Desde mi llegada a este lugar había juzgado mal a la mujer que tenía delante, actué de mala manera dándole un lugar que no se merecía en el rango de amenaza. Negué con la cabeza varias veces intentando recuperarme de la noticia que acaba de recibir. Un hijo ilegitimo. Bufe con frustración. —Te juzgue mal—Comencé a hablar de manera calmada—Siempre te considere una rival fuerte y con buenas armas que podrías haber usado en mi contra, pero resultaste ser todo lo contrario, tu desesperación se convirtió en tu sentencia de muerte. La expresión de triunfo que tenía en su cara se borró cuando entendió que mis palabras no eran para nada halagadoras o que por lo menos le daban un poco de crédito. — ¿Pero qué dices? —Dijo rápidamente mientras llevaba las manos a su vientre de manera protectora.

