Stephen
—¿Dónde está mamá? ¡Oh, dios mío! ¿Dónde está mamá? —Austin comenzó a gritar entre lágrimas.
—Austin, mamá está en cirugía, está bien, cálmate —le dije a mi hijo.
—Es mi culpa, nunca debí haber pasado por su tienda, no habría estado en el coche conmigo. Es mi culpa —lloró Austin.
—Austin, no, no hiciste nada malo. Tu madre tuvo un ataque al corazón, fue bueno que estuvieras con ella —le dije.
—Oh, dios mío, no se veía bien en la tienda, estaba inestable, sabía que no se veía bien. Yo debería haber manejado —dijo Austin.
—Oye, no tienes la culpa. Sabía que estaba cansada hoy y se quejó de que le dolía el brazo. Nadie podría haber predicho esto. No tienes la culpa, si acaso salvaste a tu madre. Si hubiera estado sola en el coche, Austin, hiciste lo correcto, ayudaste a salvarte
