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2476 Words
Después de ver entrar a su casa al intruso que me observaba con aquella curiosidad que puso mi piel de gallina, tomo mi toalla y salgo rápidamente de la tina, por supuesto después de asearme. ¿Quién era él? No recuerdo haberlo visto nunca, tampoco saber que vivía al lado nuestro. Pero quién era yo para recordar sí hace más de 10 años que no venía. Que ni siquiera pisaba suelo Bergeniano. Envolví mi cabello en otra toalla y salí del baño. Ya vestida con mi pijama de Spiderman, baje a encontrarme con mi mamá. -—¿Que tal esa ducha, cariño?—-pregunta al oírme llegar hasta donde ella, menea sus caderas al son y ritmo de una canción que logro identificar como suggar de maroon5. -—¿Por qué hay una ventana en frente de la tina? Sabías que fui vigilada. -—¡Oh, no puede ser!-—dice con cierto quede.—-, Bueno es qué luego de remodelar tu baño, quedaba algo oscuro y como no pretendía colocar una tina, creí que se vería bien. Luego los vecinos también remodelaron colocando un balcón justo allí. Y pues es su propiedad, no podía denunciarlos. Anuncia con algo de gracia, ahora entiendo. Sé que mi madre esta jodidamente loca, pero no tanto como para querer exponerme a miradas curiosas mientras me baño. —-Tranquila cariño, colocaremos una cortina allí. Se encoge de hombros y yo asiento. Total, me gusto la vista. ¡el paisaje! No el chico, pervertidas.. -—¿Y quiénes son los vecinos, mom?—-a veces suelo mezclar el Inglés con el español, viví algunos años en estados unidos y es complicado adaptarse a ellos.—-, Digo, no recuerdo haber visto a ese chico nunca. -—¡Ah, sí! Ellos se mudaron hace algunos años, luego de que te fueras con tu papá. Compraron la casa y la remodelaron de pies a cabeza. Son algo...diferentes y poco comunes. Dice encogiéndose de hombros, restándole importancia a su curiosidad. Porque sí, ese gen lo herede de ella. Asiento sin que pueda verme, escucho rugir mi estómago al oler la delicia que sofríe.. -—¿Que cocinas?-—pregunto con inquietud. Muero de hambre, literalmente. -—Tú favorita, pasta a la bolañesa con queso mozzarella. -—¡A esto llamo amor de madre!—-divierto y ella sonríe. Luego apaga la cocina y me pide que sirva los platos. Coloco los platos, cubiertos y copas. Porque sí, ella esta chiflada pero mantiene sus modales intactos. Mamá sirve vino en las copas y se aproxima a colocar la comida. Me sirve mi porción y luego pone para ella. Saboreo el primer bocado que llevó a mi boca, delicioso. Como recordaba la comida de ella siempre. -—¡Delicioso, extrañaba tanto la comida hogareña!-—digo nostálgica. -—¡Lo sé nene, lo sé! Divierte imitando la voz de edna moda, de los increíbles; río sin poder evitarlo. Mi mamá es única y eso me encanta. Seguimos comiendo y hablando de trivialidades, me pregunta de todo. No es que no habláramos todos estos años, pero saben bien que la distancia no permite que la comunicación sea tan explicita. Le cuento de mis aventuras, de como me escapa para poder tener vida social, de como me rompieron el corazón por primera vez y por segunda. Después de las traiciones de mis supuestas amigas, ella también me cuenta, de su vida. Me entero que esta saliendo con alguien y mi piel se eriza, no es que sea una hija celosa, pero duele un poquito que ella salga con alguien y suceda lo mismo de la vez anterior. Ya cuando por fin creyó en alguien nuevamente él la traiciono, la abandono y mi mamá lloraba siempre que hacíamos videollamada. Me dolía tanto no poder estar cerca y abrazarla. Y ahora verla allí, nuevamente sonriendo y confiando como esa vez. Se ve radiante, viva y feliz. ¿Quién soy yo para decirle que no se arriesgue? Aunque yo claramente no vuelvo hacerlo jamás. Mi corazón fue roto dos veces y por la misma persona... -—¿Sam?-—me llama mientras traspasa su mano, repetidas veces por mi cara. Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que deje de responderle. -—Aquí estoy, sólo no te ilusiones más de lo que él te demuestre. ¿Sí? -—Sabes bien qué los pesimistas sufren menos...luego estamos los positivos que sufrimos por cuán mierda suele suceder. Se encoge de hombros, la miro severamente y ella finalmente acepta lo que le pido. -—¿Estás muy cansada?-—pregunta de repente, luego de llevar todo al lava vajillas. -—Algo, pero no tanto. -—Aún es temprano. ¿Te gustaría ir de compras? Así aprovechas a ponerte al corriente del pueblo. Oh, también deberías avisarle a becky que ya estas aquí. Becky es mi mejor amiga de toda la vida, mi mamá y su mamá eran mejores amigas desde la niñez. Es por eso que tuvieron una casualidad cósmica, ella y yo nacimos el mismo día. Desde ahí el lazo se intensificó. Cuándo me fui a los 8 años del pueblo, ella y yo jamas perdimos contacto. Hablábamos siempre, luego la tecnología avanzó y gracias a los cielos. Hablábamos casi siempre por skype. —-¡Sería maravilloso, Cass! —Digo, así no tengo que desempacar. Ella ríe de mi flojera, le digo que me permita cambiarme y me mira con desaprobación. —-¡No vas a andar por el pueblo con tu ropa de monja!—-me señala con su dedo.-—, Dale gracias a los cielos que somos casi iguales. Busca algo en mi armario que te guste. Sonrió y camino a su habitación. Entro al armario, rebuscó algo que se adapte a como siempre quise vestirme. Opto por un vestido floreado color n***o y de rosas de color rosa y verde. Me llega por encima de la rodilla. Sí mi papá me viera así le daría un infarto y moriría para luego revivir y volverse a infartar. Tomo también unas botas color n***o que me llegan dos dedos más abajo de la rodilla. Un chaleco de blue jean. Suelto mi cabello y este cae en ondas relajadas por mi cintura. Entro a su baño y me infarto a ver tanto maquillaje en una repisa. No es que no sepa usarlo, siempre lo use a escondidas de mi padre. Y con ayuda de algunas amigas. Tomo un poco de sombras café y marco la cuenca de mk ojo. Luego aplico un poco de delineador y rímel. Base, polvo contacto y un labial rojo intenso. Me miro sorprendida en el enorme espejo cuerpo completo de mi madre. Le robo un poco de perfume y me siento lista. ¡wao! No me siento yo. Pero se siente jodidamente bien, bajo las escaleras y mi madre se queda como el meme del picachu. —-¡Esa es mi chica!—-dice orgullosa sonriendo ampliamente. -—¿Me veo bien? Me siento tan diferente—.-digo un poco incómoda. -—¡Estás perfecta! Bajemos tu ropa para llevarla a la iglesia. La donaremos y te compraremos todo nuevo. No mas monja, por favor. Sonrió como el gato de alicia. Esto lo espere mas que nunca, subo y tomo las dos maletas de ropa que traje. La otra tiene mis zapatos, ropa interior y libros. Bajo con dificultad, pero al llegar me ayuda mi mamá. Salimos con dirección a la cochera y mi mamá me mira con gracia. -—¿Lista para la sorpresa que te prometí?-—dice mientras menea sus cejas de arriba a bajo con diversión. -—¡Nací lista, querida!—-digo. Me enseña un juego de llaves, mientras presiona el botón para abrir el portón. Lo agarro insegura, son varias llaves. Entonces es cuándo el portón eléctrico termina de subirse y me deja ver un hermoso Volkswagen escarabajo color rosa. Bastante aniñado para mi gusto, aun mas con unas flores que mi madre seguramente pinto a sus lados. Sin embargo ese aire hippie que desprende me agrada. -—¡Me encanta!-—digo feliz, la abrazo y ella me lo devuelve.-—, mi propio auto. Que perfecto. Ella sonríe satisfecha, subimos las maletas a ma cajuela y mi madre se sube al copiloto. Seguidamente entro al auto y lo enciendo. -—¿Y el resto de llaves son...? —-Obvio, de la casa y tu cuarto. Me doy una facepalm, definitivamente estoy lenta. Rueda los ojos con diversión y me anima a salir de la cochera. Por suerte después de suplicarle mi padre accedió a enseñarme a conducir y aprendí. Tengo mi licencia intacta. Salimos del garaje. Con indicaciones de mi madre llegamos al centro del pueblo. Admiro todo, las calles, todo ha sido remodelado, pero sin quitarle ese aire clásico. Estaciono en un lugar cercano a la iglesia. Mi madre me pide que la espere en el auto, asiento. Ella toma las maletas y desaparece por las puertas de la iglesia. Miro por la ventana y observo a la gente, unos corren, otros caminan lento mientras conversan con su compañía y solo suspiro. Extrañe este pueblito, me gusta empezar de nuevo. Mi madre aparece luego de unos minutos y me pide bajarme del auto. La sigo y entramos a la primera tienda, es una boutique de ropa. Me encanta que sea juvenil, pero con aires relajados. No juvenil clásico. Después de horas probándome cantidades exuberantes de ropa, mi madre me ayuda a elegir y termino con mas bolsas que ganas de vivir. Las subimos al auto y así seguimos avanzando por todo el pueblo, entre compras y compras. Mi madre me ha regalado zapatos, bolsos, faldas, pantalones, vestidos, sueteres, blusas y todo lo que jamás pensé usar. Y me encanta, se siente muy liberador. También me obsequio maquillaje y más feliz no puedo estar. Toda la cajuela esta full y ni hablar de los asientos traseros del auto. Reímos como maniáticas al verlo. Pasamos por una heladería que inmediatamente recuerdo, solía venir con mis padres. Entramos y nos comemos un helado mientras hablamos animadamente. Le agradezco por todo, mientras mamá solo me dice que es lo que merezco y que me lo debía por no haberme dedicado suficiente tiempo. —-Oh cierto hija, mañana debemos pasar por el instituto. Debes recoger unos papeles y firmar otros. —-Perfecto, ya solo me queda un año.—-digo feliz, solo me falta un año para graduarme e ir a la universidad. Por supuesto que mi padre cree que volveré a la ciudad para estudiar en la universidad estatal, pero creo que optare por entrar a la del pueblo. Así puedo pasar más tiempo con mi madre.-—, ¿Cuándo comienzan las clases? —-Creo que en unas semanas, aún falta.-dice pensativa. —-¡Genial! Ella sonríe y paga nuestros helados. Salimos del lugar y regresamos al auto. Luego de pasar horas y horas comprando me siento mas agotada de lo común. Llegamos a casa y bajamos todo, tuvimos que hacer unos cuatro viajes al auto para terminar de bajar todo. -—¿Que te parece si vas a visitar a Becky, mientras yo arreglo todo esto?—-pregunta. -—No, yo te ayudo. -—No, ya te tuve mucho para mi solita, anda a verla.-—insiste sonriente, termino por aceptar, echo de menos a esa rubia. —-, Envíale saludos a Nat. -—Con gusto, nos vemos al rato. Despido y tomo mis llaves y celular. Salgo al pórtico y bajo los escalones, Becky vive sólo a unas casas, después de todo. Camino y entonces paso por la casa de al lado, en el pórtico sentado hay 3 chicos y 1 chica. Todos ríen mientras conversan, es cuándo me percato de que uno de ellos, él que específicamente sostiene una lata de coca-cola. Es quién me espió sin culpa. Por así decirlo. Al encontrarse nuestras miradas me sonríe pícaramente, me sonrojo al pensar que pudo verme desnuda si no tenía cuidado. -—¿Hola?—-escucho detrás de mí, creí que había avanzado lo suficientemente rápido. Me giro y me encuentro a una chica, de mi tamaño. Ojos verdes, sonrisa simpática, cabello hasta los hombros castaño.-Soy Halsey. -—Oh, Hola.-—sonrío y le estrecho la mano que me ofrecio.—-, Sam. Bueno Samantha, pero puedes decirme solo sam. Ella sonríe.-—, ¿Eres nueva por aquí? No recuerdo haberte visto nunca y bueno...es un pueblo pequeño todos nos conocemos.. Su tono cambió y sonó algo extraño. Me percate entonces que los otros chicos también se acercaron de pronto. -—Ah, sí. Bueno vivo al lado, recién llegó. Vivía en la ciudad y pues volví al pueblo.—- me encogí de hombros. Ella asiente y abre la boca para responder cuando... -—¡Hey Hal, no piensas presentarnos a tú amiga?-—inquiere uno de los chicos, también tiene los ojos verdes. Y caigo en cuenta que son hermanos los 4, es decir, mismos rasgos, mismos ojos. ¿Es obvio no? -—Recién la conozco, pero...Sam, ellos son mis estúpidos hermanos. Chicos, ella es Sam, nuestra vecina. -—Oh, vecina nueva.-—estipula otro de ellos.-—, Yo soy Hendry, el mayor. Estrecho su mano y le sonrió. -—Yo soy Harvey, sí como el escarabajo de la película. Harvey a toda marcha.—-cita y muero risa, le sonrió estrechando su mano. -—Soy el mediano. Divierte, los miro a todos y sí que se parecen. Yo no tengo hermanos, siempre quise alguien con quien jugar y esas cosas. Me percato que el último de ellos no se ha presentado. -—No seas maleducado, Har.-—reprende la castaña, mientras le da una palmada en la nuca. -—Soy Harry.—-se encoge de hombros y me ofrece su mano.—-Aunque ya nos conocemos, o algo así.-—sonríe pícaramente y siento morir. Todos nos miran extrañados y le doy una mirada seria, si el dice que casi me ve desnuda moriré de vergüenza. —-Eh, bueno chicos. Un gusto conocerlos, pero llevo algo de prisa.-— me libero de aquella tensión y los despido con la mano. Camino a paso rápido hasta llegar a la casa de beck, subo los escalones de su pórtico y toco la puerta. Luego de unos minutos una mata rubia abre la puerta para luego saltarme encima. -—¡Al finnnnnn!—-me abraza, alarga la n con emoción. —-, No sabes cuánto te eche de menos y quise tenerte aquí. -—¡Y yo a ti! Exclamó devolviéndole el abrazo, nos quedamos así unos minutos hasta que ella reacciona y mi invita a pasar. —-¿Y Natalie?-—pregunto por su también alocada madre. -—Esta de turno hoy, ¿quieres algo de tomar? —-Claro, lo que sea estará bien. Ella asiente y entramos a la cocina, nos sentamos en los taburetes de su mesón y ella toma de la nevera dos latas de cerveza. Extrañaba a mi loca rubia. Nos ponemos al día rápidamente de todo, pasan las horas y entre risas conversamos animosamente. Le cuento lo de la ducha y ella se carcajea, también le comentó que me saludaron. —-¡¿Te saludaron?!-—pregunta exaltada. Asiento y me encojo de hombros como si no fuera importante. —-, ¡Por dios, Sam! Esos chicos son los más importantes del instituto, muy pocas personas hablan con ellos. Son algo raros... -—¿Raros? No lo sé, fueron amables. —-No lo sé, ellos desprenden misterio y popularidad por doquier. ¡Hasta el alcalde los saluda! Río por su exageración. Seguimos hablando de cosas triviales, mientras me confiesa que muere de amor por uno de ellos, que no sabe como hacerse notar. Porque él simplemente ni voltea a mirarla. Por lo que sé es uno de los del medio, Harvey. —-¿Y si sólo te acercas y le hablas como una persona normal?—-argumento después de reír por como armo un plan para conocerlo y falló. -—¡No puedo, sammy!-—dice ella sonrojada.-—, Me pongo torpe cuando lo tengo cerca, hasta me atraganto con mi propia saliva. Río en carcajadas, sí hay que reconocer que los chicos e incluso chica, son jodidamente simpáticos. Parecen dioses griegos, egipcios etc. Lucen muy bien y visten espectacular. Si, pero son humanos...no es para tanto. -—¿Sabes qué? Haré que lo conozcas. Ella me mira con ilusión y me insiste que le cuente como.-, Cuando los veamos te lo presentare. —-¿Y si hago algo estúpido?—-se aterra negando. —-Estaré para salvar tu trasero.
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