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Ruégame.

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Blurb

Benjamín Russo busca iniciar una nueva vida, viajando a Estados Unidos para trabajar con su tío. Sin contar con que, en las primeras horas de su llegada, se deslumbra al ver a una joven de actitud desafiante y expresión fría permanente en su rostro. Queen parece ser la mujer que él siempre ha soñado con tener, así que no se dará por vencido hasta derretir su corazón de hielo, y lograr que sus cuerpos ardan en un desenfrenado amor.

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1. Mujer misteriosa.
*Benjamín*   Durante las primeras tres horas de mi nueva vida en Estados Unidos, he pasado la mayoría del tiempo viendo a una bella joven en la mesa de póker que tengo en frente, mientras tomo una botella de whisky en la barra. Quedé de verme en este casino con mi tío Víctor, quien me ha traído a este país para trabajar con él, pero como llegué mas temprano de lo que acordamos, ahora estoy solo, deleitándome la mirada con la mujer mas hermosa que he visto en mi vida. No tiene nada que ver con el cabello n***o corto que le llega hasta los hombros, ni con el color oscuro de sus ojos que a esta distancia no puedo distinguir. Lo que me atrae de ella es la frialdad en su mirada, sus gestos de superioridad, mirando a todos los hombres de la mesa como si fuesen una basura en su zapato, al mismo tiempo que me enloquece sus labios rojos, curvándose en una leve sonrisa de victoria cuando logra ganar la partida. Tiene un aire misterioso; mira su celular con fastidio cada vez que acaba la partida, como si estuviera haciendo tiempo para algo importante. Puedo sonar loco, pero esa clase de mujer es mi debilidad. Conocer una se ha vuelto mi fantasía personal, y hacerla mía es mi objetivo, no para hacerla cambiar, ni domarla, simplemente la quiero para mí, venerarla como una diosa, mirar lo que hay mas allá de ese caparazón duro. -No puedo creer que por fin estas aquí – escucho la voz de mi tío a mi espalda. Me levanto para saludarlo con un abrazo. No lo había visto desde hace cinco años en el funeral de mi tía. Solía visitarlos cada verano aquí en las vegas, hasta que me hice mayor y el trabajo me impidió viajar. Ahora me ha ofrecido trabajar con él, como guardaespaldas para un hombre rico y no pude negarme. No hay nada que me quede en Sicilia, después de la muerte de mis padres y la infidelidad de mi novia, así que quise empezar de cero aquí. -¿Cómo estuvo tu vuelo? -Muy bien, se adelantó y pude llegar más temprano. -Excelente – sonríe ampliamente -¿Ya tienes habitación? Puedo arreglar… -Estoy bien, ya tengo habitación en este mismo hotel, así que no te preocupes. Es mi tío, pero se preocupa por mí como si fuese mi padre. -No quisiera que te quedaras en un hotel, pero el señor Fiore llega mañana y no puedo llevarte a la mansión hasta entonces. -Entiendo, no te preocupes. -Igual voy a pagar tus gastos. -Eso no es necesario, tío – trato de persuadirlo – Traje suficiente dinero para pagar mi hospedaje, comida y todo lo que se me presente, por al menos una semana. -No me interesa, igual no quiero que gastes, así que nada de apuestas – advierte. Por primera vez desde hace mucho tiempo me siento en familia. Siempre hemos sido unidos, y me alegra volver a verlo. Tiene mas canas en su cabello, pero su contextura no ha cambiado a pesar de tener unos cincuenta y tantos años, todavía intimida. Mientras nos servimos un par de tragos, volteo a ver a la mujer de hace un rato, encontrando a una anciana en su lugar. Miro a todas partes buscándola, tratando de hallar su deslumbrante vestido plateado entre la multitud, pero es inútil, parece que se la ha tragado la tierra. -¿Buscas a alguien? -Sí. Había una chica… - señalo sin terminar de hablar. -El lugar está lleno de ellas, muchacho – se burla – hay muchas buscando clientes si necesitas… -No era una prostituta – lo interrumpo. -Uno no puede estar seguro de eso – se encoje de hombros – En fin, ¿Qué tenía de especial? -Todo. La quiero encontrar. Se ríe antes de tomar su trago de un solo golpe y dejar el vaso en la mesa. -Es como buscar una aguja en un pajal. -No necesariamente – sonrío levantándome para ir a la mesa de Póker. Camino hacia la gran mesa, ocupada por hombres malhumorados, maldiciendo cada tanto mientras beben de sus vasos. La pobre anciana se retira cuando se queda sin dinero, pero los sujetos no parecen contentos todavía. -¿Desea jugar, Señor? – habla el chico que reparte las cartas. -No, estoy buscando a la chica de vestido plateado que estaba aquí sentada. -Me temo que no puedo ayudarlo con eso – se hace el desentendido. -¿Para que buscas a esa bruja? – escucho el gruñido de un sujeto vestido de vaquero – la muy zorra me sacó quinientos grandes, y no conforme con eso se los regaló a la camarera de allá – señala a una chica – te recomiendo que la encuentres antes de que lo hagan mis hombres – sonríe con malicia. Si estuviera en otra situación le borraría la sonrisa de un golpe, pero me ha dado información valiosa. Además, no estoy en mi territorio todavía, así que no puedo buscarme problemas antes de que me contraten. Agradezco con un asentimiento de cabeza y vuelvo a la barra. -¿Ya te diste por vencido? -No. Puede que la camarera sepa algo de ella – señalo a la chica que se aleja casi corriendo hacia la caja. -Esa no parece una camarera. -Ya no lo es. Le acaban de regalar quinientos mil dólares en fichas – digo antes de caminar hacia ella. -Pues, si la consigues avísame, estaré aquí – grita antes de que me aleje. Logro atrapar a la joven antes de que entre por una puerta del pasillo, abrazando una bolsa de billetes, con cara de tragedia. Grita cuando la tomo del brazo y la acorralo en el pasillo. -No me hagas daño. -No voy a hacerte nada, solo dime si conoces a la chica que te dio las fichas. -Es primera vez que la veo, en serio – habla nerviosa. -¿Y te regaló las fichas por que sí? -No lo se, lo juro. Ella se me acercó y me dijo que renunciara antes de poner las fichas en mis manos – parece que dice la verdad. -¿Y a donde se fue? -Por el elevador – señala. Si se fue por el elevador, significa que está hospedada aquí, al igual que yo. Será más fácil conseguirla. Dejo a la chica del pasillo para volver con mi tío. Tomo un trago doble bajo su atenta mirada, antes de que empiece el interrogatorio. -¿Por qué tantas molestias por encontrar a una mujer que ni conoces? -Algo en ella me atrae. -Eso no es motivo suficiente. -Si lo es. Nunca había sentido algo así por alguien sin siquiera hablarle. -Déjalo ya. Mejor te invito a un bar de nudistas para que se te olvide la mujer misteriosa – se levanta y paga la botella. Tiene razón, no puedo obsesionarme con una mujer que no conozco, ni sé como habla. Aunque su sonrisa es algo que será imposible olvidar. Los letreros brillantes atraen mi atención de nuevo, al igual que cuando llegué del aeropuerto. La gente en la calle parece pasar el mejor día de su vida, los autos llevan música y luces, la ciudad del pecado es bastante atractiva para alguien como yo, siento que voy a disfrutar mi vida aquí. -No te deslumbres con todo lo que ves. Puedes caer en un pozo sin fondo en cuestión de segundos – aconseja. Intentaré no gastarme mi sueldo en apuestas y prostitutas. Buscaré un apartamento en cuando esté estable en la ciudad, para venir en mis días libres, porque según tengo entendido, me quedaré en la mansión la mayoría del tiempo.  El celular de mi tío suena, haciendo que se detenga en seco. -Sigue caminando, tengo que contestar. El bar se llama Cherry, tiene un letrero – señala. Hago lo que me dice y camino solo, hasta que me topo con un callejón y una chica corriendo que choca contra mi pecho. Todo esta muy oscuro como para verle la cara, pero reconozco enseguida el deslumbrante vestido plateado y su cabello corto, enojada por haber chocado conmigo. Intenta pasar de mí, pero la detengo del brazo antes de que pueda irse. -Espera. Va a decirme algo, pero el chirrido de un auto quemando los neumáticos en el asfalto, nos interrumpe. Un par de tipos salen del vehículo y van directo hacia ella, dándome un golpe en la cara antes de separarla de mi lado y pegarla de la pared mas cercana. Un gemido lastimero sale de su garganta, haciendo que mi sangre hierva, al tiempo que el sujeto mete su mano por la abertura de su pierna y saca un arma que ella tenía guardada. -Las damas no deberían llevar armas. -Vete al diablo – escucho su melodiosa voz por primera vez. Dije que no me metería en problemas, pero no puedo quedarme parado viendo como ese sujeto la arrastra hacia su auto, así que estampo mi puño en la cara del que tengo mas cerca, llamando la atención del otro. Aun no tengo arma, así que esto es peligroso. Sigo golpeando al sujeto hasta que su compañero me ataca. -¡Corre! – le grito a la chica. Ella no se mueve, y cuando me apuntan con el arma que recién tenía en su vestido, la veo golpear al sujeto con una botella y tomarla en las manos. Todo pasa muy rápido y cuando menos lo espero, se escucha un disparo en el callejón. -¡Maldita bruja! – expresa cuando la bala impacta en su pie izquierdo. Uno de ellos está en el piso inconsciente y el otro ahora tiene un agujero en el pie, así que aprovechamos la ventaja para correr. La tomo de la mano y corremos por el callejón hasta una cafetería solitaria. -No tenías que hacer eso – habla con la respiración cansada. -No podía dejar que te secuestraran ante mis ojos y no hacer nada. -Pudiste haber muerto. Yo tenía todo bajo control. -¿Qué mas da si moría? Soy un extraño para ti – me encojo de hombros. -Tienes razón, pero no quiero cargar con la muerte de un idiota inconsciente. -Creo que un simple gracias es suficiente. -¿Gracias por qué? Yo te terminé salvando. Me hace reír su forma de ser. Nos sentamos en un cubículo privado y pedimos un par de cafés negros. Respiramos un poco mejor, pero desde aquí puedo ver pequeñas gotas de sudor adornando su frente y escote, hipnotizándome por completo. -Deja de verme como si fuese comida, pervertido. -Lo lamento – aclaro mi garganta – veía los diamantes de tu collar – miento. -Ajá claro – dice con sarcasmo – Aunque debo admitir que eres mas guapo ahora que te veo en la luz – guiña coqueta. No digo nada, me deja helado su coqueteo directo. Suspira y toma un par de servilletas para secarse el sudor de su escote, llamando mi atención a esa zona de nuevo. El camarero con nuestras bebidas me hace volver a la realidad, al mismo tiempo que mi celular suena, anunciando un mensaje de mi tío. Tío: ¿Dónde estás? Yo: Lo lamento, encontré a la chica. Tío: Esta bien. Igual surgió algo importante en la mansión que necesita mi presencia. Te pasaré buscando mañana en el hotel para tu entrevista.   Yo: Ok. -¿Arruiné tus planes, niño bonito? – la escucho hablar. -No. Solo iba a un bar con mi tío… Y puedes llamarme Ben. -Un placer – sonríe de lado. Toma de su taza y juega con los palitos de pan en la mesa, sin llegar a comerse ninguno. Parece pensativa, suspira de vez en cuando y mira por la ventana, pero es difícil adivinar lo que piensa, su rostro no expresa ninguna emoción.  -¿Me dirás tu nombre? – trato de hacer conversación. -Puedes llamarme Queen. -Muy bien, Queen. ¿Puedes decirme de que estas huyendo? – me mira molestas -No me mires así, es bastante obvio que huyes de algo – le sonrío – tranquila, guardaré tu secreto. -No huyo de nada. Lo de hace rato fue un intento de robo cualquiera. Como ves, traigo diamantes, y dejé sin dinero a unos sujetos en el casino hace un rato. -Claro – le guiño – Pero los hombres del callejón te conocen, no puedes negarme eso, sabían exactamente que tienes una 9mm guardada en la pierna – me mira sin expresión alguna – te apuesto unos cien dólares a que ese no es tu color de cabello, pude oler el tinte cando chocaste conmigo, además de que usas pupilentes para ocultar tu verdadero color de ojos. Aparte, juraría que no te llamas Queen. -A ver Sherlock, no es tu puto problema si me tiño el cabello o no, y Queen me llaman mis amigos. No te diré mi verdadero nombre sin antes saber que no eres un psicópata – vuelve a su semblante frío. -Pero no me puedes negar que conoces a los del callejón. Le disparaste en el pie, cuando pudiste poner la bala en su frente. -¿Acaso tengo cara de asesina? – alza una ceja – soy muy bonita para ir a la cárcel. El color naranja no le va bien a mi piel. Parece que no va a compartir información personal conmigo, y respeto eso, aunque me muera por saber todo sobre ella, cada vez me tiene mas cautivado. Quiero saber lo que la motivó a regalarle tanto dinero a una camarera del casino. Me gustaría descubrir que dentro de esa carcasa fría, hay un corazón gigante.  

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