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Exterri (2º Bilogía "Sueños y Pesadillas")

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Blurb

Al abrir una puerta nunca sabemos que hay detrás, mil cosas pueden salir de ahí.

Ellos abrieron un portal sin saber que atraía este.

Pasaron de descubrir un secreto, a tener que guardar un secreto, cuidarlo y evitar que este vuelve a provocar una desaparición.

Pero nada es tan sencillo, y lo desconocido puede superar sus fuerzas de grupo.

La pregunta ahora es: ¿Podrán seguir como grupo o el poder y la avaricia terminara por separarles?

IMPORTANTE: LEER PRIMERO SOMNUS

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Prólogo
Candela era la encargada del club de jardinería del internado San Nicolas hace más de cuarenta años, ellas fueron la primera generación de mujeres en poder estudiar ahí. El internado San Nicolas se creo por un duque hace más de cuatrocientos años acogiendo en él a los herederos de las grandes familias del futuro, duques, barones y demás fueron los primeros alumnos. Con los años sabiendo que los títulos no daban dinero y solo verse bien, el colegio se amplio a gente de familias adineradas, pero no cualquiera, no se aceptaba personas que venían directamente de la pobreza o que su riqueza viniera de ciertos sectores que estaban mal vistos, como el espectáculo u otras acciones que las personas con títulos consumieran pero no se atrevieran a aceptar que lo hacían pero el mayor cambio del colegio no fue cuando aceptaron que cualquier persona con dinero se pudiera inscribir en el internado sino cuando aceptaron que las mujeres comenzaron a poder asistir, Los cambios siempre se dan despacio y la forma en la que se dio este es sencilla, un rey decidió que su hija debía ser heredera de su imperio y como no iba a ir su hija al mejor internado del mundo, solo tuvo que escribir dos o tres cartas, en un primer momento solo se quiso aceptar a la princesa y ahí se hizo, pero claro el rey no iba a estar conecto con que su hija no tuviera amigas por lo que forzó un poco que su hija pudiera tener amigas. Se abrió un edificio para mujeres donde estas estudiaban modales y costura mientras que la princesa iba con los hombres pero solo se relacionaba con las mujeres que no entendían sus quejas. Miles de quejas y manifestaciones de mujeres muy poderosas. Cartes que gritaban que querían estudiar lo mismo, que eran futuras embajadoras, marquesas y muchas otras cosas y merecían los mismos estudios que sus hermanos, maridos o los hombres que iban a ser los que las sirvieran, merecían muchas cosas, fueron años en los que se les daba clases separadas pero las mujeres del futuro no se podían quedar así, querían tener los mismos profesores que los hombres, esos profesores que eran los mejores en su área, y aunque ahora el internado era solo eso, un internado de niños ricos que no hacen todo lo que hacían antes y mucho menos son los profesores de antes pero esto no era algo que los herederos del imperio San Nicolas lo imaginaran y mucho menos las mujeres que luchaban por esas clases, por lo que se quejaron y lucharon por igualdad de condiciones. Esas mujeres consiguieron un récord, que el internado y el imperio se rindiera a las mujeres pero lo más gracioso es que se rindió a su hija, la hija del ultimo director San Nicolas se empeño que iba a ser la primera mujer en ser estudiante, la graduada en ese colegio por lo que se planto en una clase haciendo que no pudieran dar clase por mas de dos meses, hasta que se cambio el reglamento, dejando a mujeres estudiar en igualdad de condiciones pero muchas veces sin que nadie de fuera lo supiera, porque que vergonzoso que a un hombre le ganara un grupo de adolescentes y encima mujeres. Aunque Candela fuera la unica de sus amigos que se encargaba del club de jardinería, Martha su mejor amiga siempre estaba ahí sin hablar de Eva que siempre se pasaba por el lujar para contar algo, alguna queja o alguna idea loca que hubiera tenido. —Yo se que es una locura pero como molaría poder montar en un dragón—comento Eva sentándose en uno de los asientos del club de jardinería mientras que Candela arreglaba unos Tulipanes y Martha miraba al techo sin decir nada, pensando en las mil cosas que tenía que estudiar. La vida de Martha no era como la de sus amigas, todas eran de familias ricas antiguas o de familias con títulos mientras que ella era una de esos nuevos ricos, esa clase de ricos que el internado y el director odiaban por lo que se debían esforzar más, ella era una nueva rica, las empresas de coches y tecnologías se estaban haciendo ricas desde hacía poco tiempo, ella estaba ahí por vender a los padres de sus amigas, por el dinero que su padre les quitaba y siempre le hacía sentir que debía algo. Su cabello rubio rizado y sus pecas de mil colores hacían que sus ojos color miel resaltaran, era una persona demasiado bella pero por mucho que la belleza le pudiera dar todo, ningún hombre la iba a querer por la sencilla razón de que no era suficiente para nadie de ese lugar, era una paria que vestía de marca sin saber ni conocer a la marca pero ella hasta hace poco iba a un colegio publico que amaba. —Eva debes dejar los libros de fantasía—comento Martha colocándose su pelo en una trenza. —Calma, no pasa nada, los dragones no existen—comento Candela demasiado tranquila, estaba demasiado tranquila con las locuras que sus amigas tenían, no era la primera vez que Eva les daba la idea de que debían hacer algún viaje loco y encontrar los reinos que leía en su libro de hadas pero ese libro era solo sueños. Candela era hija de una de las mujeres con más títulos del planeta, estaba relacionada con al menos veinte de las veintiocho familias más importantes del momento, era una mujer con demasiado poder en sus manos y si ese titulo llegaba a ella podría cambiar el mundo pero su hermano estaba en medio. Su cabello n***o era demasiado enorme, estaba lleno de mechones, era indomable, demasiada cantidad de pelo en tan pequeña cabeza, sus ojos eran negros pero tenía unas motas grises que iluminaban muchas vidas pero sobre todo la vida de su novio, George, el heredero de un gran imperio que aunque no era lo que sus padres deseaban, era lo mejor para ella sabiendo que su hermano por mucho que fuera pequeño, heredaría todo. Y Eva era una chica que nadie sabía de donde venía y que nunca hablaba de su pasado ni de su vida, era casi tan obvia como el internado. Su cabello castaño, con ojos verdes adornados con sus gafas era increíbles, nadie sabía de donde venia, sus ojos no se parecían a nada que conocieran y mucho menos a ninguna familia que conocieran pero en el medio Africano había muchas familias poderosas que por mucho que aceptaran ser vistas o que sus hijos vieran el mundo, no decían nada de ellos por lo que eran lo que todos creían que era hija de alguna tribu de África que no se comía a la gente pero rica suficientemente rica para que su hija estuviera ahí. —Claro que existen, este libro habla de portales—comento Eva y sus amigas le miraron. En ese momento nadie dijo nada, entraron en la sala los chicos, sus amigos, por mucho que no estuviera bien visto que los chicos y las chicas compartieran espacio sin supervisión, este grupo siempre era de saltarse las normas. —Buenas tardes chicas—comento Alessandro sentándose alado de Eva para coger el libro y mirar las paginas que estaba leyendo, cosa que era demasiado gracias, el libro no estaba escribiendo en un libro que ninguno de ellos pudiera leer o supiera hablar y era curioso porque todos en esa sala hablaban al menos cinco idiomas. Alessandro era un joven de ojos azules intensos y cabello rubio rizado, siempre lo llevaba despeinado porque era demasiado gracioso intentar adivinar donde comenzaba un rizo y donde terminaba otro, Eva siempre estaba intentando adivinar donde comenzaba los rizos, su estilo más bien tirando a hippie era demasiado raro teniendo en cuenta que era una de las familias más importantes de un pequeño pueblo de Europa. —Es la primera vez que entiendo algo—comento Alessandro lanzando el libro a su mejor amigo George, quien rápidamente tomó el libro y lo miro riéndose del comentario de su amigo. —El dibujo no cuenta—comento George demasiado tranquilo mirando el dibujo de un dragón. —Debajo del dibujo—se quejo Alessandro. Tanto Martha como Candela se acercaron a ver que era eso que al fin se podía leer, unas imágenes sin sentido dibujos que nunca entendían era lo que siempre les había parecido ese libro, pero era verdad lo que estaba diciendo Alessandro debajo del dibujo se estaba colocando letras, letras que cualquier persona pudiera leer. —Renanu—intento leer Martha pero nada funciono, nada pasaba y solo provoco que Eva riera. —Renania—dijo sin dudarlo, en un primer momento sus amigos no eran merecedores de que su libro les dejara leerle pero ahora el libro había decidido que era buena idea que lo leyeran, que supieran de lo que escondía y como si nada una luz estallo en la habitación, exploto el lugar como si nada tuviera sentido dejando aturdidos a todos. Nadie comprendía nada, la luz les molestaba a todos, se levantaron cuando se encontraron mejor para ver un lugar lleno de puertas, todo lleno de polvo y sin un sentido lógico en las cosas, era una habitación que era imposible que entrara en el internado, no entraba ni en broma y menos viendo que era una habitación sin final, veías el principio pero no el final, veías que era demasiado grande pero no veías el final. y era casi imposible llegar al final. Estaba claro que el libro era mucho más que cuentos para niños y que lo que acababan de abrir era mucho más poderoso de lo que ellos creían o de lo que en ese momento iban a poder entender y asumir.

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