Cuando Aitana escuchó aquella invitación, sintió que fue como anillo al dedo, era eso justo lo que necesitaba, pero no veía correcto ir con Jean Pierre, con quien, además, se sentía avergonzada por haber huido después de pedirle que fuese por más champagne.
― No sabía que había spa y saunas. Pues, si soy sincera, yo no debería estar aquí con usted, se supone que en este momento estaría ocupada en otras cosas, pero dada la situación y el encuentro no planeado, creo que no habría problema alguno en aceptar, creo que algo de terapia reconstructiva me vendría muy bien ahora. Además, espero poder compensar el desplante de anoche. ―respondió Aitana tratando de no dejar en evidencia los nervios que burbujeaban en su sistema.
Disimuladamente, volteó a mirar que nadie le est
