Capítulo 48. ¡Doctora!, Lourdes, esto no tiene nada que ver con la terapia. Ahora Maximiliano entendía que esa observación le había tocado un nervio. Y todo, porque nunca quiso sentirse vulnerable con ella para tratar temas personales, o mencionar a personas cercanas. -- Daniela es todo lo que quiero en este momento de mi vida – le respondió Max, con firmeza. Lourdes se acercó más a él, ahora estaba de pie a su lado. Se inclinó ligeramente, y su voz bajó de tono, casi en un susurro, -- Ella es todo lo que tú quieres en este momento, pero no la veo acá contigo. ¿Dónde está ella? – le pregunto insidiosa, -- ¿Y si te dijera que hay alguien más que podría hacer lo mismo por ti… incluso mejor? – Max la miró, sorprendido. Sus palabras estaban cargadas de un significado que no podía ignorar.

