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El testamento

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Blurb

Por el miedo a perder todo, Malena Fajardo atesora sus bienes como a su vida misma y sin esperarlo, un día cae enferma, dejando un testamento confuso y algunas cosas sin arreglar.

La familia Fajardo entra en conflicto y comienza a disputar los bienes de la tía.

Malena nunca se imaginó que sus peores miedos se hicieran realidad, pues ahora los miembros de su familia más codiciosos y egoístas pelean por su herencia.

¿Quién ganará esta lucha por la herencia? ¿Los bienes duran toda la vida?

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Lecho de muerte (Borrador)
La hermana mayor se abrió paso entre la gente para llegar a buena hora a la habitación donde la tía estaba internada. Se sentía un poco extraña, algo triste y como en expectativa. Caminó hasta la habitación 106, del segundo piso del ISSEMyM. Menos mal que Malena tenía seguro. Al acercarse, vio a los familiares cercanos de Malena, algunos platicaban y otros simplemente esperaban la respuesta de los doctores. El ambiente no era agradable, pero ella esperaba caos y gente histérica en la sala. Al preguntar a su sobrina, hija de Hilda, si podía entrar para ver a su tía en los últimos días de su vida. Esta le indicó con extraña amabilidad que podría entrar sin problemas, invitándola a ver a Malena. Paty Fajardo se acercó a la puerta, y al girar la manija de la puerta, notó una presencia a su espalda. —¿También vienes a ver mi tía? —Preguntó la voz de la mujer, algo aguda. —Si... —Paty la miró con asombro, esperando que con su mirada le diera la señal de que estaba esperando entrar sola. —¡Entremos! Paty apartó las ideas de su cabeza. Era momento de visitar a la tía, no pelear con su hermana. Malena se encontraba recostada en la camilla clásica del hospital. Parecía bastante débil y al parecer estaba en las últimas, pues no conseguía si quiera hablar. Le apenó verla en ese estado, así que se debatía si acercarse o no. En cambio, Laura se acercó sin pena ni gloria, quedando justo en el lado derecho de la camilla, cerca de la ventana con cortinas horribles de color crema. —¡Hola tía! —Laura saludó tan fresca como la mañana, sin importarle que su hermana parecía tener algo que decirle a la tía. Claro que esa era la razón por la que había entrado sin que nadie la invitara. Al fin Paty se acercó, lentamente fue acortando su distancia hasta quedar pegada a la camilla. La tía la notó enseguida, y apartó la mirada de Laura para mirar a Paty. Su mirada estaba colmada de angustia, un sentimiento de haber dejado pendientes en su vida. Malena tenía aproximadamente unos 56 años de edad. Vivía en la privada de los Fajardo en Toluca de Lerdo, ubicado en el Estado de México. Su tiempo en vida se decó a trabajar para ganar un poco de dinero y después disfrutar de esos bienes. Para ser secretaria, la tía Malena había logrado comprar departamentos y algunas cosillas de valor. Eso le dio la oportunidad de escalar en niveles socio-económicos, eso quería decir que Malena y su esposo Benjamín pertenecían a la clase media-alta; además de que su trabajo le daba todas las prestaciones y beneficios, por lo que tenía seguro de vida, un programa del gobierno con siglas ISSEMyM. No había preocupaciones por la salud de su tía, pues la familia esperaba que saliera del hospital muy pronto. —Hola tía. —Saludó por fin Paty, tomando de la mano a su tía. Malena no respondía, solo trataba de darle señales con la mirada a su sobrina: señales desesperadas, pues sus ojos gritaban que tenían algo importante que decirles. Paty lo interpretó como un llamado en solitario, refiriéndose a que tenía lago importante que decirle, pero a solas. Lo malo fue que no pudo decirle nada. Malena apretaba la mano de la hermana mayor para preguntarle cosas. —¿Ivoncitas? —Preguntaba al sentir la fuerza del agarre. —Está bien tía, acabo de verla junto con sus hijitas. —¿Lula? —La tía asentía cada que Paty acertaba. —También está bien, ella viene a visitarte en un ratito más. Preguntaba más cosas, pero su angustia no atinaba a irse. Paty pasó más tiempo con la tía, preguntándose cuando Laurita se dignaría a irse, pero al ver que la rubia teñida no más no se iba, ella terminó despidiéndose antes. Salió de la habitación asqueada, pensando en cualquier cosa para evitar el enojo que le causaba su actitud.

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