Yo soy tu salvación

1045 Words
Una vez que satisfacímos nuestros deseos respectivos, me encontré en sus brazos, solo las sábanas cubriendo nuestros cuerpos, mientras jugaba con los vellos de su pecho y él configuraba mi nuevo teléfono, el que me permitiría escribirle cada día, en cada momento, si así lo deseaba. La sonrisa satisfecha en mi rostro no se desvanecía mientras mis manos lo envolvían y lo acariciaban. Era tan íntimo y tan placentero que sería completamente deshonesta decir que era una experiencia familiar; era todo lo contrario. Hakin nunca me había permitido abrazarlo después de nuestros momentos de intimidad, y mucho menos besarle durante el acto. Para ser honesta, podría contar con una sola mano el número de veces que nos hemos besado. Antes, pensaba que era algo completamente normal entre parejas, ya que mis padres no mostraban mucha afecto el uno por el otro. Pero ahora que he abierto los ojos, me doy cuenta de que Hakin no sentía amor por mí, lo que no me hacía sentir especial y amada en la intimidad. Estaba tan enamorada y ciega, pero ahora veo la verdad con claridad, y no cambiaría nada de lo que está desarrollándose entre Roger y yo por nada del mundo. Es una sensación increíblemente placentera sentirse única, un sentimiento indescriptible que toca las más mínimas fibras de mi ser. —Gyul— me llamó, sacándome de mis pensamientos mientras me devolvía el teléfono y me mostraba cómo contactarlo y escribirle. Había redactado el primer mensaje diciendo: —Realmente disfruté estar en ti— mientras masajeaba uno de mis muslos, haciéndome estremecer de nuevo. —Debo decir que me he sentido aún más impresionada, me encantó la forma en que actúas y la manera en que entiendes mi cuerpo. Para ser honesta, mi exmarido nunca me había hecho sentir esto ni había hecho lo que tú hiciste por mí— respondí a su mensaje. Era un poco extraño estar tan cerca el uno del otro sin poder comunicarnos correctamente, esa barrera me pesaba y tenía que hacer todo lo posible para aprender su idioma lo más rápido posible. — ¿Quieres decir que tu marido nunca exploró tu intimidad? — escribió él levantando una ceja, y yo sacudí la cabeza en señal de negación. Su rostro se iluminó de sorpresa y orgullo por ser el primero. — Debo decir que hoy disfruté de la intimidad como nunca antes, gracias a ti— Cuanto más me expresaba, más sentía mi cuerpo arder, el deseo aumentaba y solo quería revivir ese momento y sentir de nuevo lo que él, y solo él, me había hecho sentir. Con una sonrisa traviesa, como si leyera mis pensamientos, tecleó rápidamente en su teclado, y sentía una curiosidad creciente por lo que iba a decir a continuación. — A partir de hoy, eres mía, Nala, solo mía. Ninguno de ellos te merece y estoy más que seguro de que no vendrán a buscarte y mucho menos lamentarán el daño que te hicieron, porque no te valoran como yo lo hago. Ese tipo no supo apreciar esas curvas increíbles, esas curvas tan seductoras, ese trasero tan redondo que me vuelve loco. ¿Cómo es posible que no haya podido desearte? Debió estar ciego para no verte como yo lo hago. Sin duda, él es quien ha perdido. Quédate en este país, me encargaré de regularizar tu situación migratoria cuando tenga el dinero, y no te preocupes, nunca te dejaré sufrir de nuevo, nadie te menospreciará, porque soy tu hombre y cuidaré de ti hasta el final de mis días. Sus palabras resonaron profundamente en mí, tocando emociones que provocaron lágrimas tanto de tristeza como de alegría. A pesar de mis intentos por contener el momento, no pude evitar que sus palabras tuvieran un impacto significativo en mi ser. Estoy convencida de que, si él no me suelta, yo tampoco lo haré, y estaré a su lado sin importar las circunstancias. Roger me abrazó durante un tiempo, acariciando mi espalda baja mientras me tranquilizaba. Su presencia me hizo sentir que contaba con un hombre excepcional a mi lado, dispuesto a apoyarme en mis momentos difíciles, y le agradezco a Dios por haberlo puesto en mi camino. Aunque nuestra relación avanzaba rápidamente, la chispa de deseo y amor genuino era innegable, y no tengo dudas de que tomé una excelente decisión al confiar en Roger. Roger se despidió prometiendo mantenerse en contacto, aunque no podía quedarse más tiempo debido a las responsabilidades que tenía en la finca y la preocupación de su madre por su tardanza. Sin embargo, me dejó un apasionado beso que evidenció su deseo y su impaciencia por nuestro próximo encuentro. Ese día, me limité a permanecer en la cama, recordando cada detalle de nuestro encuentro y saboreando mis labios en busca de sentir su presencia, mientras mi corazón latía lleno de ilusiones. —Roger, Roger, Roger— musité en mi soledad, anhelando tenerlo a mi lado. Sin embargo, comprendía que debía ser paciente, ya que él me había prometido hacerse cargo de mí. Pero, ¿qué sabía realmente sobre Roger? Además de ser propietario de una finca y de que su padre había fallecido, quedando solo con su madre, no había indagado sobre su edad o si tenía más familiares. Con una excusa para iniciar la conversación, le envié un mensaje que decía: —Mi querido Roger, me ha surgido una curiosidad por conocer más sobre ti. Me gustaría saber tu edad, si tienes hermanos y sobre tus estudios. Además, estoy ansiosa por volver a estar en tus brazos— escribí, riéndome de mis propias palabras y de mi atrevimiento al ser tan directa con un hombre. Su respuesta fue inmediata, informándome que era hijo único y que tenía veinticinco años. También mencionó que no había podido asistir a la universidad debido al fallecimiento de su padre y a la necesidad de hacerse cargo del negocio familiar, aunque no se arrepentía, ya que consideraba que había adquirido todo el conocimiento necesario. Me agradó su respuesta, ya que él no veía el nivel académico como un obstáculo, lo que significaba que yo tampoco sería un problema para él, dado que tampoco había finalizado mis estudios. Posteriormente, la conversación se tornó más íntima y continuamos hablando durante horas, hasta bien entrada la noche.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD