15. Dulce malos pasos. Cielo viene con unos pantalones de lana corriente y un abrigo descolorido, el cabello despeinado y enredado. Dulce no esperaba verla tan rápido pero se alegra, pasa por alto su facha, ella quiere que le cuente más sobre la vida fuera de su casa. Cielo desea contarle que tiene uno idéntico pero está claro que ese televisor portátil es un lujo que no puede darse gusto de poseer, no ha visto nada igual en ninguna parte. Lo toca con envidia que le quema por dentro, quiere uno igual a ese, ni más ni menos. —¿Tienes apetito? —le pregunta ella. —Sí, más o menos —responde Dulce con la emoción del obsequio en la cara. —Grandioso, mi madre me manda a avisarte que el almuerzo ya está servido. Ambas bajan rápidamente, se acomodan en sus asientos. Cielo puede acostumbrarse

