Mi anillo

1388 Words
Esa mañana, fue emocionante para Charlotte, nunca hasta ahora había ostentado un anillo en el dedo anular de su mano y lucir uno nada más y nada menos que de diamantes era una verdadera sensación. Nathaniel era un hombre orgulloso y Meredith con su comentario acerca de la alianza del compromiso, le hizo tomar una decisión que ni siquiera había pasado por su cabeza de comprar el más costoso para que su novia luciera, allí mismo en la joyería se arrodilló y le dijo a la chica: — Charlotte Lewis, ¿deseas casarte conmigo? Su voz estaba llena de drama, pero estuvo bien para Charlott, que lo sintió como una grandiosa actuación. Ella también con su toque de drama dijo: — ¡Oh cariño me hace tan feliz escucharte y sí, me casaré contigo amor mío! El hombre dueño de la joyería sonrió satisfecho de aquella venta, 'se dijo que se veían un poco exagerados al manifestar su amor, pero así eran los enamorados, todo lo exageran' Salieron de allí y Nathan le preguntó: — ¿Crees que convencí al dueño de la joyería? — Por su cara, creo que no, pero lo importante es que tengo un anillo y Meredith se morirá de la envidia. Nathaniel soltó una carcajada de buena gana, pero luego se puso serio y dijo: — Por cierto quería decirte algo con respecto a lo sucedido anoche y mi reacción, quiero prometer que jamás esperes de mi violencia, puede ser que me enoje tremendamente, pero nunca te haría daño, ni a Meredith, realmente a ninguna mujer, yo respeto mucho — su voz sonó solemne. — Gracias Nathaniel, es una alivio escuchar esa promesa, lo valoro mucho— dijo ella. El se sintió complacido por la confianza de ella en él, luego manifestó. — Me tengo que ir hasta la oficina, el chófer te dejará en casa después — dijo él. — Me gustaría comprar ropa, no tengo mucha, ¿puedo abusar de tu dinero un poco?— dijo ella con expresión de niña mala. — Todo lo que quieras, no creo que me dejes en bancarrota por renovar tu closet Charlie, nos vemos en la noche — dijo ésto y la dejó a sus anchas para que ella gastara lo que deseara. Charlotte solo quería comprar algunas prendas, sería comedida en sus gastos, también iba a adquirir algo para su papá. De regreso a casa llevó varias blusas, pantalones, lencería, camisas para su padre, llegó bastante atareada con las bolsas de compras realizadas. Meredith quien estaba por salir, al verla llegar comentó: — Disfrutando de la beca Hastings, querida? Ella se detuvo y la miró para responder sin amilanar su ánimo: — ¡Así es señora! Necesito renovar mi barato vestuario, ventajas de tener un hijo de un millonario— dijo con toda la intención. — ¡Vaya, estás clara de tu estatus! Porque solo eres un resuelve para Nathaniel, él pobre necesita desesperadamente una esposa, y se encontró contigo, sin escrúpulos para darle el 'sí' acompañado de un mocoso — ¡Bueno querida, esto es lo que hay!— dijo Charlotte señalando con sus manos su figura. — ¿Estás consciente de que eres poca cosa para Nathan? Él a quien ama es a Emma, que pena que solo seas un consuelo para ese muchacho. — Lamentablemente señora, Emma es la mujer de su hijo, triste por ella y Nathan, ahora estoy yo, aunque esa muchacha parece más su pareja que la de su hijo— dijo Charlotte,mordaz. — ¿Cómo te atreves? ¡Falta de respeto!— exclamó Meredith. Charlotte subió a su habitación riendo de buena gana, no iba a permitir que ésta mujer le arruinara la estadía en esa casa, iba a disfrutar ser la esposa de Nathaniel Hastings mientras durara, y nada ni nadie iba a humillarla por su condición de ser pobre. Mientras Meredith quedó resoplando su rabia al escuchar cómo le respondía la muchacha tan osadamente, al parecer no iba a ser presa tan fácil para ella como lo había sido Emma, ésta era tan débil de carácter que con solo decirle lo fea que se veía la tenía triste todo el día, sonrió con expresión malévola y salió de la mansión. Charlotte se encerró en su habitación a disfrutar de lo que había adquirido, en eso estaba cuando escuchó unos toques en la puerta, se levantó y abrió, era Emma, ésta visita si que le extrañó. — Hola, ¿que necesitas?— preguntó al verla. — ¿Puedo pasar para hablar un poco?— dijo Emma con temor. — Claro, no hay problema — dijo Charlotte. La muchacha entró y se sentó muy quieta con las manos en su regazo, Charlotte la observó unos segundos con curiosidad y luego al ver que no hablaba dijo: — Tú me dirás. Emma parpadeo varias veces y al final dijo: — ¡Qué bello tu anillo! —¿Lo notaste? ¡Sí, está súper hermoso, estoy muy feliz! — dijo Charlie De repente Emma preguntó: — ¿Cómo haces para no tener miedo de Meredith? Charlotte la miró extrañada y respondió: — Pues, la verdad no sé, nunca he tenido miedo de las personas, soy clara cuando hablo y nadie me intimida, ¿ella te amenaza?— quiso saber Charlotte. — ¡No, no, claro que no!— aseveró Emma — es solo que te ví hace un rato enfrentarla y ella salió de casa muy enojada. — ¡Ah, salió de casa, ¿Por eso estás acá conmigo? Ella no está cerca.— dijo Charlie. — No soy una prisionera— se defendió Emma, solo que no soy muy sociable. — Entiendo, pero quiero decirte algo a modo de consejo; no permitas que te intimiden, enfrenta tus miedos y serás más felíz — dijo ella— claro no es tu caso, pero yo me miro cada día en mi espejo y me digo: eres fuerte Charlie, tu sola puedes salir; y me funciona. — ¡Qué bueno!— respondió Emma— ¿Y cuando es tu boda? Charlotte pensó unos breves segundos antes de responder. — Pronto— dijo ella sin dar una fecha. De repente le preguntó a Emma. ¿Por qué te casaste con Benjamin y no con Nathan? Emma se levantó de inmediato y se disculpó por molestar diciendo: — Ha sido un abuso de mi parte , venir a tu habitación. —¡No, para nada! Al contrario es un alivio tener alguien contemporáneo para conversar cuando estemos en casa, cada vez que puedas escapar del ojo vigilante de tu suegra, ven, soy todo oídos— dijo Charlie — me encantó que me visitaras. La chica salió sin decir nada más, Charlotte sintió pena por ella, debía ser terrible estar llena de miedos y complejos, estaba agradecida a sus padres por haberla enseñado a ser independiente y sin temor, se le llenaba el rostro de emoción al recordar a su mamá, había fallecido cinco años atrás, un duro golpe para ella y su padre. La extrañaba todos los días de su vida, no cumplía los cuarenta cuando le detectaron un cáncer que se la llevó en pocos meses dejando un vacío en la casa y en el corazón de ella y de su padre. Esos días vinieron a su memoria, su papá se desempeñaba como auxiliar en una empresa contable, pero al enfermar la esposa, perdió muchos días de trabajo y fue despedido, y no le daban una buena referencia para conseguir en el mismo ramo. Todo se había venido abajo en la vida de ambos, a duras penas logró el bachillerato, pero la universidad se puso demasiado alta para los sueños de Charlotte, así que buscó trabajo en una cafetería, y fue allí donde creyó en las promesas de Austin. Traerlo nuevamente a su memoria le causó un dolor en su pecho y las lágrimas nuevamente rodaron sin control por sus mejillas, se limpió enojada con el dorso de la mano y se dijo: « ¡Te juro que voy a sacarte de mi mente y de mi corazón Austin Wilson!» Se puso la mano derecha al frente como haciendo pantalla y sonrió. — «¡Es hermoso esté anillo! ¡Y es bastante costoso! ¡Bah, tú te lo mereces Charlotte Lewis! pensó, “pronto serás la señora Hastings”.
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