7. Dulce música. Al amanecer la lluvia se ha ido, el cielo vuelve a tornarse azul con leves nubes que solo sirven de adorno y no son amenazas de más lluvia. Por la tormenta algunos árboles se han roto y varios techos de calamina han salido volando por las calles para irse a estrellar sobre otros techos y otros patios. Doña Luz trata de mover las calaminas que han quedado en el jardín pero todo está lodoso y húmedo que le es imposible. A tres pasos de ella está Cielo, quien la mira sin pretender ayudarla. —Tendré que llamar a don Sebas —dice doña Luz. —Es domingo, y los domingos se pone a beber… —contesta Cielo tapándose con una manta. Hace mucho frío y el dolor en la espalda por los cinturonazos solo la pone peor—. Acuérdate de una vez. —No seas grosera desde tan temprano. —¿Si lo de

