2. Caos

2888 Words
Un año después… Leves recuerdos de su sonrisa, labios rojos, mejillas sonrojadas, su cara de enfado cuando no le permití pagar la cuenta. El perfume de rosas mezclado con el amoniaco del tinte para cabellos, tres pequeños lunares en fila ubicados en su escote que llamaba mi atención a cada segundo y… un beso. Sus labios rozaron con los míos por un segundo que pareció eterno. Lo suficiente para enviar una corriente eléctrica por todo mi sistema nervioso y acelerar mi corazón. -Tomaré el primer avión que me lleve lo mas lejos posible de este lugar. Espero no volver jamás, pero me alegra haberte conocido, Benjamín – luego de eso la vi alejarse en un taxi. *** Despierto agitado en medio de la madrugada, con una dolorosa erección, igual que todos los días desde hace un año. Viene a mi mente todas las noches, sueño con sus labios sobre los míos, como ese ultimo beso en medio de la acera, a las cuatro de la mañana frente a una solitaria cafetería de las Vegas. Miro el reloj, encontrando que son las cuatro de la mañana, justo como esa madrugada hace un año. Me adentro en la ducha para bajar la calentura de mi cuerpo y tratar de subir mi ánimo, que se fue a la mierda desde ese día. El agua cae sobre mi cabeza, cierro los ojos para pensar, esperando poder sacarla de mi mente, pero solo logro pensar en ella. -Queen – repito su nombre, aunque no sea el real. A veces me pregunto si no fue un producto de mi imaginación, si en realidad fue una alucinación producto del alcohol que bebí en el bar del casino. -No. Ella es real - Tan real como lo que sentí esa noche. Jamás había logrado conectarme de esa forma con nadie, y con ella fue cuestión de minutos. En mi cabeza aun la escucho reír a carcajadas mientras le cuento sobre lo mucho que sufrí en el avión, por culpa de mi miedo a volar. -Eres un tonto – ríe - ¿Cómo no puede gustarte subirte a un avión? Estar entre las nubes… -Oh, no le tengo miedo al avión. Tengo miedo de que se caiga y muera. Su risa se vuelve a oír, melodiosa como música para mis oídos. -Serás un pésimo guardaespaldas – se burla. Una leve sonrisa de tristeza se dibuja en mis labios, recordando su voz. Mi potente erección se disipa cuando mi animo toca fondo, al darme cuenta que encontré al amor de mi vida, pero jamás volveré a verla. ***** Mis labores comienzan a las seis de la mañana, como todos los días desde el año pasado. Mi tío me consiguió el puesto de guardaespaldas en la familia Fiore, justo como lo prometió, así que pasé de ser un simple guardia de refuerzo, ubicado en el segundo auto de la Señora Fiore, para luego ganarme su confianza y ser su principal escolta, actualmente. Amber es una mujer amable, sensible y cariñosa, sobre todo con su hijo Austin, a quien visita en el trabajo todos los días. El pobre tiene que hacer a un lado sus consultas en el hospital, para pasar tiempo con su insistente madre. Hoy es un día “especial”, por decirlo de alguna manera. Es el aniversario de la muerte de su hija menor, Angelica, así que la familia se reunirá, irán a una misa preparada para ella, y luego una cena en casa. -Buenos días, Señora – saludo formal cuando sale de su habitación. -Ben, cariño, ya te he dicho que me llames Amber. -Es mi obligación, lo lamento. -Ya sé que Víctor te dijo que debes ser formal, pero no te meterás en problemas, lo prometo. -Su desayuno espera – cambio la conversación de inmediato. Una mujer atractiva para tener cincuenta años. Ojos grises, cabello castaño claro, piel bronceada y figura delgada, orgullosa de su falta de busto por sobrevivir al cáncer. Amber me cae bien, porque tenemos algo en común; ambos dejamos de sonreír hace un año. Ella solo regala pequeñas sonrisas falsas para agradarle a la gente, pero el resto del día está con una expresión pensativa y tristeza en sus ojos. En cambio yo, según mis compañeros de trabajo, soy mas amargado que mi jefe.  Espero fuera del comedor mientras desayuna sola. Usualmente su esposo lo hace con ella y conversan unos minutos antes de perderse todo el día, pero hoy al parecer tenía cosas que hacer. -Benjamín – la voz de mi tío llama mi atención. -Buenos días. -El Señor Fiore quiere hablar contigo en el despacho.  Mi tío es la mano derecha del jefe, así que no es sorpresa que cuando entro en el despacho me siga. Ambos me miran serios, como si estuviera en problemas, lo que me preocupa un poco, aunque trate de no demostrarlo. Puede que me equivoque, y las caras largas se deba a la fecha del año. -Benjamín siéntate – señala – entiendes que estas en este lugar por la recomendación de tu tío, y que te has mantenido aquí por tu excelente trabajo cuidando de mi esposa – asiento lentamente – Ahora quiero que hagas algo por mí, ¿Sabes que día es hoy? -Si señor. ¿Cómo olvidarlo? -Hace 365 días, mi bebé fue secuestrada, torturada y asesinada por un monstruo – su dolor se le filtra en la voz. Lo sé. El día que comencé a trabajar fue el funeral. La secuestraron en su propio auto, solo para obligarla a conducir hacia el desierto y amarrarla al volante para que se quemara viva junto con el vehículo. Su propio hermano tuvo que identificar el ADN de lo poco que quedó de ella. -¿Entiendes bien quienes somos? La mafia de las Vegas, lo sé. Solo me limito a asentir. -Por fin tenemos una pista de quien fue el verdugo de mi hija – continúa – Los muy desgraciados han estado robándome territorio por mas de un año, y lo de Angelica fue un mensaje, quieren arrebatarme todo. Así que te necesito. -¿A mí? -Sí. Voy a ascenderte de puesto. Si pasas esta prueba, serás mi nueva sombra. Miro a mi tío en seguida, sin saber lo que está pasando. -No te preocupes por Víctor. Estará con nosotros. -Entonces no comprendo. -¿Qué es lo que no entiendes, muchacho? No tengo a nadie mas de confianza, que no hayan matado aún. Y todo el mundo sabe que Austin no esta interesado en los negocios familiares, así que me quedas tú – señala serio – Te daré una dirección y un nombre, quiero que tomes los hombres que necesites y mates al desgraciado que asesinó a mi Angelica, ¿Esta claro? -Si, Señor. -Eso esta mejor – asiente – El sujeto se hace llamar King. Es el dueño de nuestra actual competencia en el negocio de la pornografía, así que serán dos pájaros de un tiro. Luego de eso será sencillo hacernos con sus casinos – ríe con malicia. -¿Y el lugar? -Víctor te dará un sobre con los detalles del lugar – me pasan un sobre amarillo – tu trabajo será localizarlo y poner una bala en medio de su frente. -¿Y mi puesto? -Snow se encargará de Amber. Asiento antes de salir disparado del despacho. No me puedo creer lo que está pasando, pero me alaga saber que soy su única persona de confianza aparte de mi tío. Aunque una parte de mí dice que esta es una operación suicida y por eso me eligió, sin embargo, no voy a fallar. ****** Unas horas después, estoy entrando al hotel Summer, acompañado de cinco hombres armados, pasando desapercibidos, con ropa común, cada quien por un lado diferente, comunicándonos con un discreto audífono. Un informante nos comentó que King se encontraba en este hotel, haciendo una fiesta en la piscina junto con la decena de chicas que trabajan para él. Será fácil pasar como invitados, mientras que uno de mis hombres se coloca como francotirador en una de las habitaciones que tiene vista hacia aquí. Solo es cuestión de ubicar al sujeto, el problema es que no sabemos como se ve. -Hay que mezclarse, busquen información hasta saber quien es King – les hablo por el audífono. -Si, Señor. Soy el jefe de la operación, eso se siente bien. Si todo sale bien, seré el jefe permanentemente. Yo seré quien dirija todos los trabajos, mientras que el Señor Fiore es la imagen. Camino por la multitud, encontrando a un sinfín de mujeres bonitas en bikini, hombres ebrios y drogas por doquier. La piscina está repleta, es difícil distinguir quien está a cargo de todo esto. Esperaba encontrar a un sujeto rodeado de putas, alagándolo por la cantidad de billetes que tiene, pero aquí todos parecen iguales. -¿Desea una copa? – una mesera se para frente a mí. -No gracias. -¿Estas seguro? Son gratis. -¿Ah sí? – tengo una idea - ¿Y quien es el generoso anfitrión de esta enorme fiesta? Se ríe en mi cara. -¿Estas en una fiesta y no sabes quien te invitó? -Vine con unos amigos. -Pues dile a tus amigos que te presenten al jefe – guiña antes de irse. Maldigo por lo bajo, odio cuando no sale como quiero. Esto será mas difícil de lo que creí. A ver, un poco sentido común. Es un hombre rico, posiblemente pervertido, lleno de mujeres. Me lo imagino con una gran pansa y anteojos. -Señor, una mesera me dijo que King es el sujeto de barba y camisa gris – escucho en el audífono – Estoy cerca de él, pero hay que encargarnos de los escoltas. -¿Cuántos ves? -Yo conté cuatro – habla otro. -Desháganse de ellos sin que se den cuenta. Yo no perderé de vista al objetivo. Pasa unos minutos antes de recibir respuesta. -Está hecho, Señor. Tiene el camino libre. -Espera mi señal. Musculoso, de camisa gris, bastante joven para lo que me imaginaba, y completamente solo en una tumbona, con lentes oscuros para taparse del sol. Me acerco lentamente, disimulando como que camino de casualidad hacia la barra, hasta quedar a unos pocos metros de él. Se levanta de la nada para recibir a una chica que no vi de donde salió. -Espero su señal – habla el francotirador. -Hay una chica, esperen. -¿Qué importa? – masculla uno. -No vamos a matar inocentes – gruño. Espero que terminen de abrazarse y besarse como si fueran a coger en público. Me concentro en la chica para matar el tiempo; cabello teñido de plateado con la raíz negra, largo hasta la cintura, divinas curvas realzadas por ese diminuto traje de baño, sin embargo, no parece vulgar, ni tiene pinta de ser una de las actrices. -Pensé que no vendrías – lo escucho decir. -Preparados – anuncio esperando que se siente cada quien en su tumbona. -Disfrútame mientras dure, si el sol llega a quemarme te mataré personalmente – la voz de la mujer me paraliza el corazón. Me quedo helado, viendo hacia la pareja, escuchando la distante voz de mis matones en el audífono. -Esperen – logro decir antes de acercarme cada vez mas a ellos. -¿Qué haces? Llego a las tumbonas con la mirada perdida. La mujer tiene gafas de sol, pero su voz es algo que no se me ha borrado de la memoria desde hace un año, es imposible equivocarme. -Queen – mascullo. Me mira e inmediatamente empalidece, pero no sale ninguna palabra de su boca. -Oye, amigo, aléjate de mi esposa – gruñe el otro sujeto haciéndome enojar. -¿Tu esposa? Perfecto – lo empujo en la tumbona – Fuego. La bala atraviesa el aire e impacta con su frente en cuestión de segundos. Solo escucho el grito ahogado de Queen, seguido por la multitud de gente entrando en pánico y corriendo hacia todas partes. -¿Qué demonios hiciste? – me grita asustada. No le respondo, solo la cargo en mi hombro ignorando sus quejas y me pierdo entre el caos del hotel. Las cámaras están cubiertas, así que no tenemos ningún problema en llegar a una de las Suite, donde esperaremos a que todo se calme para salir. -Buen trabajo, chicos – felicito al grupo cuando entro en la sala de la suite. -¡Bájame, maldito bruto! -¡Demonios! ¿Por qué trajiste a esa chica? -¿Es la esposa de King? Buen trabajo, así no quedará dolientes que lo venguen – se ríen. Sigo mi camino hasta la habitación, dejando a la furiosa chica en la cama, quien apenas toca el piso, se abalanza sobre mí para golpearme. Debo admitir que pega bastante fuerte, pero logro someterla, poniendo sus brazos en su espalda y su cara en la puerta. -Suéltame, idiota. -Basta, Queen. No podrás salir de aquí tan fácil, así que deja de pelear. -¿No eras un chico dulce y tierno? – pregunta furiosa - ¿Qué demonios paso allá? -Tú fuiste lo que pasó. -¿Ahora es mi culpa que mataras a mi esposo en mi maldita cara? ¡Eres un psicópata! -¿Por qué no me dijiste que eras casada? -¡¿A qué viene eso?! – grita molesta – ¡No era tu puto problema saber nada de mí! Camino en círculos, paso la mano por mi cabello tratando de calmar la ira. Sé que ella tiene razón, pero yo no he estado sufriendo todo un año en vano. -Creí sentir algo especial esa noche. He sufrido todo el maldito año por no encontrarte… -¿Ahora me dirás que estas enamorado de mí? – suelta una risa irónica – No sabes nada. -¿Me dirás que no sentiste lo mismo? -Basta, Benjamín – masculla. -No. Dímelo a la cara – exijo – Dime que solo yo sentí que era especial. Que debía pasar el resto de mi vida descubriendo quien eres. Viéndote reír de esa forma… besando tus labios… adorándote. Junto su frente con la mía, sintiendo su respiración agitada. Nuestros labios están tan cerca que casi puedo probarlos. -Tienes que dejarme ir. -¿A que le temes? Yo puedo protegerte – susurro casi en sus labios. El sonido de la puerta nos hace separarnos, buscando cada quien controlar su corazón. -¿Qué? – le grito a la puerta para que escuchen del otro lado. -El jefe está aquí. Me giro a ver a Queen, quien tiene la mirada perdida en la ventana de la habitación. -Espera aquí – digo antes de salir. El la sala de la suite está el Señor Fiore y mi tío, ambos con una gran sonrisa en los labios. Apenas me acerco, recibo un abrazo una felicitación. -Gracias, Benjamín, te debo una grande. Ahora serás mi sombra. Te encargarás de todo. -Si, Señor. -Escuché que tenemos a la esposa del desgraciado – me congelo – quiero verla. Antes de que pueda hacer algo, uno de los hombres entra a la habitación. Se escuchan gritos y maldiciones, lo que me hace enojar el saber que la están maltratando. La traen en hombros hasta pararla frente a nosotros y por primera vez, la veo asustada, con la mirada en el piso. -A ver, Chica, ¿Cómo te llamas? – no responde – Te aconsejo que no me hagas esperar, porque soy de poca paciencia. Contengo la respiración cuando mi jefe saca su arma y se la apunta en la barbilla, haciendo que suba la mirada de ojos negros, los mismos pupilentes que aquella noche. Desde aquí la veo temblar levemente y las gotas de sudor comienzan a hacerse presentes. El jefe la mira con curiosidad, distrayéndose un segundo que ella aprovecha para quitar su pistola de su mano y apuntarle en la cabeza. Todos ahora le apuntan a ella. -No le disparen – interfiero – Queen ¿Qué haces? -No hagas algo estúpido, Niña. -Si se mueven le vuelo la cabeza, así que déjenme irme en paz – habla viéndome a los ojos. -Esperen, no le disparen – ahora es el Señor Fiore quien interfiere, dejándonos a todos confundidos – Angelica, no hagas esto. Vuelve a casa – su voz se rompe. -Angelica murió. -Yo se que no. Tú eres mi niñita, no trates de engañarme. Ahora estoy mas confundido que antes ¿Cómo demonios puede ser la difunta Angelica? Deja de apuntarle, pero no baja el arma, se la apunta a ella misma, causando el pánico de su padre. -Si no me dejan largarme, disparo. Cualquier opción es lo mismo. -Espera – llamo su atención – Queen, Angelica, como sea que te llames, no hagas eso. Puede que quieras irte por tu padre, pero tu mamá te necesita, puedo jurarlo. Sus ojos brillan en cuanto nombro a su madre. -Amber dejó de sonreír el día que tuvo que enterrarte – continúo. Respira profundo un par de veces, hasta que baja el arma y me la entrega. Todos respiramos de alivio, pero ella sigue furiosa, solo camina hacia la habitación y se encierra dando un portazo. El señor Fiore parece aliviado y feliz de verla, pero un poco decepcionado por su actitud. -Gracias, Benjamín, por recuperarla – me abraza de la nada.    
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