Capítulo 3

5000 Words
¿Qué iba a hacer ahora? Carajo. Quería ser madre, pero no ahora que comenzaría la universidad, que me mudaría sola y que por fin sería libre. Y no es que sea una inconciente de mierda, siempre nos hemos cuidado, mí madre me había educado bien sexualmente, pero justo ahora tenían que fallar los malditos anticonceptivos. No podía esperar a que mí madre regresara y me viera en esa situación, por lo que me pareció mejor llamar a James. Él tenía que ayudarme a solucionar esto, mierda. Buzón de voz. Maldición. Salí del baño para ir a buscar un abrigo a mi habitación, me coloqué la capucha y comencé a caminar, a lo lejos podía escuchar como ladraba mi perro, pero ahora no tenía ánimos para sacarlo conmigo. No tenía idea realmente de cuántas cuadras había caminado, hasta que me di cuenta de que había llegado a la cancha de fútbol en la que practicaba James. No había ninguna persona alrededor, así que supuse que no estaba ahí, quizás ya se habían ido todos. Seguí caminando hasta que vi a lo lejos a dos chicos, ajusté más mi capucha, no quería ver a nadie realmente, pero tenía que pasar por su lado para salir de allí, así que seguí. ¿Ese era James? Se estaban besando con Kim, una de las chicas del instituto. Estoy tiene que ser una puta broma. Estábamos juntos, quizás no éramos novios oficiales, pero estar con alguien más no era correcto. Se supone que no lo hacía, por la mierda. Otra vez volvió a aparecer ese sentimiento de amargura por haber sido traicionada, no sé porqué mierda siempre aparecía. Cierro los ojos, suspiro y comienzo a dar la vuelta, no quería esto, prefiero cualquier cosa menos pasar otra vez por lo mismo que con Sasha. Alguien más que me traiciona, perfecto. —Veronica , yo...yo puedo explicarte. —Vete a la mierda —quise seguir caminando pero él me agarró del brazo. Irritada, lo miró y puedo notar como la otra chica se está yendo. —Espera, quiero hablar contigo. No tienes que ponerte así conmigo, nosotros no somos novios —No, pero se supone que éramos exclusivos, idiota de mierda —gruño—. Ahora no estoy de humor ¿Entiendes? Venía a hablar contigo pero al parecer estás ocupado. Otra vez me agarró del brazo cuando quise caminar pero lo fulminé con la mirada y seguí mi camino. Él no dijo nada, nos quiera intentó llamarme. Solo el miércoles por la noche envió un mensaje para saber si tenía su trabajo práctico listo. Me sentí orgullosa de haberlo roto en pedazos para luego tirarlo al agua. Ese maldito traidor tiene que hacer su propio trabajo, no soy su jodida secretaria. Una llamada entrante de James fue lo último que recibí ese día. —¿Que diablos quieres? —pregunto. —Verte. —Si quieres el trabajo práctico, puedes buscarlo en la cañerías. No me molestes mas, tienes que hacer tu vida de mierda. Adiós, James. En las próximas dos semanas ese maldito no se atrevió a llamar, ni venir a casa. Supongo que ya no le interesa rendirle cuentas a nadie, pero eso bastaba con hablarlo conmigo y ya. Esos días en el instituto fueron horribles realmente, Kim me miraba con su superioridad estúpida y yo solo agachaba la cabeza para seguir por dónde venía. James quiso hablarme mucha a veces pero no pude, aún tenía que decirle lo que sabía, aunque ya sabía su respuesta. Volviendo del colegio un martes por la tarde él se acercó a mí corriendo, pidiéndome que por favor hablara con él y accedí, solamente porque tenía que contarle. Aún no había decidido nada, pero mierda. Caminamos hasta una plaza cercana y cuando nos sentamos no dejé que me explicara absolutamente nada, solo quería decirle porque lo demás ya lo tenía importancia —Estoy embarazada —solté sin más. Él me miró con las cejas juntas, sin entender lo que estaba pasando y a mi se me escapaban algunas lágrimas. James ni siquiera me abrazó, ni me dijo nada, solo parecía confundido y con el entrecejo fruncido. —No es mío. —¿Es una broma? —Yo me cuidé contigo Verónica. No puedes venir con una mierda como esta. —¿Y eso que tiene que ver estúpido? ¡Puedo quedar embarazada igual! —¿No te estuviste cuidando? —arruga la frente— ¿Tomaste tus pastillas? —Claro que si, James. —nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que él habló —Debo irme. —¿Vas a irte? —levanto ambas cejas. —No sé que diablos buscas, pero sé que ese niño no es mío. ¿Que se supone que quieres? ¿Dinero para el aborto? —James —murmuro con los dientes apretados. —Fue bueno lo que tuvimos, no mentiré. Pero no puedo hacerme cargo de un niño por ti. —¿Estás hablando en serio? —me levanto y tomo todas las fuerzas. —Por favor, no hagas un drama de todo esto —suspira. —¿Para que exactamente querías estar conmigo? ¿Para que haga la mierda por ti de la escuela o qué? —No, no voy a entrar en ese juego. —niega con la cabeza—. Si quieres dinero te ayudaré, pero no me pidas nada más.. —No necesito una mierda de ti. Puedes irte a la mierda —me levanto para irme pero el vuelve a tomar mí muñeca—. No me toques, imbécil. —Veronica, por favor... —¿Que quieres? ¿Que carajo quieres? —¿Estás segura de todo esto? —¿Crees que me estaría humillando viniendo aquí luego de que me engañaste? —gruño—. No sé a qué clase de mujeres estas acostumbrado, pero no estoy buscando nada de ti. Él cierra los ojos y comienza a rascar a cabeza, no tengo idea de lo que está pensando, pero tampoco tengo tanto tiempo para que se lamente. —Debo irme, solo.... Tengo que irme. Me dejó allí sola como si no importara nada de lo que decía. Lo peor de todo es que aún debía decidir qué mierda iba a hacer y en algún momento debería contarle a mis padres. En este momento odiaba haber perdido a mis amigas de New York, me encontraba sola y pérdida. Llegué a mi casa después de una hora, al parecer mi padre no estaba, porque su auto no estaba estacionado en el lugar de siempre, pero si me encontré con mi madre. —¿Veronica? ¿Qué sucedió hija? —dijo tocándome la cara— ¿Estuviste llorando? —No pasa nada, mamá. Subí las escaleras rápidamente mientras ella me seguía. No estaba seguro si decirle, no quería querido se repitiera, no tenía las fuerzas ahora mismo. —Déjame sola, por favor. Necesito pensar un poco —Estoy preocupada por ti, dime qué es lo que está pasando, cariño. —Luego hablamos. Por favor mamá. Cerré la puerta de mi habitación pero ella puso su mano primero para que no se cerrará del todo. —¿Qué es esto Veronica? Aún estaba dándole la espalda, las lágrimas estaban a punto de salir nuevamente. Se supone que debía enfrentarla, al menos ella era más fácil para hablar que él, pero aún no sé hasta qué punto. Cuando me di la vuelta la vi con el test de embarazo en sus manos. Cerré los ojos porque ya sabía lo que venía después, sus gritos y el escándalo. Unos segundos pasaron pero al contrario, ella me abrazó y se puso a llorar en lo hombro. —Lo siento —dije entre lágrimas —No te disculpes —responde acariciando mi cabello— ¿Hace cuánto que lo sabes? —Apenas unos días mamá —no podía mirarla, mi vista estaba en el suelo. —Mírame —lo hice y su cara estaba inundada de lágrimas—. No te avergüences de esto ¿De acuerdo? Mañana iremos a un médico ¿Cómo te sientes? —Asustada —susurré. —¿Es de James? —asentí— ¿Y él lo sabe? —Si, pero él se fue cuando se lo dije. —¿Cómo que se fue? —asentí—. Bueno, eso voy a arreglarlo luego, ahora me preocupas tú. —Dejalo mamá, no importa. —¿Puedo preguntar? —¿Que cosa? —¿Que piensas hacer? —bajo la mirada y siento como ella me acaricia—. No te juzgo mí te apuro, solo quiero que sepas que sea lo que sea que quieras decidir, estoy aquí para ti. —¿Hablas en serio? —pregunto mirándola. —Muy en serio. Jamás te dejaría sola en algo como esto —besa mí frente—. Es tu decisión, te apoyaré, solo debes pensarlo bien. —Te juro que me cuidé, mamá. —Si, lo sé. Pero eso es lo que menos importa ahora. —mamá me tira entre sus brazos de nuevo, queriendo abrazarme—. Escúchame hija, no debes decirle a tu padre aún. Al menos no hasta que sepamos que hacer. —Lo sé mamá, tampoco tenía planeado hacerlo pronto. Primero quiero pensar con tranquilidad —ella asiente. —¿Porque no me contaste cuando te enteraste, hija? —Pensé que te enojarías. No lo sé. —No me enojaría por algo así, menos sabiendo lo responsable que has sido siempre. Sé que en tus planes no estaba quedarte embarazada, pero al menos tienes la posibilidad de poder hablarlo conmigo y decidir qué es lo que quieres. —Gracias mamá. Juro que necesitaba que estés a mí lado. —Siempre —beso mí cabello— ¿Quieres mirar alguna película? ¿Tienes hambre? —Muero de hambre ¿Ya cocinaste? —la miro con una media sonrisa. —Si —sonrió—. Vamos abajo, hagamos algo para pensar en otra cosa. Supongo que mamá entendió que no sabía aún si lo quería tener, por lo que no habló sobre el tema del embarazo, solo dijo que tenía que decidir por mí cuenta. La verdad es que tenerla al menos me tranquilizaba, sabía que tenía a alguien en quién confiar. James era un idiota, jamás me puse a pensar en que él podría actuar de esa manera. Porque quizás en su cabeza pueda pensar que no es hijo suyo o demás ¿Pero dejarme de esa manera e irse? Eso solo lo convertía en un imbécil de mierda. Y no lo necesitaba a mí lado para poder decidir o para llevar adelante un embarazo si así lo decidía. —En tres días nos vamos a New York —dice ella mientras se sirve un vaso de agua— ¿Que dices? —Uhm, si. Sería bueno. ¿Iremos solas? —Si, iremos. ¿Aún te hablas con tus amigas? —No. No hablamos hace mucho tiempo, no tengo idea de que es de sus vidas. ¿Porqué? —Porque iba a proponerte para salir a comer algo. Pero supongo que seremos nosotras dos, nada más. —Y quizás la tía Clarissa. Ella quiere vernos. —Ni siquiera recuerdo la última vez que la vi. —Se está dando una vacaciones de sus viajes —sonríe—. ¿La invitamos al spa? —Si, podríamos —murmuro mientras busco los platos para comenzar a armar la mesa. —Buenas noches —la voz repentina de mí padre nos sorprendió a ambas, no tenía idea de cuando entró— ¿Estamos listos para comer? —Si, en unos minutos. ¿Que mierda? Él entraba como si nada, preguntaba por la comida y se iba. Ese hombre cada día tenía menos modales, no podía creer porqué mí mamá aún lo estaba matando. Al menos esa noche dormí en paz, sabiendo que tenía apoyo pase lo que pase. Durante los próximos dos días, tuve el tiempo suficiente para pensar en qué debería haber a continuación. Analicé punto por punto, pero llegué a una sola conclusión. No quería abortar. No podía hacerlo, simplemente odiaba la idea. Ahora lo que importaba era hablar con mamá, pero para eso aprovecharía el viaje a New York. Al menos aún conversábamos la casa, por lo que no teníamos que hacer tanto lío en ir a un hotel. —Mamá ¿Tienes un segundo? —pregunto entrando a su habitación. —Si, bebé. Solo estoy poniendo la ropa en e armario ¿Que necesitas? —Hablar contigo. Ya decidí lo que quiero hacer. —ella dejó la ropa sobre la cama y me miró inmediatamente. Me invitó a sentarme y tomó mí mano. —Cuéntame. —Quiero tenerlo, mamá —suspiro—. Sé que estoy por comenzar la universidad y todo, pero no tengo valor para deshacerme del bebé. —La universidad puede esperar —acaricia mí cabello—. Haremos lo que quieras. —¿Que puedo hacer con la universidad? —Ya veremos —suspira—. ¿Tienes ganas de salir a algún lugar? —No, estoy algo cansada. Quizás más tarde. —¿Cómo te sientes, cariño? —Estoy bien, pero todavía me preocupa un asunto —la miro— ¿Qué haremos con papá? —No lo sé —suspira—. Seguramente si le decimos vaya a matar a James. —Eso no me preocupa mamá, solo mi hijo. Además James es hijo de uno de sus amigos, no sé metería con él. —Bueno, ya pensaremos en lago Nos quedamos hablando por horas acerca de mi embarazo, me dio muchos consejos de cómo debía cuidarme. Me gustaba la manera en la que mi madre me trataba desde que se enteró de mi situación y estaba agradecida porque al menos no me sentía tan sola después de todo. Mi perro últimamente estaba más cariñoso conmigo, no era tan bruto en sus movimientos como siempre e intentaba oler que era lo que tenía en mi panza, no estaba segura si él podía saber que estaba pasando, pero me daba gracia su reacción. ¿Ahora que seguía en mi vida? Antes de enterarme que estaba embarazada tenia pensado empezar la universidad, pero ahora realmente me estaba planteando que hacer para el futuro. Seguramente esperaría que nazca para luego estudiar. Hablando sobre ello, el día de mí graduación llegó. Había desistido a la idea de asistir al baile, pero a la ceremonia de diplomas sí tenía que ir. —Te felicito, mí amor —me abrazo mí madre, dándome repetidos besos—. No puedo creer que llegó el día. —Gracias, mamá —beso su mejilla—. No vino ¿Cierto? —Lo siento, bebé —cierro los ojos y asiento. —No importa, me lo esperaba. —Vamos por una malteada, alguna torta de chocolate ¿Que dices? —Digo que es el mejor plan para festejar —sonrío—. Solo deja se me quite esto. —Estaba pensando en que nos podríamos ir a New York de nuevo, quizás en una semana. Mis ojos se posaron en James. Él estaba a lo lejos caminando junto con Kim, mientras la sostenía del hombro y ambos se reían. Él parecía estaba totalmente ajeno a mí dolor y ni siquiera tenía el derecho de saber que seguiría con mí embarazo, después de todo me dejó muy claro que no quería tener nada que ver con ello. —¿Entonces? —escucho la voz de mí madre de nuevo. —¿Que? —la miro—. Lo siento, es que me distraje y uhm, no escuché. —Decía que podríamos ir. New York. Los muebles llegaron pero todavía no organizamos nada. —Si, podríamos ir —murmuro. —¿Porqué estás así? ¿Es por tu padre? —No. Solo me quedé pensando en algunas cosas. Colo era de esperar, mí padre me pidió perdón de una y mil maneras. Él insistió en que sería bueno comprarme un auto nuevo por haberme graduado, porque no asistió y porque tenis que conducir por New York con un buen auto. Patético. Como siempre no pude decir nada, tuve que dejarle hacer lo que quiera. Después de todo tenía otros problemas en mente, como resolver que mierda iba a hacer con la universidad. La idea de irme principalmente comenzó a molestarme desde el momento en el que él me dijo que no podía llevarme a Thunder. Ahora había otra guerra más, de supone que en el edificio si aceptaban mascotas, pero el lugar no me gustaba para que él viviera. Como sea, los días comenzamos a pasar, al final no fuimos a New York porque mamá comenzó a tener mucho trabajo, por lo que los muebles de quedaron tapados y sin sacarle el emboltorio. Mi panza cada vez crecía más, ya se notaba un poco y sonreía cada vez que la veía. Mi hambre había aumentado un 150% y mi madre se encargaba de cocinarme grandes cantidades. —Tenemos que hablar —mi madre entró a mi habitación de repente. —¿Qué sucede? —No podemos contarle a tu padre —dice rápidamente. —¿Porque no? —arrugo la frente. —Estuve intentando decirle algunas cosas para saber cómo iba a reaccionar y él me dejó en claro que no estaría contento si eso pasara. —¿Y que haré entonces? —otra vez comencé a llorar, ahora era más fácil hacerlo, estaba demasiado sensible. —Creo que le tendremos que decir que te irás a estudiar y listo. —¿Qué? No voy a esconder a mi hijo toda la vida, mamá. —Tu padre me dijo que si eso pasara que quería que abortes. Al menos debemos ocultarlo por unos meses, luego podemos ver qué haremos. Mierda. ¿Algo bueno podía durar aunque sea un poco más en mi vida? —¿No sé supone que él lo sabrá? —Déjame hablar con la universidad, podemos encontrar la manera de que te dejen estudiar online, al menos hasta que tengas al bebé. —¿Porqué? —Porque intentaré que él no haya a New York. Si estás allí, alguien puede verte y decirle. En cambio si finges estar ahí nadie lo sabrá. —No entiendo nada. —Tienes que irte, hija. —¿A dónde? —Hay un casa en Greendale, era de tu abuela. Quizás si, es un pueblo pequeño, pero estarás tranquila. —No quiero estar sola, mamá. —Ni yo quiero que te vayas, amor. Pero es la única solución que encuentro ahora. Ya sabemos como es. —No puede obligarme, soy mayor de edad y... —Y no tienes un trabajo. Te sacará todo y te dejará sin universidad. Al menos unos pocos meses, lo arreglaremos. —Detesto todo esto. No entiendo como él puede hacer esas cosas. —Es mejor que dejes las cosas así. Además puedo ir con más frecuencia que a New York, no queda tan lejos de aquí. —Mamá, nos estamos metiendo en un lío tremendo —suspiro—. ¿Estás segura de esto? —Déjame las cosas a mí. Voy a viajar para hablar con el rector, es conocido de papá, seguro puedo hacer algo por nosotras. —Está bien —suspiro. —Lo siento mucho. Como siempre, no me quedaba otra opción. Tenía que irme a otro sitio, al diablo con mis planes sobre comenzar una nueva vida en New York. Todo eso tendría que esperar, al menos por unos cuantos meses más. No sé a dónde acabaría todo esto, pero al menos tendría que intentarlo. Después de todo tenía unos cuantos ahorros, una casa en donde dormir y lo mejor de todo es que tenía espacio para llevar a Thunder conmigo. ¿Qué iba a hacer ahora? Carajo. Quería ser madre, pero no ahora que comenzaría la universidad, que me mudaría sola y que por fin sería libre. Y no es que sea una inconciente de mierda, siempre nos hemos cuidado, mí madre me había educado bien sexualmente, pero justo ahora tenían que fallar los malditos anticonceptivos. No podía esperar a que mí madre regresara y me viera en esa situación, por lo que me pareció mejor llamar a James. Él tenía que ayudarme a solucionar esto, mierda. Buzón de voz. Maldición. Salí del baño para ir a buscar un abrigo a mi habitación, me coloqué la capucha y comencé a caminar, a lo lejos podía escuchar como ladraba mi perro, pero ahora no tenía ánimos para sacarlo conmigo. No tenía idea realmente de cuántas cuadras había caminado, hasta que me di cuenta de que había llegado a la cancha de fútbol en la que practicaba James. No había ninguna persona alrededor, así que supuse que no estaba ahí, quizás ya se habían ido todos. Seguí caminando hasta que vi a lo lejos a dos chicos, ajusté más mi capucha, no quería ver a nadie realmente, pero tenía que pasar por su lado para salir de allí, así que seguí. ¿Ese era James? Se estaban besando con Kim, una de las chicas del instituto. Estoy tiene que ser una puta broma. Estábamos juntos, quizás no éramos novios oficiales, pero estar con alguien más no era correcto. Se supone que no lo hacía, por la mierda. Otra vez volvió a aparecer ese sentimiento de amargura por haber sido traicionada, no sé porqué mierda siempre aparecía. Cierro los ojos, suspiro y comienzo a dar la vuelta, no quería esto, prefiero cualquier cosa menos pasar otra vez por lo mismo que con Sasha. Alguien más que me traiciona, perfecto. —Veronica , yo...yo puedo explicarte. —Vete a la mierda —quise seguir caminando pero él me agarró del brazo. Irritada, lo miró y puedo notar como la otra chica se está yendo. —Espera, quiero hablar contigo. No tienes que ponerte así conmigo, nosotros no somos novios —No, pero se supone que éramos exclusivos, idiota de mierda —gruño—. Ahora no estoy de humor ¿Entiendes? Venía a hablar contigo pero al parecer estás ocupado. Otra vez me agarró del brazo cuando quise caminar pero lo fulminé con la mirada y seguí mi camino. Él no dijo nada, nos quiera intentó llamarme. Solo el miércoles por la noche envió un mensaje para saber si tenía su trabajo práctico listo. Me sentí orgullosa de haberlo roto en pedazos para luego tirarlo al agua. Ese maldito traidor tiene que hacer su propio trabajo, no soy su jodida secretaria. Una llamada entrante de James fue lo último que recibí ese día. —¿Que diablos quieres? —pregunto. —Verte. —Si quieres el trabajo práctico, puedes buscarlo en la cañerías. No me molestes mas, tienes que hacer tu vida de mierda. Adiós, James. En las próximas dos semanas ese maldito no se atrevió a llamar, ni venir a casa. Supongo que ya no le interesa rendirle cuentas a nadie, pero eso bastaba con hablarlo conmigo y ya. Esos días en el instituto fueron horribles realmente, Kim me miraba con su superioridad estúpida y yo solo agachaba la cabeza para seguir por dónde venía. James quiso hablarme mucha a veces pero no pude, aún tenía que decirle lo que sabía, aunque ya sabía su respuesta. Volviendo del colegio un martes por la tarde él se acercó a mí corriendo, pidiéndome que por favor hablara con él y accedí, solamente porque tenía que contarle. Aún no había decidido nada, pero mierda. Caminamos hasta una plaza cercana y cuando nos sentamos no dejé que me explicara absolutamente nada, solo quería decirle porque lo demás ya lo tenía importancia —Estoy embarazada —solté sin más. Él me miró con las cejas juntas, sin entender lo que estaba pasando y a mi se me escapaban algunas lágrimas. James ni siquiera me abrazó, ni me dijo nada, solo parecía confundido y con el entrecejo fruncido. —No es mío. —¿Es una broma? —Yo me cuidé contigo Verónica. No puedes venir con una mierda como esta. —¿Y eso que tiene que ver estúpido? ¡Puedo quedar embarazada igual! —¿No te estuviste cuidando? —arruga la frente— ¿Tomaste tus pastillas? —Claro que si, James. —nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que él habló —Debo irme. —¿Vas a irte? —levanto ambas cejas. —No sé que diablos buscas, pero sé que ese niño no es mío. ¿Que se supone que quieres? ¿Dinero para el aborto? —James —murmuro con los dientes apretados. —Fue bueno lo que tuvimos, no mentiré. Pero no puedo hacerme cargo de un niño por ti. —¿Estás hablando en serio? —me levanto y tomo todas las fuerzas. —Por favor, no hagas un drama de todo esto —suspira. —¿Para que exactamente querías estar conmigo? ¿Para que haga la mierda por ti de la escuela o qué? —No, no voy a entrar en ese juego. —niega con la cabeza—. Si quieres dinero te ayudaré, pero no me pidas nada más.. —No necesito una mierda de ti. Puedes irte a la mierda —me levanto para irme pero el vuelve a tomar mí muñeca—. No me toques, imbécil. —Veronica, por favor... —¿Que quieres? ¿Que carajo quieres? —¿Estás segura de todo esto? —¿Crees que me estaría humillando viniendo aquí luego de que me engañaste? —gruño—. No sé a qué clase de mujeres estas acostumbrado, pero no estoy buscando nada de ti. Él cierra los ojos y comienza a rascar a cabeza, no tengo idea de lo que está pensando, pero tampoco tengo tanto tiempo para que se lamente. —Debo irme, solo.... Tengo que irme. Me dejó allí sola como si no importara nada de lo que decía. Lo peor de todo es que aún debía decidir qué mierda iba a hacer y en algún momento debería contarle a mis padres. En este momento odiaba haber perdido a mis amigas de New York, me encontraba sola y pérdida. Llegué a mi casa después de una hora, al parecer mi padre no estaba, porque su auto no estaba estacionado en el lugar de siempre, pero si me encontré con mi madre. —¿Veronica? ¿Qué sucedió hija? —dijo tocándome la cara— ¿Estuviste llorando? —No pasa nada, mamá. Subí las escaleras rápidamente mientras ella me seguía. No estaba seguro si decirle, no quería querido se repitiera, no tenía las fuerzas ahora mismo. —Déjame sola, por favor. Necesito pensar un poco —Estoy preocupada por ti, dime qué es lo que está pasando, cariño. —Luego hablamos. Por favor mamá. Cerré la puerta de mi habitación pero ella puso su mano primero para que no se cerrará del todo. —¿Qué es esto Veronica? Aún estaba dándole la espalda, las lágrimas estaban a punto de salir nuevamente. Se supone que debía enfrentarla, al menos ella era más fácil para hablar que él, pero aún no sé hasta qué punto. Cuando me di la vuelta la vi con el test de embarazo en sus manos. Cerré los ojos porque ya sabía lo que venía después, sus gritos y el escándalo. Unos segundos pasaron pero al contrario, ella me abrazó y se puso a llorar en lo hombro. —Lo siento —dije entre lágrimas —No te disculpes —responde acariciando mi cabello— ¿Hace cuánto que lo sabes? —Apenas unos días mamá —no podía mirarla, mi vista estaba en el suelo. —Mírame —lo hice y su cara estaba inundada de lágrimas—. No te avergüences de esto ¿De acuerdo? Mañana iremos a un médico ¿Cómo te sientes? —Asustada —susurré. —¿Es de James? —asentí— ¿Y él lo sabe? —Si, pero él se fue cuando se lo dije. —¿Cómo que se fue? —asentí—. Bueno, eso voy a arreglarlo luego, ahora me preocupas tú. —Dejalo mamá, no importa. —¿Puedo preguntar? —¿Que cosa? —¿Que piensas hacer? —bajo la mirada y siento como ella me acaricia—. No te juzgo mí te apuro, solo quiero que sepas que sea lo que sea que quieras decidir, estoy aquí para ti. —¿Hablas en serio? —pregunto mirándola. —Muy en serio. Jamás te dejaría sola en algo como esto —besa mí frente—. Es tu decisión, te apoyaré, solo debes pensarlo bien. —Te juro que me cuidé, mamá. —Si, lo sé. Pero eso es lo que menos importa ahora. —mamá me tira entre sus brazos de nuevo, queriendo abrazarme—. Escúchame hija, no debes decirle a tu padre aún. Al menos no hasta que sepamos que hacer. —Lo sé mamá, tampoco tenía planeado hacerlo pronto. Primero quiero pensar con tranquilidad —ella asiente. —¿Porque no me contaste cuando te enteraste, hija? —Pensé que te enojarías. No lo sé. —No me enojaría por algo así, menos sabiendo lo responsable que has sido siempre. Sé que en tus planes no estaba quedarte embarazada, pero al menos tienes la posibilidad de poder hablarlo conmigo y decidir qué es lo que quieres. —Gracias mamá. Juro que necesitaba que estés a mí lado. —Siempre —beso mí cabello— ¿Quieres mirar alguna película? ¿Tienes hambre? —Muero de hambre ¿Ya cocinaste? —la miro con una media sonrisa. —Si —sonrió—. Vamos abajo, hagamos algo para pensar en otra cosa. Supongo que mamá entendió que no sabía aún si lo quería tener, por lo que no habló sobre el tema del embarazo, solo dijo que tenía que decidir por mí cuenta. La verdad es que tenerla al menos me tranquilizaba, sabía que tenía a alguien en quién confiar. James era
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD