Ana
Sentí como si me hubieran echado un balde de agua fría encima, acomodo mi bata y corro a la habitación de Lucas, al entrar lo veo retorciéndose del dolor, llevo mis manos en mi boca mientras mi corazón se llena una vez más de miedo, ese miedo que pensé que nunca iba a volver a sentir.
En mi cabeza se hace presente esa noche, niego una vez más, no quiero pensar en ello, ahora solo importa que Lucas esté bien.
El médico que afortunadamente no demoró mucho en llegar nos hizo salir de la habitación, decir que no tengo miedo es una mentira.
Mi corazón y mi alma siente miedo, un miedo profundo del cual no sé si algún día podrá desaparecer de mi corazón.
Tan pronto el médico nos deja pasar y sin dudarlo un segundo camino hacia la cama, tomo la mano de Lucas y la beso.
El es, más que mi
