí que los huevos revueltos de Cordelia eran deliciosos, tal vez me sirva un poco — llegamos al comedor, una amplia habitación llena de mesas circulares con el logo de la escuela y candelabros con focos que simulan ser velas — ¿A ti qué se te antoja? — No sé… — contesto, mirando a todos lados — Lo que sea… — Entonces vamos por huevos revueltos y luego buscamos una mesa — siento mi cuerpo se llevado en otra dirección con algo de brusquedad, esta chica no conoce límites — ¿O te sentarás con tu novio y sus amigos? — No lo sé… Lyn comienza a servir los huevos revueltos en dos platos. — Ojalá que sí, en serio quisiera sentarme al lado de ese chico de cabello n***o — suelta una risita — ¿Qué tanto buscas? — pregunta de pronto, la miro — Es decir, tu novio está allá sentado delante de tus narices… — bajo la mirada — Pero tú pareces estar buscando a alguien más… — No es nada — contesto, tomando uno de los platos que Lyn acaba de servir — Creo que vi salchichas por ahí, quisiera algunas — Sí, vamos Camino hacia las salchichas, le sirvo un poco a Lyn y unas cuantas a mí. — Mejor hay que darnos prisa… — miro de nuevo a todos lados, el chico del arete no está por ningún lado — Nos hemos demorado mucho en llegar a este lugar… — Culpa mía — ríe la pelirroja — Es que pensé que el mapa estaba actualizado — No te preocupes… — caminamos hacia la mesa donde Lorcan y sus amigos están sentados — Buenos días… — Su Alteza… — Andreas hace una exagerada reverencia, haciendo reír a Lyn — ¿Quiere honrar a este grupo de plebeyos con su presencia? — Eh… — Basta, no la molestes — le pide Lorcan, dedicándome una sonrisa — Buenos días Evangelina… — Buenos días… Repito. — Wow, él realmente te llama “Evangelina” y no de una forma cariñosa — Lyn suelta una risita, la miro fijamente sintiendo la sangre calentar mis mejillas — Buenos días, me llamo Jessalyn — Un gusto — es lo único que dice Lorcan — Eh… — mira a Stephen que está sentado a su lado — Hazte a un lado — ¿Por qué yo? — se queja el chico, con la boca llena de wafles — Pídele a Crissy que se mueva — Yo no me pienso mover — contesta la castaña del flequillo — Además, ya estamos muy apretados — me mira — Solo tenemos espacio para uno — Oh… pues… Miro de reojo a Lyn, quien ya se ha sentado en medio de Andreas y Stephen. — Una de las dos tendrá que irse — Christiana mira a Lyn, esta se ve como un cachorrito indefenso — ¿No escuchaste? — Crissy… Susurra Lorcan. — ¡Oh! — Lyn sonríe de nuevo — No, descuida, no hay problema, yo… — toma su plato de comida — Iré a buscar otro sitio y… — No — la detengo — Yo buscaré otro lugar, usted ya estás sentada — Pero Lina… — No me llame así — le pido, intentando ser lo más cordial posible — Iré a buscar otra mesa y mejor me doy prisa — Yo voy con usted Lorcan se levanta de su asiento y toma su plato a medio acabar de lo que parece ser hotcakes con pollo frito. — Gracias… — susurro, caminando a la primera mesa vacía que veo — Por no dejarme abandonada — No podría hacerle eso… — Lorcan me sonríe — Jamás… — estira su mano y toma la mía — Al fin y al cabo, usted es mi novia — ambos reímos, me detengo al instante, no puedo reírme de forma tan escandalosa en público — ¿Qué tal su mañana? — Pues… — tomo mi cubierto, soltando su mano, las demostraciones de afecto en público no son bien vistas para alguien como yo — Interesante, mi compañera de habitación es… — Alegre Completa Lorcan. — Alegre se queda corto a mi parecer — me llevo un pedazo de salchicha a la boca, limpio la comisura de mis labios con la servilleta — En realidad, podría usar cualquier adjetivo y seguiría pensando que se queda corto — Lorcan suelta una risita — ¿Cómo ha ido su mañana? — Bien, la verdad… — vuelvo a mirar a todas partes — ¿Qué clase tiene después del desayuno? — Lenguaje — contesto, mirando hacia la puerta y al bufete — ¿Usted…? — Química con la profesora Eleonor — le miro, luce miserable — Nadie quiere llevar química con esa profesora, deja muchas tareas y no perdona ni una sola falla — Me recuerda a mi institutriz… — bebo un sorbo de jugo, me vuelvo a limpiar con la servilleta y coloco mis manos suavemente en mi regazo — Por otra parte, gracias a ella soy capaz de decir muchos trabalenguas y mi alemán ha mejorado mucho — Sobre todo porque usted es muy perfeccionista Le miro, luego a mi plato, asiento con la cabeza. — Tengo que serlo… — le recuerdo — No puedo darme el lujo de equivocarme o hacer mal las cosas — Lo sé, siempre lo dices — Lorcan me dedica una gentil sonrisa — Ya verá que todo le irá bien en Cordelia — asiento con mi cabeza — Y recuerde no llevar química con la profesora Eleonor — no puedo evitar reír, al instante lo disimulo con la servilleta — Y mejor nos apresuramos, su Alteza Real no querrá llegar tarde a su primera clase — Definitivamente no Contesto, terminando mis salchichas, volviendo a recorrer el comedor con la mirada. — ¿Se ha quedado impresionada con la arquitectura medieval de Cordelia? Miro a Lorcan. — Sí, algo… — miento — Démonos prisa… — pido, tomando mi mochila, él me imita — Tengo clases en el ala este — Y yo en las mazmorras — Oh… entonces… — miro mi horario y de nuevo a su rostro — Será mejor que encuentre sola mi aula — Pero puedo acompañarla — No, mejor llegue a tiempo a clases — guardo mi horario — No quiero que llegue tarde por mi culpa, no podría soportar más culpa en mi interior — Está bien — Lorcan me dedica otra de sus atractivas sonrisas — En ese caso… — toma mis manos, nuevamente siento la sangre calentar mis mejillas, suelto sus manos — Nos vemos en la hora del almuerzo, almorcemos juntos — De acuerdo — asiento con la cabeza, sujetando las correas de mi mochila con fuerza — Será mejor que me apresure o ambos llegaremos tarde — Sí… — Lorcan suelta una risita — Su Alteza… — Puede retirarse… Indico, él hace una leve reverencia, luego se da media vuelta y camina lejos de mí en dirección a las escaleras que llevan a las mazmorras. Suelto un suspiro, en verdad me hubiera gustado que me ayudase a encontrar mi aula, pero después de lo que pasó con el chico del arete, no quiero más tropiezos en mi inicio en Cordelia. Ese incidente ha sombreado completamente mi primer día en este lugar y no quiero que eso continúe. Lo mejor será que lo compense a él y a su padre por mi imprudencia, eso calmaría mi consciencia y dejaría de sentirme tan extraña. La cuestión entonces será encontrar la mejor forma de compensarlo, quizá debería de pedirle a la directora Vilma que no le vaya a descontar ni un centavo de su sueldo al conserje porque la culpable de que esa pila de ladrillos terminara destruida es mi persona… todo este pesar interno me lo ahorraría si tan solo no me sumiera tanto en mis pensamientos cuando camino… — ¡Ey! Vuelvo en mí, estrellando la cara contra el pecho de alguien. — ¡Perdón! — me alejo al instante — Discúlpeme, yo… — ¿No te dije que procuraras mirar por donde caminas? — abro al máximo los ojos — En serio eres idiota… — ¿Disculpe? — Como sea… El chico del arete se cuelga la mochila en un hombro y comienza a alejarse, abro aún más los ojos sintiéndome totalmente indignada. — ¡Disculpe! — me apresuro detrás de él — ¿Qué clase de modales son esos? — De ninguna clase — ¿Podría detenerse si quiera? Pido, intentando llevarle el ritmo, pero uno de sus pasos es dos de los míos. — Estoy llegando tarde a clases… Es lo único que dice. — Pues yo no le he indicado que puede retirarse — acelero el paso — Así que deténgase — ¿Me estás dando órdenes? Se ríe. — ¿Es que acaso usted no sabe quién soy yo? — Claro que lo sé… — por fin se detiene — Una niñata de primer año que es lo suficientemente idiota como para caminar con la cabeza en las nubes — le miro con enojo — Ahora, si no te importa, quisiera llegar a tiempo a mi clase ¿O es que además de hacerme perder tiempo ayer, también quieres que me gane un castigo? — No, por supuesto que no… — Genial, entonces me voy… — Lo lamento… El chico del arete me mira. — ¿Qué? — Lo lamento… — de pronto me siento nerviosa — Por haber chocado con usted hace un rato y… por lo de ayer… — miro mis zapatos y nuevo a su rostro, nuevamente lleva el cabello atado en un moño desordenado — En serio lo lamento, supongo que tiendo a divagar cuando camino… — Bien… — es lo único que dice — Te perdono — Gracias El alivio me invade, frunzo los labios para evitar sonreír. — ¿Por qué haces eso? — ¿Qué cosa? — Eso con los labios — señala, el nerviosismo vuelve a mí — Es como si quisieras sonreír, pero te lo impidieras a ti misma — Oh… pues… — respiro hondo, intentando mantenerme serena — Me siento alegre por haber limado las asperezas con usted… eh… — Derek… — me mira como si fuese un bicho raro — Ravenswood… Derek Ravenswood — Encantada… — vuelvo a mirarle al rostro, tiene una mancha en la mejilla, como si estuviese manchada de carbón — Evangelina Vaelgaeron… — le miro con extrañeza — ¿No sabes quién soy? — Sí lo sé — me sostiene la mirada — Pero no esperes que te reverencie ni nada por el estilo — le miro con sorpresa, nadie nunca me había hablado de esa forma — Y no deberías evitar sonreír, uno de estos días te harás daño — sonríe de lado — Con su permiso, niñata que no mira por dónde camina… — Evangelina Le corrijo. — Lina Suelta una risita burlona, dándose media vuelta y alejándose a toda velocidad. Parpadeo varias veces, preguntándome si lo que acaba de pasar realmente ha pasado. Nadie jamás me había tratado de esa forma tan irrespetuosa, esto supera totalmente al comportamiento de Lyn. No puedo creer que haya una persona que me trate de esa forma sabiendo que soy la princesa heredera al trono. Respiro hondo, no voy a permitirle a ese chico de arete y cabello castaño rubio desordenado que me perturbe por segunda vez, no lo voy a permitir. — ¿Lina? Lyn agita su mano delante de mi rostro. — Evangelina Le corrijo, ella solo asiente sonriente. — ¿Quién era ese? — pregunta — Está guapo… — No es nadie… — contesto, aferrándome a las correas de mi mochila — Solo es un cretino que no tiene modales… — Uh… — me da un codazo, dedicándome una sonrisa pícara — Se ve que tienen historia — No realmente — comenzamos a caminar — Pero estoy en deuda con él — ¿Por? Frunce ligeramente el entrecejo. — En otro momento se lo cuento, señorita… — Ay… deja el formalismo — pide, engarfiando su brazo al mío — Somos amigas, tutéame con confianza — Eh… preferiría no hacerlo — Vamos, yo te tuteo — Sin mi consentimiento — tomo mi horario de clases — ¿Sabe usted en dónde es nuestra primera clase? — Mira el código — me indica — La “E” es por “Ala Este”, el tres es por tercer piso, “A” es por “Aula” y el cinco es por el aula número cinco — ¿Cómo es que usted sabe eso y yo no? Pregunto, mirándola con asombro y maldiciéndome mentalmente por no saber algo tan básico sobre mi horario. — Porque a diferencia tuya… — comienza a decir, engarfiando nuevamente su brazo al mío — En lugar de estar pensando en cómo comportarme para que no me deshereden — reprimo el deseo de reír — Yo entablo conversaciones y Andreas me explicó lo de los horarios — En ese caso, hazme recordar agradecerle a Andreas el haberte explicado los horarios y así poder llegar a clases — entramos en el aula — Justo a tiempo — ¿Y a mí? — me mira con un puchero en los labios — Sin mí no hubieras sabido nada — Jessalyn… — la miro — Doy gracias a tu brillante personalidad, pues sin ella no hubieses obtenido la información necesaria para entender el innecesariamente complicado horario y así poder llegar a tiempo a clases — De nada Lina Sonríe. — Evangelina Le corrijo.
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