Raymond a toda marcha conducía hacia el aeropuerto. Tomó el teléfono para hablar con Frank. Sin embargo, el teléfono tan sólo resonaba en un repiqueteó sin que nadie respondiera. «¡Maldita sea! ¡Responde Frank! Es urgente…» Bien sabía que no podría tomar un vuelo convencional, tardaría horas para estar en la mansión Beltrán. Le urgía tomar uno de los aviones privados. Pero por estar ya varios días al corriente de varios asuntos, especialmente con Karina, había preferido vivir a parte y no tener chofer. A diferencia de Frank que todo el tiempo estaba custodiado y tenía personal para todo. Llegó al aeropuerto. Hasta luego de estacionar el vehículo y tomar su equipaje, se dispuso a comprar en línea los tickets para el viaje en avión. Justo cuando estaba por confirmar la compra a un preci

