La Secretaria Dhall ©

Cap.3 {Quejas} Parte 2

Adelanto del capítulo tres

(pronto estaré de lleno subiendo capítulos largos, porque no estoy en casa por un problema familiar, así que ruego que me disculpen por los adelantos cortos que les doy.)

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—Créeme mamá que lo tengo en cuenta, —paso por un lado de ella mientras que esta niega solamente y me señala la parte de la cocina.

—Eres la única que falta en la mesa, y sabes que sin ti nadie empieza a comer —me grita mientras que voy subiendo a mi cuarto para dejar las cosas en la cama y bajar nuevamente —¡apúrate, Sofí! —me llama por mi apodo y tiro los tacones a un lado mientras que salgo corriendo hacia el comedor donde yacen todos sentados con la cena puesta en la mesa y hablando llenando el lugar de alegría y ruido.

De verdad que somos una familia bastante grande aunque de familia no tenemos nada la verdad.

Están los primeros chóferes del señor Wade, junto a sus esposas, después está el chófer y la esposa, del señor Amir e Irina y literalmente de este chófer salió el que ahora lleva a la señora Jexi de un lado a otro que es su hijo, también están los nuevos, los novatos, que contrataron para los demás hijos y los hijos de esos hijos; también tenemos a las chicas de aseo y mantenimiento de cada mansión y en total podemos contar un número de cuatro mucamas por casa, y si son cuatro casas divididas, son un total de dieciséis personas siendo solo las que limpian y luego estamos mi familia.

En nuestra familia somos solamente cuatro, porque anteriormente hemos perdido familiares en combate. Actualmente estamos conformados por ser, hija, madre, padre y abuela, siendo esta última la más vieja de toda la antigua generación y como nosotros la llámamos... Una reliquia.

—¿Y qué tal el trabajo hijita? —mi abuela me sacude de los hombros y tomó asiento mientras que todos comenzamos a tomar cosas de la mesa dejándola prácticamente vacía —¿todo bien con los Dhall? —cuestiona al mismo tiempo que me suelta y toma la cuchara a un lado de su plato de sopa para comer —me enteré de un rumor por ahí —ve de reojo a mi madre y sonríe por lo bajo —aunque yo te digo que no le tomes la importancia a algo como eso, no vale la pena, los Dhall son de poca cabeza y eso se nota con los años —hace un gesto restandole importancia y haciendo que mi madre cierre los ojos tratando de calmar lo tan fácil que es enojarla.

—Últimamente la nueva generación está siendo mucho más complicada que las anteriores, —dice una de las nuevas mucamas en la casa principal, Olga; —por lo menos cuando yo entré, al final, con la señora Irina todo era más fácil y sin tanta complicación, pero ahora con sus hijos y los hijos de sus hijos —suspira —son unos terremotos totales.

—Bueno, trabajo es trabajo —dice mi padre —y nosotros somos a los que ellos le tienen confianza, por lo tanto, no debemos olvidar nunca la posición que tenemos en su vida, ¿de acuerdo? —recalca con autoridad siendo la cabeza de la mansión y todos nos quedamos callados sin decir nada más.

Cuando el señor Aurelio habla, tiembla el mundo.