Capitulo 3

1685 Words
ROMÁN Estaba en mi oficina pensando en tantas cosas que habían pasado en tan poco tiempo. Tenía que tomar una decisión y era definitiva: me regresaría a California. Ya le había dado demasiados problemas a Gabo. En algún momento tenía que recompensar le. Por ahora, necesito volver a mi tierra, necesito verla, saber cómo está. Por más que pienso en alejarme, no puedo. Es algo muy difícil de describir. Sé que le puedo hacer daño, pero también quiero protegerla. Estoy seguro de que Marisa no se quedará tranquila y yo no la voy a poner en riesgo por mis estupideces. Llama a mi secretaria, pues necesito informarle de mi traslado. —Se le ofrece algo, señor? —Sí, por favor, llama a Karen y dile que venga a mi oficina. —En un momento, señor. Después de un rato de esperar, se abre la puerta. Yo volteo los ojos. Esta chica definitivamente no tiene educación. Jamás toca la puerta para entrar. Ella viene con una sonrisa de oreja a oreja. —Me mandaste a llamar. —Sí, necesito que organices todo para regresarnos a California. Ella me ve con una sonrisa y una ceja alzada. Sé lo que pienso y sí, me devuelvo a casa por ella. No sé qué voy a hacer ni cómo lo voy a hacer, pero quiero estar cerca. —Vaya, por lo que veo ya te decidiste. ¿Y qué piensas hacer? ¿Ir a decirle a Mandy: "perdóname por lo idiota, inseguro y cabeza dura que soy"? ¿Justo así o le vas a meter más drama y vas a llorar? —Cállate, Karen. No me voy por eso. Nos regresamos por el trabajo. Ya hice lo que necesitaba aquí. Ella suelta una carcajada y sé perfectamente que no me cree, y obviamente sé que no soy convincente. —Sí, claro. Y tú quieres que crea esa excusa. Ay, Román, qué vamos a hacer contigo. Por qué no eres el tipo de hombre que llega y se roba a la chica así, todo romántico. O al menos así quisiera yo que viniera una chica y me robara. —Está bien, lo voy a reconocer. En cierta forma, sí voy por Mandy, pero también tengo trabajo allá. Ella se pone de pie y la sonrisa en su rostro no se borra. Amo a esta chica. Está loca, pero es una buena persona. Espero que en cierta forma me ayude a controlar la bestia que tengo muy dentro de mí y no ir a robarme a Mandy de su casa. —Está bien, ¿cuándo nos vamos? —Lo más pronto que se pueda. Así que apúrate a preparar todo. Avísale a mi secretaria cuando tengas todo listo para que compre los vuelos. Y Karen, gracias por todo. Ella me sonríe y sale de mi oficina. Tomo mi celular y veo a la hermosa chica que tengo de fondo de pantalla. Aún recuerdo la primera vez que la besé. Fue algo que realmente jamás planeé. 1 Año atrás Estamos todos reunidos en la casa de mi hermana Mandy; por fin cumple 21 años. Aún no lo puedo creer, por fin esta chica es legal. Escucho cómo todos empiezan a planear salir a un bar. Yo no estoy muy convencido ya que Megan y Sofi no pueden asistir con nosotros, pero igual los más grandes me convencen, así que salimos directo a un bar. Llegamos y escogemos una mesa, está un poco apartada pero nos da oportunidad de platicar. Pedimos una ronda de tragos, yo no pienso tomar, tengo que cuidar después de todo a estos niños. Después de estar un rato tomando, Gabo y Mandy se paran para bailar. Alex de pronto se pierde y yo estoy aquí en esta mesa sentado, aburrido como una ostra, cuidando a estos mocosos. De pronto se acerca una chica muy linda por cierto y me sonríe. —Hola, ¿puedo tomar asiento contigo? —Claro, adelante. —Veo que estás muy solo, ¿quieres que te acompañe un rato? Es más, te invito a un trago. Yo niego y sonrío, porque si hubiera venido solo ya estaría ebrio en estos momentos. —No, está bien, soy el conductor designado. —Vaya, qué hombre tan responsable. No te importa que pida un trago para mí. —No, claro que no, adelante. Veo cómo la chica pide su trago, ella está sentada al lado mío, coloca su mano en mi pierna y la empieza a subir. Estoy un poco incómodo, en cualquier momento puede regresar Mandy y Gabo y no me gustaría que vieran esto. Entonces ella cambia su mano de mi pierna a mi pecho y susurra en mi oído. —¿No quieres ir a un lado más privado? Yo sonrío y estoy a punto de contestar cuando escucho la voz de un ángel, un poco molesta. —¿Interrumpimos o quieren que les demos su espacio? La chica a mi lado, que realmente no sé ni cómo se llama, sonríe pero no quita su mano de mi pecho. —Sí, nena, si pudieran darnos nuestro espacio, estaría genial. A esta chica qué le pasó, yo me pongo de pie de inmediato y me acerco a Mandy. Gabo solo sonríe, sabe que me he metido en un lío. —Mandy, será mejor que vayamos a casa. —No tenemos por qué, creo que esta es nuestra mesa. Oye tú, ¿te puedes retirar de nuestra mesa? —No, yo vine con el chico guapo y quiero irme con él. Esta chica ya se escucha muy ebria, creo que mejor me pierdo un rato a ver si se rinde y se va. —Saben qué chicos, yo ahorita vengo. Voy directo hacia un pasillo que sé que va a los sanitarios pero tiene una puerta de acceso hacia la parte de atrás del bar. Hace tiempo que no fumo, pero precisamente ahora se me antoja un cigarrillo, así que salgo por la puerta. Cuando ya estoy afuera, respiro hondo. Es tan frustrante siempre estar cerca de ella y no poder tocarla, abrazarla ni besarla como quisiera, simplemente con ese pequeño vestido se ve preciosa y yo quisiera arrancarlo. Suspiro por mis locos pensamientos, no puedo hacerlo. De pronto escucho que se abre de nuevo la puerta. —¿Pensabas irte con ella? Yo volteo y la miro con una ceja alzada y sonrío, se ve tan linda celosa. —Eso no es de tu incumbencia. —Román, sabes que sí. No tientes al diablo, porque una mujer celosa puede ser muy peligrosa. —Entonces supongo que tú estabas celosa. Ella se va acercando poco a poco a mí. Yo muerdo mi labio porque me dan ganas de agarrarla y estampar la en la pared. En este preciso momento, hacerla mía, ella sonríe que cuando está tan cerca pone su dedo en mi labio para que deje de morderlo. Dios esta chica es una tentación. —No hagas eso. —¿Hacer que? —No muerdas tus labios, porque me dan ganas de hacerlo yo. Yo me alejo un poco, tomo mi pelo frustrado, simplemente el estar tan cerca de ella, me mata, ese aroma que ella desprende, sus labios carnosos, es algo tentador, ella sonríe de lado, sabe que está jugando con fuego. —¿Porque te alejas? —Mandy, sabes que esto no está bien. —¿Quién lo dice? la gente no me importa, que se vaya a la mierda, nunca le damos gusto. —Lo sé, pero tú eres prohibida, prácticamente eres mi sobrina. Ella vuelve a acercarse a mí, y toma mi rostro en sus manos. —Claro que no, no llevamos la misma sangre, y que yo sepa, no tengo ningún compromiso con nadie, así que no soy prohibida, o ¿a qué le tienes miedo? a que me enamoré de ti, sabes que hace tiempo lo estoy, y soy capaz de arriesgar todo por ti, o tú no sientes lo mismo por mí, si es así yo me alejo Veo cómo se da la vuelta y camina hacia la puerta, esta niña está loca. Claro que estoy enamorado de ella, casi creo que desde el primer momento que la vi, primero era un deseo prohibido, y ahora es un amor prohibido, aunque me muero de ganas por tenerla debajo de mí gritando mi nombre, en tres pasos la alcanzo la tomo por los hombros y hago lo que tanto deseaba desde hace un rato, tomo su rostro en mis manos y besos sus labios, mi lengua se introduce en su boca y empieza a jugar con la suya, la pegó a la pared y con mis manos sostengo las suyas, ella enreda sus piernas en mi cintura, y puedo sentir como mi m*****o ya está duro, rosa con su v****a, el beso se intensifica y mis manos van a dar a sus senos, si no me detengo en estos momentos le haré el amor aquí mismo. Actualidad Escucho que suena mi celular y maldigo mil veces, simplemente con ese recuerdo mi m*****o ya está duro. Dios bendito no recuerdo la última vez que tuve sexo, parece que después de tener a tantas chicas en mi cama, ahora solo deseo estar con una, y no puedo, contesto el teléfono ya que no deja de timbrar. —Hola. —Ya está todo listo. —¿De qué hablas? —Me dijiste que preparara todo para marcharnos. —¿Y ya terminaste? —Claro, no quiero que te acobardes y ya no quieras regresar, así que lo tuve que hacer todo súper rápido. —Y vaya que fue rápido, muy bien ahorita doy la orden para mañana salir a primera hora, quiero estar lo más rápido posible en California. —¿Tienes miedo de ti mismo cierto? —Qué dices Karen, estás loca. —Claro que no, tienes miedo de arrepentirte, de regresar, porque sabes que lo primero que harás es buscarla, pues vas a tener que amarrar te las pelotas, porque vas a rogar mucho amigo mío. Yo suspiro porque estoy seguro que así será, ella no me lo pondrá fácil.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD