(9)

1337 Words

El vehículo se detuvo con un frenazo suave, casi elegante, pero aun así mi cuerpo reaccionó como si me hubieran arrojado al vacío. Un espasmo de miedo me sacudió de pies a cabeza. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que Enrico me había metido en esa camioneta de vidrios polarizados —¿minutos?, ¿horas?— porque la droga seguía corriendo por mis venas como un veneno espeso. Mis manos temblaban, pero ya no era solo por el miedo: era ese maldito mareo que hacía que el suelo se sintiera blando, que mis pensamientos chocaran entre sí, que el aire se me negara. Sentía el pulso en mis oídos, como golpes sordos, los ojos pesados, como si me hubieran pintado los párpados con plomo, la garganta seca, áspera, incapaz de producir una palabra coherente. Era como si mi cuerpo no fuera mío, como s

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD