Nicolas No pensé que un comedor sencillo, con mantel de flores y aroma a pan recién horneado, pudiera sentirse más íntimo que mi propia casa. Pero ahí estaba, en la cocina de los Anderson, cortando verduras junto a Evans —el padre de Melissa— mientras su madre organizaba la mesa para la cena, y ella… ella me observaba desde la puerta, como si no terminara de creer que estaba aquí. Y si soy honesto, yo tampoco lo creía. Porque una parte de mí siempre pensó que jamás encajaría en un lugar como este, que no tendría el valor de mirar a los padres de una chica como Melissa y decirles que, aunque no tuviera apellidos importantes ni millones en el banco, la amaba, porque si, amaba a Melissa mas de lo que pudiera imaginar, solo que aun no era el momento de que ella lo supiera. —Entonces, ¿con

