Inesperado.

1053 Words
  -Señores del Consejo Técnico Nacional de Vuelo Civil y Militar de la nación, colegio de Ingenieros mecánicos y aeronáuticos, Capitán Padilla, Comandante de la Escuela de Aviación Militar, oficiales, sub oficiales, cadetes, alféreces, tropa de soldados, familia, amigos, señores representantes de la prensa nacional. -Bienvenidos todos. -Este no es un discurso de grado, ni de acto protocolar, es paradójicamente un discurso que me agrada mucho, dada la naturaleza del mismo y del modo en que ha afectado mi ser en todos los sentidos posibles. Es conocimiento de todos aquí presentes, que dada las consecuencias del accidente aéreo que se presentara en un vuelo bajo mi instrucción y comando directo, específicamente el vuelo OL21 con fecha 23 de septiembre del año pasado, a las 1533 horas en las inmediaciones de nuestra costa atlántica en Playa Hermosa, donde uno de mis Cadetes tuvo que romper alineación sin previo aviso y al contactarle, expresó claramente auxilio en su proceder inmediato para salvaguardar su vida y la de su copiloto, tratándose del Cadete Ortega y El Cadete Lira. -En mi proceder casi al instante y sin titubear, ordené a Ortega hacer un aterrizaje extraordinario en la playa que estaba a su derecha, frente a nuestra perspectiva (la de mi copiloto, el entonces Cabo y ahora Sargento de primera Garcés y la mía). -Confié en el proceder técnico del Cadete Ortega, donde ya me había notificado una falla en los motores que le impidió elevar la nariz de la avioneta; haciendo el correcto sobrevuelo en hipérbole descendente para posicionar la aeronave en sentido paralelo a lo largo de la playa ya mencionada. -Dios sabe en mi consciencia que elevé una oración para que el aterrizaje fuese exitoso, y así fue; pero faltaba controlar una nave de casi una tonelada en terreno inestable, pues muchos aquí sabemos que la arena de playa posee bancos y profundidades haciendo tremendamente inesperado y por ende altamente riesgoso el tránsito de la avioneta en la playa. -Sumado a la vulnerabilidad en la que se encontraban inmersos los pilotos, Cadetes Ortega y Lira, me informa que los frenos no funcionan. Me negué rotundamente al fracaso de estos jóvenes y apelé a la  técnica más peligrosa para detener un vehículo, por el inminente riesgo de pérdida de control en la direccionalidad de la nave y de un posible volcamiento y explosión de la misma. -Afortunadamente para los Cadetes, pues su vida era la que estaba en manos de Dios en esos instantes, la dirección se mantuvo y se giró levemente hacia las olas, a medida que se iba haciendo menos veloz, chocando irremediablemente contra estas. -Cabe señalar, que la aeronave llevaba una velocidad de vuelo de 250 kms por hora al momento de percatarse el hábil piloto de su falla mecánica y que aterrizó con una velocidad superior a 200kms por hora en una playa de 5 kms de longitud, donde lo esperaban los feroces arrecifes coralinos. -Estos jóvenes, Cadete Ortega y Cadete Lira demostraron aplomo, control de la situación y una espectacular experticia en vuelos bajos y aterrizajes forzosos en situaciones de altísimo riesgo vital. Deberían ser reconocidos como héroes, por salvar la vida del otro y por su impecable desempeño aeronáutico, técnico, militar y moral. -Para mi fiel copiloto Garcés pido lo propio, pues, sin sus palabras y apoyo en comunicaciones este desenlace no hubiese sido siquiera viable. -Yo siento en mi consciencia que actué conforme a  nuestros reglamentos y experticia que me ha dado casi una década como piloto y ocho años de Instructor de Vuelo. -Además, quiero apelar su decisión de despedirme como instructor de la Escuela y baja militar deshonrosa, basado en la premisa histórica de nuestra insigne Escuela, parafraseando a los más respetados oficiales instructores pilotos de nuestra alma máter “Creamos, erramos, en el camino rediseñamos y el venidero viaje aún lo esperamos” -Haciendo esas palabras nuestra nueva consigna formativa, pido se me permita seguir en mi actual posición, cargo y rango milita. -Confío en sus sapiencias y espíritus, pero primeramente confío en Dios que es quien tiene la última palabra. Muy respetuosamente Sargento técnico de tercera Samuel Santander Fuentes. El sonido de los folios contendientes de mi réplica al guardarlas nuevamente en la carpeta, se hizo aterradoramente ensordecedor. Sentí seca mi garganta y tragué saliva con suma dificultad. Garcés se apresuró a ayudarme a bajar la escalinata del pódium hacia la gradería, pues sentí mis piernas desvanecerse por un instante; me aferré a su brazo y me llevó hasta el asiento junto a Bella quien me dio una cantimplora del líquido vital que me devolvió el aquí y ahora. Lo que se hizo aún más abrumador. Apenas se oía el leve susurro de los miembros del Consejo junto a mi Comandante el Capitán Padilla. Pasaron unos eternos diez minutos y es el Capitán Padilla quien toma la palabra. -En vista de todo lo aquí expuesto y acontecido, me uno a la nueva decisión del Consejo. Sentí como el aire fluía nuevamente por mi sistema respiratorio y vi claro otra vez, literal. -El Almirante Robertson hizo su aporte a través de un cable, donde manifiesta el apoyo junto a los Generales Pittsburgh y Grant. _señala mi Capitán, generando un wow de asombro en el auditórium, haciendo eco de mi propia impresión, pues no me o esperaba. Toma su derecho a palabra el General Velázquez, cuyo discurso breve me devolvió la fe en mí mismo y la institución que representamos. -Lamento no poder devolverle su posición ni rango militar Señor Santander, puesto que de ahora en más asciende aquí y ahora a Teniente de la Aviación, superando su posición ante la ilustre academia donde ahora pasa a ser integrante del Consejo Nacional por petición de nuestro Comandante el Capitán Padilla y una sólida invitación como instructor experto para la Escuela de Aviación de la hermana república de México, en la persona del Almirante Robertson, donde estará enseñando en uno de los Buque Escuela atracado en Puerto Vallarta. El estruendo de los aplausos y los golpes en mi espalda felicitándome, me hizo sentir agradecido y afortunado. Fui con mucha fe a defender mi posición, apoyado en mi fe en Dios, mis principios de familia y mi confianza en mi experiencia profesional y militar. Me estaba llevando el paquete completo. Fue inesperado para mí todo lo que sucedía mi alrededor.    

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