Narrador Las sandalias de la mujer sonaban sin parar mientras corría por los pasillos del palacio, su corazón latía sin parar mientras su pecho subía y bajaba en un intento desesperado por tomar aire. —Mi hija—Jadeaba con esfuerzo, no podía creer lo que le estaba pasando a su única familia, en su cabeza no dejaban de aparecer imágenes de las diversas torturas que podían estarle propinando. Sus pies cansados le dolían sin embargo no se permitió detenerse en ningún momento ni siquiera a recuperar el aliento. Sus rodillas se flexionaron y se dejó caer a los pies del trono. —Majestad, mi hija—Logro articular mientras intentaba con desesperación liberarse del agarre de los guardias quienes con fuerza y sin miramientos la tomaban intentando alejarla del rey quien la observaba con resentimien

