Nicolas Entrenar con el equipo por primera vez en el estadio fue tan surreal como escuchar mi nombre en el Draft. Había algo especial en pisar ese campo con el número 11 en la espalda, era como si cada gota de sudor, cada mañana entrenando en solitario, cada sacrificio en la universidad cobrara sentido y, sin embargo, ese día... no podía concentrarme del todo. Desde que llegué, algo me inquietaba, sentía una especie de cosquilleo constante en la nuca, como si alguien me estuviera mirando, no en plan “fan emocionado”, sino… diferente, como si me observaran no por lo que era en la cancha, sino por algo más profundo. Algo que me inquietaba. Fue después del entrenamiento cuando Ethan se acercó a mí, serio, con esa tensión que no había visto en él en estos dos días que llevo conociéndolo.

