Melissa Nunca pensé que despedirme de alguien me doliera tanto… hasta que me tocó soltar la mano de Nick en el aeropuerto. Estábamos en la sala de espera, esperando a que nuestro avión privado estuviera listo y el reloj avanzando como una cuenta regresiva cruel. Mis dedos estaban entrelazados con los suyos y él no dejaba de acariciarme el dorso de la mano con el pulgar, eran pequeños gestos que decían más que mil promesas. —Me encantó ver a tu familia —susurré, con la voz un poco temblorosa Nick sonrió, pero no era una sonrisa ligera, era de esas que tienen un nudo escondido. —Mi abuelo te adora —respondió— Y mis padres también, mi mamá ya está buscando recetas para cuando vuelvas. — el me miro con ternura —¿Y si no vuelvo pronto? — pregunte en un susurro —Entonces iré yo. —

