Al otro lado del crucero, Aitana disfrutaba del vapor del sauna junto a Jean Pierre y aprovechaba cada instante para conocerle más y más.
Jean Pierre contaba sus historias de aquel matrimonio fallido, dejando al descubierto gran parte de su vida privada, lo cual a Aitana le cautivaba como nadie, ni el mismo Jordi, lo había hecho.
La temperatura subía en el ambiente y el sudor se hacía presente entre ambos cada vez con mayor frecuencia, la música clásica de los noventa, ambientaba las recámaras de los saunas, los cuales, hasta ese momento, estaban desocupadas casi en su totalidad, solo algunas personas hacían uso de los saunas, y entre ellas, la que ocupaban Jean Pierre y Aitana en ese instante.
Al pasar los minutos, Jean Pierre aplicaba más y más agua a la estufa de pi
