Capítulo 4 —El agujero

1042 Words
Capítulo 4 —El agujero Laila: El sonido al otro lado de la pared era insoportable. Había estado tratando de ignorarlo durante horas, mi paciencia se estaba agotando. Mi cabeza empezó a latir al ritmo de los ruidos, y no pude evitar levantarme del sofá para caminar hacia la pared que compartíamos. Me acerqué, apreté los labios y di unos golpecitos. Esperé. Nada. Volví a golpear, más fuerte esta vez. El ruido no cesaba. Resoplé de frustración. —¿Es en serio? —murmuré para mí misma. Estaba a punto de golpear de nuevo cuando sentí un crujido bajo mis dedos. Retrocedí un paso, mirando cómo un pequeño pedazo de yeso se desprendía de la pared, dejando un agujero del tamaño de una moneda. Me quedé congelada, observando el desastre. Luego, la curiosidad me venció, y me incliné ligeramente para ver a través de ese pequeño orificio. Ahí estaba Bryan, sentado en su sofá, con el móvil en su oreja. Podía ver su perfil, y aunque no tenía una vista completa, podía distinguir su sonrisa relajada, esa que me irritaba tanto. Se estaba riendo de algo, aunque no podía escuchar claramente lo que decía. Mi plan era solo mirar unos segundos y apartarme, pero entonces sus palabras se volvieron lo suficientemente claras. —Deberías haber visto su cara cuando me vio desnudo, parada frente a ella. Y lo mejor —continuó, con ese tono despreocupado que me sacaba de quicio —es que, después de todo, todavía me echó como si fuera una reina en su castillo. ¿Puedes creerlo? Y yo solo envuelto en una sábana. Sentí cómo la sangre me hervía en las venas. ¿Así que se estaba riendo de mí? Quise apartarme, cerrar el maldito agujero y olvidarme de todo, pero mis pies no respondían. No podía creer lo que estaba escuchando. Era como si no tuviera vergüenza alguna. Mi pecho subía y bajaba al ritmo de mi respiración acelerada, mis manos apretadas en puños. ¡Cómo se atrevía! —... no te voy a mentir, me encanta cómo se molesta y me echa, solo para quedarse pensando en mí después... Mis ojos se abrieron de par en par. Estaba furiosa. No podía seguir escuchando esto, pero algo en mí se negaba a apartarse. Él siguió riendo como si no hubiera nada más en el mundo que le diera tanta satisfacción como burlarse de mí. Estaba furiosa, avergonzada, y lo peor de todo, me odiaba por haber estado espiándolo como una tonta. Me dejé caer sobre el sofá, cubriéndome la cara con las manos. —¡Eres una idiota, Laila! —murmuré para mí misma. Narrador: Bryan estaba cómodamente tirado en el sofá, mientras hablaba con su amiga Danielle. La conversación era casual, relajada, pero algo extraño captó su atención. Un rayo de luz se filtraba por la pared que compartía con Laila. En un principio, pensó que era solo la iluminación del atardecer, pero la forma en que las sombras se movían lo hizo fruncir el ceño. Algo no encajaba. Observó con más atención sin levantarse del sofá. Y entonces lo entendió. El pequeño agujero en la pared. Laila lo estaba espiando. Sonrió, manteniendo la conversación en tono ligero, fingiendo que no había descubierto nada. —Entonces, ¿en qué estábamos? —dijo Bryan, echando una rápida mirada al agujero. La ironía lo hizo sonreír aún más. Laila, quien tanto lo acusaba de ser un fisgón, era la que lo espiaba. —¡Ah sí!, deberías haber visto a Laila el otro día. —Se acomodó en el sofá—Estaba en su apartamento y... bueno, digamos que hubo un pequeño malentendido. Danielle soltó una carcajada. —Oh, ¿qué pasó ahora? ¿La hiciste enfadar de nuevo? —Casi muere... pero de vergüenza —Bryan disimulaba su placer, sabiendo que Laila, del otro lado del agujero, podía escuchar cada palabra —Deberías haber visto su cara cuando me vio desnudo, Danielle. No sabía dónde meterse, tan roja que parecía que iba a explotar. —¿En serio? ¡Eso debió ser épico! Bryan hizo una pausa, disfrutando de la imagen en su mente. —Lo mejor es que siempre va de tan seria, como si estuviera por encima de todo. Pero esa vez... —hizo una pausa dramática —No pudo ni mirarme a los ojos después. Moriré de risa cada vez que recuerde su cara —Era consciente de lo mucho que la fastidiaba todo esto, pero eso solo lo impulsaba a seguir —En fin —continuó, jugando con la situación —digamos que las cosas con Laila siempre son... interesantes. Creo que pronto le devolveré el favor. —¿A qué te refieres? —preguntó Danielle con una mezcla de curiosidad y diversión. —Digamos que tengo una pequeña sorpresa para ella —respondió Bryan, mirando hacia el agujero de reojo sin hacerle saber a Laila que la había descubierto —Algo que no se espera, pero que seguro le va a gustar. —No sé cómo no te odia por completo. —Es parte del juego —respondió con una sonrisa. —Bueno, pero si hablas tanto de ella, ¿al menos es linda? —preguntó Danielle. Bryan hizo una pausa. Laila, al otro lado de la pared, contuvo la respiración. —¿Laila? —dijo Bryan en voz alta —¿Laila es linda? —Murmuró pensativo —No sé... nunca lo había pensado. Sé que es muy graciosa, eso sí. Supongo que tendré que mirarla mejor. Del otro lado del agujero, Laila sintió furia. ¿Cómo que nunca lo había pensado? Se mordió el labio, indignada. Y el hecho de que él se atreviera a decir que tendría que "mirarla mejor" solo la enfureció más. Danielle soltó una risita. —Típico de ti, Bryan. A veces no tienes idea de lo que tienes delante. —Quizás —dijo él, terminando la conversación con una sonrisa en los labios —pero creo que pronto lo descubriré. Colgó la llamada, todavía sin moverse del sofá, dejando que el agujero quedara al descubierto. Podría haberlo tapado, claro, pero ¿dónde estaría la diversión en eso? Sabía que Laila estaba ahí, escuchando, espiando... y eso solo hacía que este juego fuera mucho más interesante.
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