Capítulo 47. Lourdes, esto no tiene nada que ver con la terapia
Los días siguientes fueron maravillosos, Maximiliano y Daniela ahora hablaban a diario. Era en las noches para ella y en las tardes para él, algunas veces intentaban hacer pequeñas video llamadas, Max se quedaba en la oficina de vez en cuando para evitar que la llamada fuera tan tarde y así Daniela lo tuviera que esperar mucho, durmiendo más tarde de lo acostumbrado o simplemente quedándose dormida en plena llamada, si ese día estuvo demasiado intenso en el trabajo.
Sin embargo, haber compartido ese pequeño fin de semana para Max fue como haber disfrutado del fruto prohibido, porque ahora quería mucho más de ella. El CEO era consciente de que, si pudiera volar, se iría en el avión de su empresa y la podría ver al menos una
