Alex me dio una última mirada y se alejó de mí. Yo mientras, me he quedado asimilando todo lo que ha pasado. Acabo de coger con Alex, el socio del padre de mi novio y de mi novio. Tal socio que duerme bajo el mismo techo que todos aquí, el que debo ver todos los días, y al que quiero seguir cogiendo. Aunque fue algo inexplicable, debo poner mis cinco sentidos y mi mente en alguien más y no es ni siquiera Damián, es Regina.
Su maldita cocaína no iba a llegar por arte de magia a esta parte de la casa, nos vio, de eso estoy segura y debo asegurarme de que no diga nada.
Me arreglo un poco el cabello y decido entrar a la casa. Subo de inmediato al segundo piso y me acerco al cuarto de Regina. Toco dos veces y ella pregunta quién es, pero al no obtener repuesta, solo dice que pase.
Al entrar la veo sentada en su cama, con las piernas cruzadas y ella me ve, y luego a su crucifijo que descansa en mi mano.
—Creo que esto es tuyo —susurro. Ella traga en seco y me pide que me siente en la cama con ella. Así lo hago.
—Sí, sabes que es mío y sabes por qué lo perdí, ¿cierto?
—Sé que lo viste, que lo viste todo y créeme que no vine a darte una disculpa chafa o a fingir que no fue lo que pasó porque fue muy claro.
—Sí, lo fue —ella se lleva las manos a la cabeza totalmente asombrada—, es que no… es que no puedo creerlo —mira a todos lados como asegurándose que nadie escuche—, ¡te estabas cogiendo a Alex! ¡A Alex! Eso no tienes sentido para mí.
—¡Lo sé! ¡Te juro que lo sé! Y tampoco tiene sentido para mí, solo pasó.
—¿¿Solo pasó?! —dice casi gritando—, estabas detrás de la casa escondidos, como si no fuera la primera vez, como si ése ya fuera su lugar.
—No… las cosas no son así Regina, cuando estoy estresada o me siento sola voy allí a fumar y él también lo hace. Salí a fumar y allí estaba él. A pesar de todo Damián me contó lo importante que era ese cargamento para él así que le dije que todo estaría bien… le di apoyo.
—¡Vaya que le diste apoyo! Es que no puedo ni escuchar su nombre en tus labios. Damián es como un hijo, es…. —mi risa la detiene, así que me observa atónita.
—¿Cómo un hijo? ¡Tiene tu maldita misma edad Regina! Damián no es nada para ti, ¡nada! Si él hubiera pedido tus servicios aquel día, te hubieras enamorado de él y no de su padre, porque tengo la impresión de que te enamoras de cada maldito hombre que te muestra una misera pizca de cariño. ¡Es para compensar el padre de mierda que tuviste!
Mi cara se gira brutalmente a un lado cuando ella me da el golpe, la bofetada. Con la mano en mi rostro vuelvo a mirarla, ella está eufórica y roja de ira.
—¡Esto no es sobre mí! Es sobre ti y ¡lo perra que estás siendo! ¡Damián te ama! Hizo todo esto por ti y ¿cómo putas le pagas? Cogiéndote con el aparecido de Alex. Eres una sínica.
—Yo amo a Damián, mucho, yo literalmente mataría por él y créeme, no me importa lo que pienses de mí. No puedes juzgarme, Regina, no cuando tuviste un pasado muy muy alegre —a ella se le escapa una lagrima del ojo izquierdo. Respira profundo y acerca su rostro al mío.
—Yo no voy a decir nada, no es mi asunto, pero te pido una cosa, Jessica, no vuelvas a acercarte a mí, nunca más.
—¿Qué? No, no, no. En serio lo siento —ella se sorprende cuando las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos. No sé por qué carajos te dije eso, no era cómo quería que saliera cuando pensé en venir aquí. Yo… quiero decir, si no quieres hablarme no importa yo lo entenderé, pero déjame decirlo yo, deja que yo se lo cuenta, solo ha pasado esta vez y no significó nada, pero él debe saberlo. Aquí tienes.
Tomo su mano y le dejo el crucifijo en ella. Me levanto de la cama e intento irme, pero ella me detiene.
—Jessica, espera —me giro para verla a los ojos—, lamento haberte abofeteado, te dije que no diré nada y no lo haré. Eres mi única amiga aquí y tienes razón, no puedo juzgarte. De todas formas, quiero que sepas que no quiero que nuestra amistad… —yo me acerco a ella.
—Todo sigue igual al menos de mi lado, créeme no sé qué pasó —ella me abraza mientras las lágrimas siguen brotando.
Sí, sí sé qué pasó, estaba caliente y quería tirarme a Alex. Eso pasó. No confío ni en su bocota, ella haría o diría cualquier cosa para que David la tomara en serio. Voy a tener que hacer algo que no quiero.