Alexander se quedó boquiabierto, nunca imaginó encontrase con Yannin así, en su cabaña, en su cama vestida únicamente con el Baby doll que él, le había regalado la semana anterior, su delicada figura y piel de mármol resaltaban a través de la tela transparente y el encaje n***o que apenas cubría sus pechos, dejaba ver tras de sí, los deliciosos pezones rosados, que lo volvían loco.
Yannin, lo miró a los ojos, buscando encontrarse dentro de ellos, su corazón dejó de latir, sus pulmones no le permitían respirar, la mujer a su lado, era muy guapa, llevaba unos jeans y una camisa de cuadros, unas botas para el hielo y su blanca sonrisa se volvió una mueca al ver esa escena, era evidente que no esperaba encontrarse con otra mujer en la casa de Alexander.
— Alex, lo siento, yo, no pensé qu
