Prólogo

1575 Words
Nicolas El draft es uno de los eventos más esperados para los estudiantes universitarios, o bueno, más bien para los que están por terminar sus estudios y para aquellas personas que no están dispuestos a seguir estudiando pero que tienen la posibilidad de formar parte de uno de los equipos más reconocido del país. Hace unas semanas habían terminado las denominaciones de las universidades donde se muestran a los mejores jugadores y posterior a eso son catalogados como participantes en el draft, pero ahora se llevaría a cabo el draft oficial donde todos los equipos de las grandes ligas seleccionaban a sus nuevos jugadores. Por lo que hoy era uno de los días más importantes de mi vida, no dormí nada la noche anterior, tenía la alarma puesta a las 7:00 a. m., pero a las 5:38 ya estaba despierto mirando el techo. El Draft de la NFL era esa clase de cosas que uno imagina desde niño, pero nunca siente reales hasta que llegan. Y ahora estaba aquí. Y no solo era el Draft. Era mi Draft. El día en que mi vida podía cambiar para siempre. Desayune con mis padres, mi madre hizo huevos con jamón, como en cada día importante y hoy todos creíamos que sería uno de esos días que marcan tu futuro. Mi papá, que nunca ha sido de hablar mucho, me dio un golpecito en el hombro y me dijo: —Hoy se alinean las estrellas, Nick— no pude evitar sonreír por sus palabras. A veces creo que él está más nervioso que yo, en sus años de juventud jugó linebacker en una escuela técnica y siempre soñó con verme ir más lejos de lo que él pudo, nunca me presionó, pero su orgullo se le escapa por los ojos. Pasé la mañana entre llamadas, entrevistas, y silencios largos, mi agente, el mismo que había contratado mi padre cuando entré a la universidad me había dicho que podía caer entre el pick 5 y el 12. Era bueno, lo habían notado cuando jugué en contra de la universidad de Houston, había hecho unos pases increíbles y ni siquiera sabía porque ese día me sentía tan motivado, solo supe que en esa universidad había una chica preciosa que se había llevado toda mi atención antes de entrar a los vestidores, pero, en fin, ese partido había marcado un después en mi carrera. Algunos equipos habían mostrado interés: los Commanders, los Raiders, incluso los Giants. Pero había un nombre que me obsesionaba en secreto: “Los Broncos.” Mi equipo de toda la vida, él equipo que veía con mi abuelo cuando tenía 7 años, él mismo que me hizo soñar con ser mariscal viendo a Peyton Manning levantar el trofeo Lombardi en 2016, solo unos años después de comenzar a entrenar para las selecciones. Pero como decía mi madre, “Soñar en voz alta trae mala suerte”, así que no me hacía ilusiones, si lograba entrar a Los Broncos seria extremadamente feliz, pero si no lo lograba, al menos esperaba quedar seleccionado para algún equipo, para eso llevo preparándome prácticamente toda mi vida. Quería triunfar en la NFL, quería que todos estuvieran orgullosos de mí, quería que aquella niña que conocí hace años cuando mis padres me llevaron de vacaciones a Houston, se sintiera feliz y orgullosa de que sus ánimos me habían hecho llegar hasta aquí. No la había vuelto a ver y no sabía si ella me había olvidado, pero ella fue una de las personas que me motivaron a seguir mis sueños y aquí estaba, intentando que todo lo que me proponía pudiera lograrlo. Cuando el Draft comenzó, mis padres y mi abuelo se reunieron en la sala principal mientras que yo apoyaba los codos sobre mis rodillas mirando hacia el televisor, el lugar estaba lleno de tensión, pero aun así no quise ponerme más nervioso de lo que ya estaba. Los primeros picks fueron esperados: los Panthers se fueron por un liniero, Los Patriots tomaron a un receptor. Pero conforme el tiempo pasaba, mis nervios aumentaban y mis dedos no dejaban de tamborilear contra el brazo del sillón y cada vibración del celular me hacía contener la respiración. Pick 5… nada. Pick 6… tampoco. Yo seguía ahí, esperando, miraba de reojo a mi papá, que no paraba de mirar su reloj con unos nervios claros de lo que estaba pasando, quería lograrlo, no solo porque fuera uno de mis sueños, sino porque también quería que estuviera orgulloso de mi, entonces, en la pantalla apareció el anuncio: "Los Denver Broncos han hecho un intercambio y suben al pick número 7." El mundo se detuvo y mi corazón se aceleró. Sentí la presión en el pecho, como si hubiera corrido una ruta entera, mi madre me apretó la mano, no había dicho nada aún, pero todos sabíamos lo que eso podía significar. Y entonces... sonó el teléfono, quería contestar al instante, pero mis nervios me habían hecho paralizarme, ¿Era esto posible?, mi abuelo toco mi hombro y me hizo salir de mi estado de shock para después tomar mi celular y contestar la llamada antes de que se fuera al buzón de voz. —¿Nicolás Preston? —dijo una voz grave al otro lado. —Sí, señor— mencione y no dude en darme un golpe en la frente por lo insulsa que fue mi respuesta —Aquí John Elway. ¿Estás listo para ser un Bronco? — menciono sin irse por los rodeos y mi respiración se cortó. Me quedé en silencio, por un segundo pensé que estaba soñando, luego sonreí al ver todo en televisión nacional, sonreí como nunca, como si el aire volviera de golpe a los pulmones. —Más que listo, señor. — aseguré y vi como el hombre que me llamaba desde el estadio sonrió a través del televisor —Bienvenido a casa, hijo. — menciono antes de terminar la llamada. Durante unos segundos, el silencio reino en la casa, hasta que la sala explotó en gritos, mi padre y mi abuelo se levantaron como si hubiéramos ganado el Super Bowl, mientras que mi mamá lloraba, todo esto era lo que había soñado y solo me cubrí la cara con las manos, tratando de que el momento no se escapara. Mire de nuevo la televisión hasta que el comisionado lo dejo claro: —“Con el pick número 7 del Draft de la NFL, los Denver Broncos seleccionan a... Nicolás Preston, quarterback, de la Universidad de Denver.”— las felicitaciones no tardaron en hacerse llegar por mi celular. Varios de mis compañeros de la universidad y mis amigos comenzaron a felicitarme, me sentía feliz, pero si era sincero, me hubiera gustado que aquella niña siguiera en mi vida, que estuviera en un momento como este a mi lado, pero no era posible, ella no me recordaba, yo no recuerdo nada mas de ella y tal vez era mejor así, aunque siempre le agradecería que me escuchara y me motivara a seguir mis sueños. Había luchado mucho para llegar hasta donde estoy en este momento, no había sido fácil, mi padre trabajaba como entrenador de Futbol en mi universidad, después de que dejara el futbol hace algunos años, él se dedicó a nosotros, a pesar de que le han ofrecido varios puestos para trabajar como entrenador en varias universidades del país, pero él no está interesado, dado que nosotros siempre fuimos su prioridad. Mi madre trabaja como enfermera en un equipo de Hockey femenil, mis padres se conocieron cuando estaban en la universidad y para nadie fue una sorpresa que el embarazo repentino de mi madre fue lo que detuvo a mi padre de seguir sus sueños, pues a él si lo seleccionaron en su momento, pero debía mudarse a Kansas y como mi madre no podía seguirlo en ese entonces, decidió quedarse con nosotros. Nosotros no teníamos una situación económica estable, pero mi padre siempre me pidió seguir mis sueños, quería que estudiara lo que me hiciera feliz, así que conseguí una beca en la Universidad de Denver y gracias al entrenamiento que mi padre me había brindado desde pequeño quede seleccionado como quarterback del equipo, conseguimos un agente que quisiera representarme y me enfoque en la universidad. Por lo que no había lugar en mi vida para distracciones, las relaciones estaban prohibidas, aunque si disfrutaba de uno que otro momento con una chica, pero solo era casual, nada intimo o formal, era lo mejor, de ese modo no me distraía de mis objetivos, graduarme como abogado, porque si, quería mi carrera formal, pero también ser el mejor jugador de Los Broncos, lo primero ya lo logré, me graduaría en un mes y medio gracias a que había adelantado materias y lo segundo, estaba a punto de lograrlo. —Estoy tan orgulloso de ti hijo— menciono mi padre abrazándome —Los contratos se firman en un mes, pero estoy seguro de que tendrás más propuestas, ¿te seguirás quedando con Los Broncos? — pregunto mi abuelo y yo sonreí —Hasta que deje de jugar o hasta que no me renueven el contrato, pero sí, me quedare con Los Broncos— asegure y mi madre sonrió entre lágrimas. —Este es el inicio de un futuro brillante hijo, te adoro— menciono abrazándome y yo me deje llevar por lo que sentía en este momento, este era sin duda alguna el mejor día de mi vida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD