Lo que Aitana hacía en realidad era muy extraño, alertarla más solo haría que se alejara de Jordi y las pruebas de infidelidad que necesitaba de su esposo con esta chica quedarían en el olvido al igual que ella y su fortuna posiblemente, pero parecía que Aitana por un momento se olvidaba de que ella era la amante de su esposo y solo se interesaba más y más en lo que Cloe contaba. Era como si ella podría imaginarse todo lo que Cloe le decía, e incluso podría recrear una escena en su mente de esa joven junto a su esposo, después de todo, no era la única rara con fetiches extraños. — Creo que tienes toda la razón, aunque eso no aplica en todos los vinos añejos, creo que mi esposo no es para nada un sujeto de esos de los que hablamos, no suelo hablar de esto con nadie, p

