Las horas pasaban, el sol se apartaba y las nubes opacaban poco a poco la ciudad, el barco era azotado por el oleaje, los encantos de aquella ciudad atraían gran cantidad de nuevos turistas, pero no era el caso de Aitana y Cloe, ambas mujeres yacían boca abajo cada una en una camilla de masajes, mientras recibían un masaje profundo cada una. Aitana tenía una percepción de paz y comodidad, mientras que Cloe no paraba de pensar, en lo que haría ahora que sabía que su jefa parecía interesada en dejar a Jordi, tal vez era su mejor oportunidad. Para Aitana, era difícil dejar su mente sin pensamientos incómodos, aunque lo intentaba era recurrente el pensar en la infidelidad de su esposo junto a la niña que estaba allí con ella, era consciente de que necesitaba sí o sí algunas pru

