Capítulo veintinueve A veces no hacer nada es lo mejor que puedes hacer. Lo digo porque ya hace diez minutos desde que él lanzó su pregunta que no he contestado y gracias a esto no ha dicho absolutamente nada más. Seguramente no habla o dice algo más porque no quiere parecer insistente, pero de alguna manera se buscará un pretexto para meterme en su conversación y que al final termine con mucho más dolor de cabeza del que ya tengo. Conozco a Maikel Dhall. Aunque ahora que lo pienso... Abro levemente uno de mis ojos y dejo que el mismo lo recorra de arriba a bajo con todo el detalle del mundo. Nunca me había puesto a verlo con detenimiento, solo por encima. Y es que de alguna manera grita perfección por todos lados. Desde la punta de su cabello dorado que va bajando hasta ser casta

