Capítulo 3

1963 Words
- Papá ya no estoy tan segura de esto – arrugo la nariz al probarme el quinto atuendo. Al principio estaba entusiasmada por la idea de trabajar en un lugar decente, pero apenas llegamos nos pusimos a buscar que podría vestir el primer día. El descubrimiento fue asombroso, no tengo nada elegante, solo jeans, camisas casuales y un par de vestidos, quizás un solo traje que es el que siempre uso cuando voy a entrevistas de trabajo. - Esas son mierdas, eres perfecta y si yo te viera llegar así a mi oficina te contrataría, mi verdadero temor es que este niño sea como su hermano y no solo te quiera en la empresa – mi padre me hace reír cuando me señala con su dedo y entrecierra los ojos como el que exige algo. - Deja a la niña tranquila – Martha le da una palmada en su brazo – Estas preciosa cariño – le sonrío con delicadeza y vuelvo la vista al espejo. Sé que soy un desastre, basta con verme, desde mis pies hasta el último de mis cabellos se ve que soy de clase media baja, sin embargo, es adorable como ellos quieren hacerme sentir bien. - Igual no podría trabajar ahí, seguro exigen una vestimenta adecuada y este es mi único conjunto decente, no puedo ir todos los días con el mismo – me pierdo en mi habitación para cambiarme y tomar las cosas que necesito llevar conmigo. Entrevista o no sigo teniendo la responsabilidad con el bar. Salgo de mi habitación en menos de cinco minutos y sonrío cuando los veo pelear, pero al mismo tiempo tratarse con tanto cariño. Me costó mis años entender que ellos no se amaban en secreto o algo por el estilo, pero que aun así tienen un lazo inquebrantable. Son como hermanos unidos por la vida. - Voy saliendo – beso la mejilla de Martha, pero cuando voy a despedirme de mi papá, él me agarra y no me deja salir – Papá no quisiera llegar tarde – beso su frente, pero él sigue sin soltarme, solo me agarra las mejillas y me hace verlo fijamente a los ojos, mostrando los suyos un estado de ánimo que casi nunca tiene, uno serio. - Creí que te tomarías el día de hoy, que ya no irías, sabes que Grayson no mentía y que él te conseguirá ese trabajo, la ropa es lo de menos cariño – aprieto las manos de él y le dejo un beso en cada una. - Lo sé p**i, hoy será mi último día y me gustaría hacerlo bien, ellos han sido muy comprensivos y amables conmigo, lo mínimo que merecen es que me despida – él asiente satisfecho y finalmente me deja ir. - Entonces apúrate y que el camino no te agarre tan de noche, llámame cuando llegues – asiento y salgo de casa, suspirando para armarme de paciencia. Es miércoles, pero eso no significa que sea un día muerto. Es impresionante la cantidad de personas que adora emborracharse en la mitad de la semana. *** Después de acabar mi turno, a las cinco de la mañana, voy a buscar mis cosas casi arrastrando los pies, ha sido una noche tranquila comparada a un fin de semana, pero eso no significa que haya sido leve. Repito, muchos tienen por hobby embriagarse antes de ir a trabajar. Los borrachos entre semana son los peores y más pesados, preferiría mil veces el grupo de adolescentes disfrutando de su etapa de desenfrenos y despreocupaciones, una etapa que creo que nunca alcance a vivir y que tampoco es que me haya hecho tanta falta. No cambiaria mi vida con mi padre ni por toda la despreocupación del mundo, y aunque lamento que haya quedado con secuelas después de ese aterrador accidente, prefiero eso mil veces más a que no haya sobrevivido. Egoísta o no, eso es lo que pienso, no sé qué sería de mi hoy en día, pero tampoco quiero averiguarlo, él es mi pilar y lo va a seguir siendo hasta que él ya no pueda aguantar. Solo espero seguir dándole motivos para mantenerlo a mi lado. - Escuché que esta es tu última noche – asiento hacia las palabras de Mérida, la más decente de este lugar. Digamos que he mentido un poco y mi convivencia en este lugar no ha sido del todo gratificante, pero pagan muy bien y más me interesa pagar las cuentas a hacer amistades. >> Me alegro, una preocupación menos para Jake – el jefe y con quien se acuesta aun cuando el hombre tiene su adorable familia. Que sea la más razonable no significa que precisamente lo sea, solo que es la única con quien se puede mantener una conversación algo más coherente. - Sí, como sea, ten una buena vida – doy la vuelta después de vaciar mi casillero y camino hacia la puerta, pero ella se detiene en medio, interponiéndose entre la única salida y yo. - No creas que podrás volver o llamarlo a pedirle dinero – ruedo los ojos cansada. No sé cómo esta mujer, después de trabajar toda la noche, aun así, quiere discutir una causa perdida. - Me estas confundiendo contigo – se acerca y toma mi brazo con fuerza, pero con la misma rapidez me suelto de su agarre y la empujo lejos de mí – No te atrevas a tocarme. Hace el amague de tirarse sobre mi pero la esquivo y salgo del lugar cerrando la puerta en su cara. Repito, estoy agotada, no he dormido nada y en unas horas tendré que ir a trabajar en la cafeteria. De ese trabajo no renunciaré hasta que sea cien por ciento seguro que tengo el puesto con el hermano de Grayson, ya he comprobado lo difícil que puede ser conseguir un ingreso y me rehúso a pasar por eso otra vez. Llego a mi casa totalmente agotada, agradezco que mi papá este dormido porque odiaría que me viera así, voy al baño a darme un rápido baño antes de ir a mi cama y echarme apenas al ponerme ropa interior. Probablemente me enferme por dormir prácticamente desnuda y con el cabello mojado considerando el frio que hace, pero siento que no podría soportarlo más, pero mi gruesa cobija me abriga y me hace dormir delicioso. Aunque hay una gran posibilidad de que en realidad no me dormí, sino que me desmaye, ya que casi siempre sueño, pero en esta ocasión no fue así, la cosa es que vuelvo en mí, porque alguien me sacude con violencia repitiendo mi nombre. - ¡Jade! – me despabilo un poco y abro los ojos consiguiéndome a mi padre y a Martha viéndome con bastante preocupación. - Gracias a dios a la virgen y a los santos mi niña – Martha incluso empieza a rezar y no puedo evitar reírme un poco. Ese sueño ha sido por demás de reparador y ahora me siento como nueva. - No pasa nada, solo estaba cansada – evitando una vergonzosa escena en la que mi padre me vea con ropa interior, agarro mi cobija con cuidado y me siento. - Si, tan cansada que fuiste a descansar en paz – me causa gracia, pero su tono y gesto me gritan que reírse en esta situación es una grave equivocación. - Solo tuve el sueño pesado papá, no es necesario haberse alarmado de ese modo – me acercaría a abrazarlo, pero el problema de la desnudez sigue presente, y por mucho que fue quien durante años me limpió y bañó, mi cuerpo no es ni de cerca el mismo que tenía durante mi niñez. Simplemente hay que ahorrarnos otro sentimiento negativo, es suficiente con el enojo que tiene hacia mí en este momento. - No me hagas hablar que me enojaré más, Jade West, estoy cansado de decirte que no te sobre esfuerces, no eres ni una súper heroína ni de acero, eres una persona, un humano y mi niña – decido que vale la pena arriesgarse, por lo que tomando con cuidado la cobija me pongo de pie y me acerco a él para abrazarlo. - No pasa nada p**i, en serio, ya ayer fue mi último día en ese horrible lugar. - ¿Horrible? ¿no dizque era maravilloso? – hago una mueca por haber hablado de más, mierda. - ¿Qué pasó? ¿por qué ambos vinieron a levantarme? ¿qué hora es? – me alejo de él hacia el mueble en donde guardo la ropa y con cuidado de no dejar ver nada me pongo un vestido casual y bonito. - No te pienses que podrás escapar de esto, así que será mejor que empieces a soltar información o serás castigada – aprovecho que le estoy dando la espalda para rodear los ojos. - No moleste a la niña y dígale a que viniste a despertarla, yo iré a cocinar – Martha sale después de dejarle caer otro pequeño golpe, estuve a punto de pedirle que no me dejará con el señor cuando está en modo estricto, pero ya tiene suficiente conviviendo con él la mayor parte del día. - ¿Qué pasó papá? – me siento frente a él tomando sus manos para buscar relajarlo un poco. - ¿Y después me dirás la verdad a todo lo que te pregunte? -  con un suspiro asiento para que termine de hablar. Si no lo hago podríamos estar aquí todo el día sin llegar a ninguna parte y hoy tengo el turno de la tarde en la cafeteria. >> Grayson llamó. - ¿Qué dijo? – me inclino un poco más hacia él. No quería ilusionarme, pero imposible. Quiero ese trabajo tanto como quiero que mi padre este bien, lo que significa bastante ya que no hay nada que añore más que eso. - Su hermano llegó ayer y tienes que ir a verlo hoy a las ocho para poder hablar, dijo algo sobre que solo son formalidades porque el trabajo ya es tuyo – volteo con rapidez hacia el reloj y me levanto de un salto. Son las siete treinta y llegar tarde no es una opción, ya es un milagro trabajar en una empresa como asistente del dueño, no pretendo hacer nada para arruinarlo. - ¡Mierda papá es tan tarde! – chillo y saco rápidamente una muda de ropa interior y mi único traje elegante, ya veré que hago después con eso si me habla de una política de vestimenta. - Si bueno, supongo que si te hubieses despertado de tu coma cuando te llamé la primera vez no se habría hecho tan tarde – su sarcasmo es tan encantador como su sentido del humor cuando busca incomodar a los desconocidos, pero no digo nada al respecto. No tengo tiempo para esto. - ¡p**i es tarde! – es toda mi respuesta antes de entrar al baño. Finalmente logró estar completamente lista en quince minutos, pero no consigo desayunar, supongo que valdrá la pena el otro seguro regaño de ese par, aunque dejo pasar eso por alto, lo primero es obtener el trabajo. Me permito pedir un taxi, un servicio que no frecuento por la necesidad de ahorrar, pero veo imposible llegar a tiempo si camino al lugar que Grayson le indicó a mi papá, dirección que fue muy amablemente anotada por Martha después de discutir con mi padre sobre su grandiosa memoria. Feliz llego con cinco minutos de anticipación y entro diciendo que vengo de parte del hermano del jefe, me dan un par de tarjetas de invitación, me instruyen los pasos a seguir para no perderme en el pequeño pero extravagante edificio y siguiendo las instrucciones al pie de la letra me dirijo a lo que podría ser la oportunidad de mi vida.
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