Cena de compromiso

3436 Words
Los cambios, son necesarios, comunes y bien recibidos siempre que traigan cosas buenas, pero cuando la vida quiere ponerte de revés es el momento en el que inician los problemas. Muchas veces tienes que considerar si estás dispuesto a arriesgarte para conseguir lo que quieres o si dejarás que tus aprensiones dirijan tus pasos. Esa decisión no es nada sencilla. Tus obstáculos solo serán resueltos por ti y tus aciertos también, por lo que las consecuencias se verán directamente conectadas a los acontecimientos de tu vida, tus experiencias. Los segundos cuentan, cada respiración cuenta porque lo importante de todo, es avanzar. No importa lo que pase, sigue adelante. Benjamin iba en el auto hacia la mansión de la familia Reyes, él no había podido asistir al funeral del hombre porque había tenido que irse a la reunión familiar que había convocado su padre. Había llegado bastante tarde, pero luego de la cena ellos habían comenzado a hablar, Benjamin estaba a la expectativa de lo que se diría, pero nunca esperó que su padre anunciara su retiro de la empresa por una enfermedad de la que solo sabía su madre. Al parecer había estado teniendo problemas y sus riñones comenzaban a fallar por lo que los procedimientos médicos habían sido bastante fuertes. Ahora debía someterse a una operación invasiva para estar mejor, por lo que necesitaba que sus hijos regresaran a la empresa, la cede principal, donde se crearían muchas dudas por su enfermedad. Su padre era quien dirigía la sede principal de la empresa familiar, después de todo él era el fundador. Su hermana menor, Jetta, era la representante en Australia, Jenkin, su hermano mayor era el representante en Asia y él era el representante en América, a todos les había ido muy bien, pero ahora debían dejarle su trabajo a sus empleados para poder asistir a su familia. Él no quería irse, pero tenía que hacerlo. Tenía alrededor de tres meses para dejar todo listo para su partida que sería alrededor de un año o un año y medio. Todo dependía de su padre, a lo mejor eso era lo mejor para todos. Alonso podría seguir con la asociación y él se alejaría de Alejandra, tal vez de esa forma podrían avanzar. Ambos sabían que su relación no los había llevado a ningún lado hasta el momento, ya no podrían continuar, pero era verse y desearse, por lo que tal vez tener una distancia física que no afectara en otro aspecto más que en el personal fuera lo mejor para ellos. Con un suspiro negó, sabía que estar alejado de Ale sería una tortura. Él la quería a su lado y su ansia era tan grande que prefería solo poder verla desde lejos que sacarla definitivamente de su vida. Parecía como si el destino estuviera decidiendo qué era lo mejor para ellos, Benjamin no podía negarle algo como aquello a su padre, él los necesitaba y él estaría allí. Resignado, comprendió que Ale se olvidaría de él y de todo, pasaría página mientras Benjamin estaba ausente. Como debía ser. Esas palabras se repitieron en su mente hasta llegar a su destino, la verdad era que sus ánimos estaban por los suelos. Enterarse de que su padre estaba enfermo y entender que debía dejar su vida de lado por un tiempo para poder ayudarlo, era difícil, no se negaría porque amaba a su padre, pero era difícil alejarse de Ale y de todas las cosas que le importaban. Estacionó su auto en la mansión para ser dirigido a la casa, la cena estaba servida para el momento en que llegó, pero al menos no había llegado tarde para el anuncio de que su amigo iba a casarse. Él sonrió cuando todo el mundo se levantó a entregar las felicitaciones a los novios, Benjamin también lo hizo. Estaba feliz por su amigo, les dio las palabras típicas a ambos antes de alejarse de nuevo y esperar que la cena continuara. Sus ojos se desviaban continuamente a Ale, pero intentaba que ella no lo notara, era doloroso verla sabiendo que nada de lo que hiciera cambiaría las cosas entre ellos, le tomaría bastante tiempo aceptarlo. Más tarde, cuando la cena dio paso  al resto de la celebración donde el champán dominaba, se dio el gusto de disfrutar de la visión de Ale. -Sabes, estar viéndola como un tonto no te queda lindo- comentó Lisa sentándose a su lado -y eso que siempre he pensado que eres un hombre apuesto. -Tú siempre me has amado en secreto- se burló él tomándose la tercera copa hasta el fondo. Tomando una copa nueva volteó a ver la expresión contrariada de Lisa y se sorprendió. -Sí, tal parece que los romances ocultos son lo mío- dijo ella con desagrado. -Ahí hay una historia- afirmó él -y aunque no la quieras contar, créeme que te entiendo. Él chocó sus copas antes de beberse el contenido de nuevo. -Nuestras situaciones no se parecen en lo más mínimo- negó ella -si yo tuviera la oportunidad que tienen ustedes, no la estaría desperdiciando como han hecho hasta ahora. Pero, a mí me gustan las cosas complicadas. -La relación entre Ale y yo es complicada, Lisa- dijo él mirándola -hay muchas cosas en las que no logramos comunicarnos y hasta ahora ha sido un fracaso. -La comunicación tiene solución- afirmó ella exasperada -lo único que no la tiene es rendirse y lo hicieron antes de comenzar. -La comunicación no puede ser unidireccional- se quejó él sintiéndose atacado -no es como si eso no lo hubiera intentado, hay decisiones que yo no puedo tomar. -Pero dejas que ella las tome sabiendo que sus razones no son suficientes- comentó Lisa -y sin cambiar las tuyas. -¿Ella les dijo algo?- Preguntó él sintiéndose observado. La mujer parecía saber mucho. -Sé mucho más de lo que piensas pero no porque Ale haya hablado, la mujer es bastante reservada- explicó Lisa -solo he prestado atención. -Intenté cambiar mi comportamiento- se defendió él -pero no tuve oportunidad para demostrarlo. -Lo sé, lo sé, Ale es testaruda, pero es tan difícil verlos tan abatidos por no estar juntos- dijo Lisa -es tonto. Si tan solo hablaran. -Supongo que siempre he sido yo el que da el paso e intento respetar su decisión- comentó él tomando otra copa. -Me avisas como te va con eso- se burló ella antes de levantarse -espero que puedan solucionarlo. Si quieres un consejo real, usa todas las palabras que puedas para decir lo que sientes y no hagas algo grande de lo muy pequeño, es sencillo ver las soluciones. No dejes que se te escape porque ella tiene miedo y tú no sabes confiar. -Gracias- susurró él viendo como la hermana de su amigo se alejaba. Tal vez debía decirle algo, acercarse. El pensamiento fue tan fugaz que creyó que se lo había imaginado, ya era tarde para eso. Benjamin se iría pronto, unos meses era el plazo. Se quedó allí bebiendo y mirando la celebración desde el fondo. No sabía que daba lástima o algo peor, pero lo imaginaba. No quería arruinarle la fiesta a nadie así que tal vez sería mejor si se iba. Buscó a sus amigos con la mirada. Encontró a Alonso bailando abrazado con Lena, la visión lo llenó de tanta envidia que tuvo que bajar sus ojos al suelo, no fue mucho tiempo atrás cuando creyó que él podría tener aquello con Ale y mientras su amigo había avanzado él se había quedado en el mismo punto. Otra copa se presionó en sus labios antes de que alguien lo invitara a bailar. Era una de las mujeres de la familia de Lena, él no pudo rechazarla, ella no aceptaba un no. Se distrajo unos minutos, los suficientes para que la mujer disfrutara y luego regresó a su pozo de autocompasión, detestaba sentirse tan patético, pero no le quedaban fuerzas para lucir mejor que eso. Otra voz se sentó a su lado. -Para ser mi amigo, no te alegras mucho por mí- se burló Alonso. -No deberías estar aquí- atacó él con una sonrisa -este es el rincón de los despechados y los abandonados. Fíjate, estoy solo. -Que dramático te has vuelto Benjamin- se burló Alonso. -Eso pasa cuando te va mal en las relaciones, pero terminas en la cena de compromiso de tu amigo rodeado de personas que se profesan amor, solo me hace sentir lástima de mí mismo- se burló él con una mueca. -Las cosas no serán siempre así- afirmó Alonso con un toque en su brazo -mi relación con Lena no fue nada sencilla y lo sabes bien. No porque ahora estemos felices significa que no puedan difícil. -Intentarlo cuenta…- dijo él pero no terminó, no valía la pena -oye quiero verte pronto en la oficina, tenemos negocios que discutir. -Seguro, en unos días estaré allá- aceptó su amigo sin decir nada de su cambio drástico de tema. -Muy bien- aceptó él con una sonrisa -ahora regresa con tu novia. -Si es que la encuentro- comentó su amigo levantándose -no se ve por ningún lado. Con esas palabras Alonso lo dejó solo, él siguió bebiendo sin pensar en las cosas a su alrededor. Su mente se distrajo con la lástima en la que tanto se regodeaba últimamente, el alcohol le iba nublando los pensamientos y la música se fue haciendo más alta. Escuchó que alguien le hablaba, pero el sonido era lejano. Un toque suave en su pierna lo hizo levantar la vista hasta el rostro asustado de Ale. -Quiero intentarlo- fue todo lo que ella dijo y con eso el fuego se inició en su pecho como si volviera a la vida. ***************************************************************************** Alejandra estaba asustada, de hecho esa expresión no era suficiente para sus sentimientos. No podía dejar de pensar en todos los días que había luchado por alejarse de Benjamin, los intentos de dormir sin soñar con él. Simplemente no podía y aquella noche, cuando su mejor amiga anunciaba su boda, el inicio de una vida que le daría felicidad no pudo negar que su primer pensamiento fue para Benjamin. Lo había visto llegar, pero su mirada lucía triste, perdida y acabada, no se parecía a él. Finalmente tuvo que hablar con Lena y su amiga le dio un escarmiento no tan suave, pero que le abrió los ojos. -¿Qué dijiste?- Preguntó él abriendo los ojos asombrado. -Que quiero intentarlo-repitió ella con una sonrisa. -Vas a tener que ser más específica- le pidió Benjamin colocando la copa en la mesa -no quiero que haya malentendidos con esto, esas palabras ya las he escuchado antes. -Te estoy diciendo que lo intentaré, lo que sea que sucede entre nosotros es demasiado fuerte para ignorarlo por más tiempo- explicó ella -lamento que me tardara tanto en darme cuenta, pero supongo que el ambiente de hoy es bueno para las resoluciones. Ella sonrió y él le devolvió el gesto. -¿Y qué es lo que quieres hacer?- La duda estaba marcada en sus expresiones. -Haré lo que me pidas- afirmó ella mirándolo directamente -esto no es bajo mis condiciones, es bajo las tuyas. -¿Bajo todas mis condiciones?- Preguntó él levantándose. Su mirada se había vuelto aquella que ella observó en su primera cita. -Soy tuya, ¿o no?- Lo tentó Ale sabiendo la reacción que provocaría y eso era exactamente lo que deseaba. Los ojos se Benjamin ardieron sacándole una sonrisa, él se levantó de un salto la tomó por el brazo y la sacó de la pista de baile. Ella notó las sonrisas de sus amigas mientras los veían alejarse. Se subieron al auto y él condujo sin decir una sola palabra, sus respiraciones estaban aceleradas, sentía como el momento los iba superando. Llegaron al departamento de Benjamin más rápido de lo que ella se imaginó y subieron en el mismo silencio cargado. Él la hizo pasar abriéndole la puerta, Ale torció el gesto cuando los recuerdos de la última vez que había estado allí se desataron en su mente. Los bloqueó tanto como pudo hasta que Benjamin se colocó frente a ella y solo pudo verlo. Ambos parecían perdidos en aquel espacio. -Necesito saber qué es lo que implica todo esto- comentó él sentándose a su lado. -Ya te lo dije- afirmó ella de nuevo -será bajo tus condiciones. -Lamento si no me lo creo- dijo él con una sonrisa -es repentino. -Lo sé, pero digamos que hoy tuve buenos incentivos para cambiar de idea- explicó Ale. -Si esto va a suceder- dijo él viéndola seriamente -tus normas y límites también tienen que estar en la mesa, no voy a repetir el último error. ¿Qué es lo que tú quieres? -Te quiero a ti- afirmó ella temblando su estómago vuelto un nudo -quiero tu confianza. -Y yo quiero tu entrega, total y completa, Ale- pidió él. -Tienes que comprender que lo que pides no es fácil, es un proceso- dijo ella con valentía. -Lo sé, ahora lo sé. Su corazón retumbaba en su pecho, nunca en su vida se había sentido tan asustada ni tan orgullosa de ella misma. Había vencido uno de los miedos más agrandes que había tenido desde el momento en que se había cruzado con Benjamin, y ese era el contarle sus inseguridades, manifestarle aquello que la hacía sentir mal. Tenía la esperanza de que de ese modo las cosas cambiaran para mejor. -Comenzaremos con cosas sencillas- afirmó Benjamin -luego de dar el primer gran paso. -¿Y eso sería?- Preguntó ella con los ojos abiertos. -Que te mudes conmigo- explicó él dejándola con la boca abierta. Ale respiró profundo antes de soltar la respuesta que se creaba en su mente. Sus miedos no hablarían por ella. -¿Por qué es eso necesario?- Inquirió ella intentando sonar conciliadora -y supongo que ese es el primer gran paso, ya veo por qué lo llamaste así. Benjamin sonrió luciendo algo culpable. -Es una de las pocas cosas que quiero exigir desde el inicio- explicó él sin dejarlo ir, al parecer no cambiaría de idea -siento que si vamos a intentar esto hay que hacerlo sin repetir los errores, pero ese fue un error que cometimos. Siempre quise tenerte aquí, Ale, a mi alrededor, darte la confianza de saber que era bien recibida en el espacio más íntimo que tengo, que es mi casa. -Es un acto de confianza- susurró ella con una media sonrisa. -Lo es, sí- convino él. Ellos se observaron unos segundos antes de que la intensidad del momento sonrojara a Alejandra, no era común que le sucediera aquello. Con una sonrisa se preparó para hablar sin miedo de nuevo. -Si yo me mudo aquí- comenzó ella -no puedes rechazar nuestra relación, no puedes ocultarla en ningún sentido, no aquí, no en el trabajo. -Créeme que nunca fue esa mi intención- afirmó él acercándose a ella. -Entonces no tendremos ningún problema con eso- comentó ella antes de mirarlo -¿estás seguro de que te sentirás cómodo compartiendo tu espacio conmigo? No podrás ocultarme nada, siempre estaré aquí. -Lo estoy- afirmó él viéndola directamente -no hay nada que desee más que eso. Verte aquí será todo un placer. -Entonces no tengo ninguna otra petición- terminó ella mirando hacia el frente -por ahora. -En cualquier momento que desees algo puedes pedírmelo- agregó él tomándola de la mano suavemente -tus necesidades son básicas aquí, son primordiales en los requerimientos de esta relación, no lo dudes. Ella asintió viendo la verdad en sus ojos. Quería besarlo, tocarlo, anhelaba perderse en el deseo con Benjamin, ellos habían sido realmente malos en mantenerse separados y ahora que la línea divisoria había desaparecido sería incluso más difícil. Su cuerpo rebelde ya estaba respondiendo a las órdenes de esos ojos profundos, su corazón se aceleró, su boca se secó, su cuerpo comenzó a temblar con anticipación y se mojó tan rápido como era posible. Estaba preparada para él, pero Benjamin no lucía con la intención de algo más. -Puedo leer tus ojos- dijo él con voz ronca -y aunque sé que ambos estaremos excitados, no es sobre eso que quiero que sea esta primera noche. Ya habrá tiempo para lo demás todos los días que duermas y despiertes aquí, esta noche será la primera de muchas en las que exija y decidirás lo que estás dispuesta a dar. Benjamin se levantó y la observó desde esa posición, sus ojos la penetraban tan profundamente que sentía como si pudiera ver su alma junto a sus miedos. -Quítate la ropa- ordenó él dando tres pasos atrás -cada pieza de ella hasta que solo quede tu piel. Con una pequeña duda que se apresuró en corregir, Ale se levantó en segundos antes de tragar para seguir la orden que se le daba. Sus dedos recorrieron su cuerpo lentamente, se quitó los zapatos de tacón que la cansaban un poco colocando sus pies en el piso frío, lentamente y mirando a Benjamin a los ojos removió las mangas de su vestidos, este cayó a sus pies con un movimiento dejándola solo con el tanga que se había puesto para ese día, sin sostén ni nada parecido. Los ojos de Benjamin se volvieron peligrosos y las llamas saltaron, sus puños se crisparon por lo que ella supo que él estaba haciendo un esfuerzo máximo para no saltarle encima. Ale se arrancó el tanga con lentitud y se quedó allí observando las expresiones de Benjamin, sus ojos la recorrían con deseo, estaba húmeda, sus pezones se alzaban para él. Tragó en el momento en que se acercó a su cuerpo, él presionó sus labios en su pelo mientras respiraba con profundidad, sus dedos recorrieron delicadamente sus hombros para dirigirse a su espalda, un suspiro se escapó antes de que Benjamin se alejara. Se dirigieron al cuarto con Benja sujetando su mano en una pequeña guía. Fue allí que él se desnudó luego de dejarla en el borde de la cama, Ale lo observó hipnotizaba mientras su cuerpo quedaba al descubierto, su brazos fuertes, su vientre plano y marcado, sus piernas poderosas y una erección plena que la llamaba como nada. Sus ojos se engancharon allí, su m*****o la llamaba al placer y ella no podía evitarlo, lo deseaba tanto, con Benjamin siempre había sido así, su cuerpo respondía de una manera visceral que ni ella misma entendía. -Si sigues mirándome así, mis intenciones se irán al caño- se burló Benjamin haciendo que sus ojos volvieran a su rostro. Su sonrisa era depredadora y complacida. -No puedo evitarlo- admitió ella en un nuevo arranque de sinceridad -siempre estoy deseándote. -Yo tampoco puedo- afirmó él acercándose una vez más -me alegra saber que no soy el único. Benjamin se inclinó entonces y rebuscó en si mesita de noche hasta encontrar lo que parecía una cinta de color n***o. -Esta será nuestra primera prueba- dijo él, su rostro volvía a ser serio -dormiremos unidos, literalmente. Esta noche puedes escoger tú, un dedo, la muñeca, el tobillo, pero estaremos unidos. -Creo que prefiero la muñeca- aceptó ella sin cuestionar nada, Ale sabía que aquello era importante para él y su sonrisa se lo confirmó. Benjamin unió sus muñecas con delicadeza comprobando que no estuvieran demasiado apretadas, luego ambos se subieron a la cama donde para la comodidad de la cinta tenía que estar abrazados. Ale se acurrucó con el cuerpo de Benjamin, sus ojos llegaban al cuello del hombre, podía sentir su respiración superficial, su corazón acelerado y su erección que se pegaba a su vientre. Ella se removió unos segundos antes de recostarse, pero sabía que ambos estaban tensos, casi esperando que alguno de los dos saliera huyendo. -Espero que sepas que yo voy mucho al baño en la noche- comentó ella para aligerar el ambiente. La risa de Benjamin fue su respuesta -mi vejiga es pequeña. -Iremos juntos- declaró él con una sonrisa. El ambiente se volvió ligero gracias a sus risas y Ale sonrió sabiendo que aquello era lo que necesitaban. Sentía como su cuerpo se relajaba lentamente con cada segundo que pasaba y se sorprendió al notar que aquello era algo que no había permitido en mucho tiempo, nadie la había abrazado de esa forma al dormir desde su rompimiento. Con un suspiro se acurrucó con el calor de Benjamin, este la abrazó y ella sonrió complacida. Había anhelado algo así sin siquiera saberlo, su excitación estaba allí, en el fondo de su mente y su cuerpo estaría preparado, pero en ese momento no quería nada más que cerrar los ojos dejándose ir. Y eso fue exactamente lo que hizo, con una sonrisa se quedó dormida.
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