En ese momento, la sangre a Rachell se heló, quedo petrificada al encontrarse de frente a Aitana. En su rostro se notaba la incertidumbre y los nervios que burbujeaban en su sistema. En un lugar tan grande, qué tantas probabilidades habían de conseguirse justamente con Aitana en ese preciso momento. Jean Pierre actuó con disimulo, como si no conociera a Aitana, solamente le miró y le sonrió, aunque en ese momento habló y prefirió apartarse nuevamente de los problemas, él sabía como evadirlos, y lamentablemente debería ser Rachell quien cargara con los problemas esa tarde. ― Lo ve, ahí está su amiga, luego de tantas vueltas al fin le consigue, creo que está hecho mi trabajo acá, temo que me tengo que ir, me esperan mis amigos para beber algunas copas y

