Ricardo. No sé si escapar o permanecer aquí, solamente entiendo que no seré ese hombro en el que mi hermano se recostará, dinero tiene por montones y esto jamás lo va a dejar en quiebra. —No tienes nada más que hacer Ricardo que verme la cara —me dice Leonardo, aparentemente yo siempre lo terminaré estresando. —Aparte de apoyarte, no creo Leonardo eres mi hermano, pero para qué discutimos si tú absolutamente nada valoras, solamente te impresiona los alcances de los demás. —Intento sacarle unas verdades, es más debe percibir que se las estoy restregando. —Esas pendejadas te quedan bastante mal, si fueras tan esencial serías mi mano derecha, sin embargo, hasta mis empleados sirven más. —Leonardo me está maltratando, desde muy pequeños se lo permití, pero ahora ya no. —Antes pensaba q

