Capítulo 13

1825 Words
Alana salió de la mansión y se adentró en el jardín, sintiendo el sol en su piel y el aroma a flores frescas en el aire, sonrió con agrado por solo estar en aquel lugar, lo había extrañado y era una de las pocas cosas, pero es que el jardín era un verdadero paraíso, con sus rosas rojas y blancas, sus lirios amarillos y sus gardenias perfumadas, si aquel lugar era una maravilla, pero ahora había algo más que llamaba su atención, y ese era el bosque, había como un llamado silencioso, una invitación sutil en el aire, Alana se sintió atraída por la belleza y la tranquilidad del lugar, y sin pensarlo, se adentró en el bosque que se extendía más allá del jardín. El bosque era un mundo aparte, con sus árboles altos y sus sombras frescas, el suelo estaba cubierto de hojas secas y el aroma a tierra húmeda y a musgo la envolvía, allí la nieve no alcanzaba a acumularse, ya que eran muchos lobos los que transitaban por allí. Alana se sintió como si hubiera vuelto a casa, aunque sabía que no era así, antes, el bosque le parecía un lugar desconocido y amenazante, pero ahora, con su loba guiándola, se sentía en su hogar, era extraño y sabía que le llevaría tiempo el acostumbrarse, más por lo que había sucedido unos segundos atrás, ella en verdad mintió para cubrir a Otto, aunque en el fondo sabía que no fue ella, la Alana humana, sino su lado lobuno. Sin querer seguir pensando en Otto, caminó por el bosque, sintiendo la conexión con la naturaleza y con su propia esencia, su loba estaba contenta, feliz de estar en este lugar que era suyo. El bosque estaba vivo, con el canto de los pájaros y el susurro de las hojas en el viento. Alana se sintió parte de él, conectada a la tierra y a los seres que la habitaban. Su loba estaba en paz, y ella también. — Alana. — la voz de Otto a su espalda le erizo el vello de la nuca. — ¿Qué quieres Otto? — era casi cómico, como ahora podía llamarlo por su nombre sin temor a que el Alpha se enfadara, pero nuevamente sabía que eso era por su loba, su lado salvaje sabía que Otto no se molestaría por aquel hecho. — Solo… te traje esto. — Alana giro, y no pudo evitar sonreír, por solo ver el gorro de lana y la bufanda que sus amigos le habían dado. — Gracias, no me había percatado de lo frio que estaba el día. — tal vez era el hecho de estar viendo las cosas que sus amigos le regalaron, quizás, era ver a Otto preocupado por ella, fuese lo que fuese, Alana camino hasta estar frente al Alpha, quien vio su oportunidad y no la desperdicio. — Tu loba aun es una cachorra por decirlo de alguna manera. — dijo asumiendo su responsabilidad, misma que había tenido desde hacía unos años, como un segundo al mando, debía guiar a la manada. — No puedes confiar en salir sin un abrigo. — aseguro con voz suave, mientras que colocaba el gorro en la cabeza de su luna, y con un cuidado único, luego le coloco la bufanda. — Creo que algo me habían dicho, es decir… antes, cuando mis padres esperaban mi transformación, pero con el tiempo lo olvide. — la tristeza que había en sus azules ojos, a Otto le hizo temblar el corazón, y su mano busco reconfortar a su compañera, una caricia que para él fue efímera, sin embargo, para Alana fue abrazadora. — Si deseas, puedo ayudarte a recordar… los cuidados que debes tener, hasta que tu espíritu de loba este fuerte. — Otto no podía creer como fue que se le había pasado por alto la belleza de Alana, o tal vez esa era la razón por la que escapaba de la joven, porque en el fondo, Alana siempre le pareció una tentación, un llamado a pecar, a defraudar a su futura compañera, ahora, sin embargo, parecía que el destino se burlaba de él y de sus hermanos, ya que de la que siempre escapaban y maltrataban resulto ser su compañera. — No sé si tenga el tiempo suficiente para repetir las lecciones. — rebatió la joven, dando un paso atrás, queriendo escapar del calor que Otto le hacía sentir. — ¿A qué te refieres? — indago con temor, ¿acaso su luna estaba enferma y ellos no lo sabían? ¿a qué se refería conque no sabía si tuviese tiempo? — En tres semanas debo regresar a la universidad. — aseguro acariciando la bufanda de Gala y sonriendo con nostalgia. — Tú no puedes separarte de nosotros. — reprocho en medio de un gruñido Otto y Alana dio un paso atrás, temerosa que a este Alpha poco le importara tenerla de compañera y que la dañara de alguna manera. — ¿Qué pasa aquí? — la voz de Osiel era más alta que el gruñido de Otto, a pesar de que eran trillizos, Osiel siempre tuvo una vibra más dominante que Otto, tal vez porque había sido el primero en nacer. — Osiel. — dijo la joven con alivio y fue a su lado, algo que hizo que el pecho de Osiel se hinchara con dicha. — Ella se quiere ir. — aseguro Otto con los dientes apretados, y Osiel se tensó en su lugar, no estaba dispuesto a morir por el rechazo de su luna, mejor aún, no estaba dispuesto a ser rechazado por ella. — Alana... — comenzó a decir tratando de mantener su voz tranquila, como hacia con los humanos cuando lidiaba con ellos en la empresa. — No iras a ningún lugar. — aseguró Otto, quizás al suplantar tanto tiempo al rey Lucio, en verdad creyó que todos debían obedecerlo. — No regresaras a la universidad. — No puedes ordenarme eso. — rebatió Alana con lágrimas corriendo por sus mejillas y aferrando aún mas el brazo de Osiel. — ¿Verdad que no puede Osiel? — su luna buscaba su apoyo y Osiel solo podía recordar la tarde en que por poco y la empuja de su vehículo, al dejarla en la universidad. — No trates de manipular a mi hermano. — gruño Otto al comprender lo que Alana estaba haciendo, pues después de todo, él era el segundo al mando en la manada, nada se escapaba de sus ojos, menos las intenciones de los demás, y Alana recordó que ella no era una cautiva, nada les debía a ellos, solo a la luna Lina y al Alpha Lucio, por lo que ahora podía hablar sin remordimiento. — Ya dije que tu no regresaras a la universidad o… — ¿O qué? ¿Me obligaras a comer del piso una vez más? — los ojos de Osiel brillaron, y su mirada asesina fue a parar en el rostro pálido de Otto. — Ya me robaste el apetito Otto, ¿Qué más piensas quitarme? ¿Las ganas de vivir? Ante las palabras de su luna y lo que estas significaban, Osiel no lo soporto y se fue sobre Otto, la intención era clara, lo golpearía, claro que sí, y si eso sucedía, Alana estaba más que segura que los hombres dejarían de ser tal, y pasarían a darle riendas sueltas a sus lobos, y aun no estaba preparada para lidiar con eso. — ¡No! — grito cubriendo con su cuerpo el de Otto que en ningún momento hizo el amague de protegerse de lo que sabia le sucedería, Osiel rompería su rostro, claro que sí. — Alana. —reprochó Osiel logrando contenerse en el último segundo, a milímetros de pasar a golpear a su luna, quien tenía sus pequeñas manos temblorosas sobre su amplio pecho. — No quiero que se lastimen. — murmuro lo que su ser le gritaba, aunque luego se arrepintiera de eso. — Yo… solo quiero regresar a donde era feliz, por favor. — pidió sintiéndose pequeña, tanto como una hormiga entre esos dos hombres que se suponían la debían amar, y las manos de Osiel actuaron más rápido que las de Otto, por lo que envolvió a la joven en sus brazos, mientras veía a su hermano de forma amenazante. — No llores pequeña. — susurro en su oído y Alana tembló de forma visible, ocasionando que Osiel sonriera con agrado. — Si quieres regresar, lo haremos. — claro que sí, se dijo Otto, si el maldito de Osiel era un CEO, más que feliz apoyaría a Alana a partir con él. — ¿En verdad? — ¿cómo podria quejarse Otto? Cuando el rostro de Alana brillaba tanto, no podía, esa era la verdad. — Claro que sí. — aseguro el mayor, colocando un mechón de cabello rojo de la joven detrás de su oreja. — Gracias. — dijo con verdadera felicidad, tanta, que no fue consciente de que le dio un pequeño beso en los labios a Osiel, antes de regresar corriendo como una niña traviesa a la mansión. — Maldito embustero. — gruño con molestia Otto, no por el beso, aunque fuese raro, aun siendo Alpha, no sintió celos al ver a su hermano siendo besado por Alana, aunque claro que eso no contaba como un verdadero beso, solo fue un roce de labios, que dejo suspirando a Osiel, él, el gran CEO, el que cada noche tenia a una mujer diferente en su cama, más que dispuesta a complacerlo, sentía cosas que nunca había sentido, por solo un roce de labios de su luna. — No lo soy. — rebatió Osiel, al tiempo que dejaba de sonreír y giraba para ver a su hermano. — Solo soy un Alpha arrepentido de lo que le hizo a su luna. — reconoció dejando salir un suspiro pesado, hacía muchos años que no tenía una gran charla con alguno de sus hermanos, ya no recordaba cuando fue que comenzaron a pelear por un juguete, un trozo de carne, por todo y nada a la vez, pero Osiel era consciente que Alana era de los tres, y debían esforzarse porque funcionara. — Necesito saber qué fue lo que le hiciste, necesitamos saber que tanto lastimamos a nuestra compañera, solo así podremos tener una oportunidad, por ahora, lo mejor que puedes hacer, es darle lo que pida. — ¿Por qué debería confiar en ti? — Porque he vivido entre humanos, se cómo piensan, y aunque nos pese, Alana ha sido más humana que loba, ahora, vamos por Edur. Osiel no se equivocaba, si Alana fuese simplemente una loba mas y ellos la hubieran lastimado, su ser la llevaría a aceptarlos sin pensar en nada, borrón y cuenta nueva, pero su luna no era así, apenas estaba aprendiendo a ser loba, por lo que debían atacar el lado humano de Alana y Osiel se lo haría ver a sus hermanos.
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