Crónicas de Princesa

El Cuervo

El horario escolar acaba. Había escuchado a mis padres decir en múltiples ocasiones que el ritmo académico en Cordelia era una locura y tenían toda la razón. Apenas es el primer día de clases y ya tengo tres informes académicos qué entregar para la próxima semana y un trabajo en pareja que tendré que hacer con Lyn en contra de mi voluntad, todo gracias a que su mano es muy veloz para asuntos no académicos. Por otra parte, considero que mi día escolar ha sido un rotundo éxito, he causado una muy buena impresión a mis profesores quienes me señalaron que no tendrán ningún tipo de favoritismo o trato especial conmigo por ser la futura reina, lo cual considero correcto, no quiero que mis compañeros de clases me tomen tirria por mi título nobiliario.

— ¡Ya sé! — Lyn aplaude — Podemos disfrazarnos de vikingos para nuestra exposición

— Preferiría que no

Me niego, Lyn solo esboza un puchero.

— Podemos llevar carne de cabra estofada en un palito como muestra de cultura

— Isteris tiene más comida además de cabra al estofado…

Seguimos caminando.

— Salchichas en queso derretido

Lyn sonríe de oreja a oreja.

— De hecho, llevar comida como muestra de cultura isteriana para nuestra exposición, me parece una buena idea

— Gracias — Lyn sonríe — Yo solo tengo buenas ideas

— Claro…

Es lo único que digo, ella solo sonríe aún más.

— ¿Y ya pensaste a qué extracurriculares entrarás?

— La verdad es que no — contesto — Preferiría organizarme primero antes de emprender la búsqueda de algún extracurricular

— Pues apresúrate en organizarte, porque las inscripciones terminan el viernes y es obligatorio llevar un arte y un deporte y las vacantes son limitadas…

— Lo sé

Me aferro a las correas de mi mochila. Apenas es el primer día y ya estoy sintiendo el estrés invadiéndome. Además de tareas, tengo que invertir una hora al día para realizar un deporte y un arte, lo cual significa menos horas para hacer las tareas y estudiar. No obstante, entiendo el propósito de tener que llevar un deporte y un arte, sirve para relajarnos, tener una mejor salud y no volvernos locos encerrados en este castillo medieval. Mamá me pidió que no escoja un deporte donde pueda salir herida, así que los deportes de contacto están descartados, así como todo aquel en el que mis huesos puedan verse comprometidos como en el soccer o el lacrosse, y a elección personal, no quisiera llevar ningún deporte en el que termine sudorosa y despeinada. Esto me deja como únicas opciones la natación y el tiro con arco, ninguno me llama la atención. Con respecto a las artes, aplico la misma regla de no sudor y no despeinarme, así que, pese a que me guste la danza, no pienso llevarla, no voy a dejar que ningún alumno pueda sacarme una foto de mi rostro sudoroso; supongo que tendré que escoger un arte que me mantenga quieta y lo menos avergonzada posible, como pintura, puedo soportar las manchas en la ropa…

— ¡Evangelina!

Nos detenemos, Lorcan corre hacia nosotras.

— Hola…

Saludo, sonriendo ligeramente.

— Wow, tu rostro cambia cuando él está cerca

Lyn sonríe con ojos soñadores, la fulmino con la mirada, ella esboza una expresión avergonzada.

— ¿Qué tal su primer día de clases, su Alteza?

Pregunta el recién llegado, haciendo una reverencia.

— Excelso

Contesto.

— ¿Vamos por un café? — propone — Yo invito

— Eh…

Miro de reojo a mi sonriente acompañante.

— Oh… — Lyn agita las manos — No se preocupen por mí, iré a la habitación a comenzar las tareas y elegir mis extracurriculares

— De acuerdo

Asiento con la cabeza.

— Tráeme un postrecito

Pide, haciendo una reverencia y alejándose rápidamente dando saltitos.

— Veo que su compañera de cuarto se ha aferrado a usted como una garrapata

Miro de reojo a Lorcan, yo jamás me expresaría así de una persona.

— Lo creas o no, realmente estoy sopesando la idea de mantener su rosado ser al lado

— ¿En serio?

Miro a Lorcan, tiene una ceja alzada.

— Muy en serio — contesto, comenzamos a caminar — Ella no tiene que preocuparse con quién y con quién no relacionarse, por lo que es mi mejor contacto con los demás alumnos — nos miramos — Nunca se sabe cuándo puedas necesitar de una persona común — Lorcan asiente — Quien sabe… si no fuera tan estrambótica la contrataría como mi asistenta, tiene madera para el puesto

— No logro imaginarlo

Ambos soltamos una risita, saliendo a los jardines del castillo. Es verdad, es más que obvio en realidad, que personas como Lorcan y yo no podemos relacionarnos con cualquiera. Investigué a sus amigos, todos provienen de familias de alcurnia, por lo que están dentro del grupo de personas permitidas para nosotros. Lyn es de una familia con dinero, es decir que no tiene ningún roce con la alta sociedad; no obstante, el dinero también abre puertas y es por ello que ella ha podido ir a uno que otro evento. Por esta razón, no creo que alejarme de todas las personas comunes de esta escuela sea una buena estrategia para lograr un año escolar exitoso, así que he decidido descartar mi pensamiento inicial sobre Lyn, porque uno nunca sabe cuándo podrá necesitar de una persona común, sobre todo si salva tu vida…

— Bienvenida a “La Tetera de Emily” — miro el hermoso cartel tallado en madera sobre una puerta hermosamente decorada con flores y enredaderas pintadas a mano — El único lugar donde puedes conseguir café, un postre o un sándwich en horas donde el comedor está cerrado — Lorcan me abre la puerta — Te puede salvar del hambre…

— Wow…

Me detengo a observar todo el lugar. Es como si de pronto estuviese dentro de un cuento de hadas. El pequeño establecimiento está compuesto por un mostrador pintado de tal forma que parezca un arbusto con pequeñas flores de colores, al lado un escaparate con los productos en venta, unas cuantas mesas de madera pintadas para parecer troncos y sillas también pintadas para parecer las ramas con las hojas, todo rodeando una columna de madera, también pintada como si fuese un tronco muy realista. Miro hacia el techo, las vigas de la cabaña están pintadas para parecer ramas y hojas de las que cuelgan pequeñas lámparas y las paredes tienen paisajes boscosos pintados a mano. El lugar es hermoso, muy hermoso, es como si hubiese entrado en una cabaña en medio del bosque…

— Su Alteza…

Lorcan me sostiene la silla, me siento con delicadeza.

— Gracias

Miro todo el lugar, no puedo evitar pasar mi mano por la mesa porque el detalle es tan realista que engaña a la mente.

— Vaya pidiendo lo que desee, iré a los servicios

Lorcan hace una reverencia y camina hacia el otro extremo de la cafetería, atravesando una puerta de madera también decorada como la entrada…

— ¡Enseguida la atiendo! — una mujer sonriente se asoma por una ventana, dejando escapar un delicioso aroma a manzanas y canela — ¡Oh! Al fin llegas… — me giro, vuelvo a maldecirme mentalmente — Cámbiate el uniforme para que atiendas a la señorita — el chico del arete me mira con seriedad y luego suelta un suspiro — Bienvenida a “La Tetera de Emily”

— ¿Me estás siguiendo o algo por el estilo?

Pregunta, sentándose delante de mí.

— ¿Disculpe? — frunzo el entrecejo y alzo un poco la barbilla — ¿Por qué habría de seguirle a usted?

— No sé, dime tú — parpadeo varias veces — Tú eres la que chocó conmigo esta mañana — sonríe de forma burlona, recostándose en el respaldar de la silla — Que te haya salvado de ser aplastada por cien kilos de ladrillos no significa que te quiera ver a diario

— El sentimiento es mutuo — nos miramos fijamente, él sigue con esa expresión burlona — Vine aquí porque me invitaron — el chico se cruza de brazos — No le estoy siguiendo ni nada parecido — también me cruzo de brazos, él suelta una risita burlona — Aunque no negaré que estoy en deuda con usted y su padre

— Olvídalo, no nos debes nada

Cambia su postura de manera violenta, colocando los puños sobre la mesa.

— Me siento en la necesidad de…

— No necesitamos nada — el chico del arete me mira con seriedad — No aceptamos limosnas…

— No pretendía ofenderle… — mi corazón comienza a latir a toda velocidad — Te sugiero que dejes de estar a la defensiva

— No estoy a la defensiva — vuelve a soltar una risita burlona — Solo que ya sé cómo son los de tu clase, creen que pueden solucionar todo con dinero y palabras bonitas — siento una punzada en el estómago — No necesitamos nada — repite — Así que, si estás aquí con otro motivo que no sea el consumir, te sugiero que te vayas, te guardes tus deudas imaginarias y olvides que en algún momento nos cruzamos…

— ¿Todo está bien?

Alzo la mirada, Lorcan acaba de aparecer.

— ¿Por qué no habría de estarlo?

Pregunto, mirando a Lorcan y de nuevo al chico del arete. No me siento ofendida ni enojada con el chico del arete, todo lo contrario, a decir verdad. Siento una extraña sensación en la boca del estómago, un extraño cosquilleo que me provoca que no pueda mantener una expresión serena.

— Estás en mi silla

Le indica Lorcan al chico del arete.

— Oh, lo lamento su excelencia…

Contesta el chico en tono irónico, levantándose de su silla.

— Y tráenos dos tartas de manzana — añade Lorcan, tomando asiento — Y para tomar, un café para mí y un té para su Alteza

— En seguida…

Contesta el chico con voz cansada, dándose media vuelta y alejándose de nosotros.

— No hizo reverencia…

Susurro, mirando al chico del arete entrar en la cocina, quitándose la corbata del uniforme.

— ¿Por qué Derek Ravenswood estaba hablando con usted?

Pregunta Lorcan, con el entrecejo fruncido y los brazos cruzados.

— Por nada en particular — miento, por algún motivo no quiero meterlo en problemas — Choqué con él en la mañana — añado, no estoy segura de si deba de contarle que el chico del arete me salvó de ser aplastada por cien kilos de ladrillos — Nada más…

— Oh… — es lo único que dice Lorcan, relajando la postura — No te recomiendo que te le acerques…

— ¿Por qué?

Le miro con confusión.

— Porque es un busca pleitos — contesta con seriedad — Y se sabe que es partidario de movimientos antimonárquicos — abro al máximo los ojos — Ten cuidado con él, algunos le llaman murciélago porque siempre está oculto en las sombras, pero yo lo llamaría cuervo porque es capaz de arrancarte un ojo si te le acercas mucho…