Capitulo 39

3391 Words
Siempre odie la idea de dejar el internado, no por nada mal sino porque para mi eso era tener que estudiar algo que no me gustaba y atarme más al control de mi madre pero ahora, cada día me gustaba más la idea. No solo el hecho de no tener que seguir encerrada o que no tuviera que quedarme en mi casa por siempre, mi madre ahora insistía que me fuera a Copenhague, y estar con personas que me hacían sentir bien era increíble, no me tenía que preocupar de nada, solo de estudiar, porque lo demás estaba resuelto o se resuelve rápido. No niego que hubiera amado la idea de mudarme a Inglaterra donde vivía mi hermano, pero la cosa de quedarme con mis amigos y encontrarme a mi misma también me gustaba. Era como si nel mundo se alineara para que algunas cosas salieran bien y otras mal, no comprendo como puede pasar eso, mientras sufro la perdida de alguien, tengo esperanzas de cosas bonitas en el futuro. Me acerque a mi taquilla para poder coger mis libros, los apoye en la taquilla para ver la postal que me envío Eva, me había enviado tres postales y me enviaba una de cada sitio que visitaba, era demasiado bonito, no lo podía negar, me contaba que veía y como esperaba que fuera su siguiente país, era demasiado interesante y las postales me daban esperanza de que no nos dejaría tirados. Note que alguien beso mi mejilla y me gire para ver a Matt, lo mire demasiado sorprendida. —Nos van a castigar por tu culpa—le deje claro y mire a las esquinas para ver que nadie nos viera. —Tampoco es que me importase compartir la sala de castigos contigo—comento y le mire algo molesta, no por el hecho de compartir tiempo, eso me gustaba, pero odiaba tener que ser castigada—Necesito los apuntes de Literatura, tengo que estudiar, me quieren hacer un control de prueba—explico y le mire. —¿Un control?—le pregunte y me miro sorprendido—¿Cuándo lo tienes?—. Mire mi carpeta para mirar mis apuntes y buscar los que necesitaría Matt. —En una hora—confeso y le mire sorprendida—Se me había olvidado—dejo claro y le mire aún más sorprendida. —No te va dar tiempo a estudiar, hemos dado demasiados autores y libros—me queje y me miro demasiado sorprendido, no dudaba de sus capacidades intelectuales y en otra época seguro que le aprobaban por ser príncipe pero es que ahora mismo solo veía suspensos en su futuro y repetir no era una opción, lo retrasarían demasiado. —No dudes de mis capacidades—me dijo haciendo que le mirara demasiado sorprendida. —¿Tienes memoria fotográfica?—le pregunte haciendo que me mirara pero aunque creyera que fuera imposible le di mis apuntes. —No—me dijo y le mire—Pero soy bastante bueno recordando lo que me dicen y tu hablas mucho de lo que dicen en la clase—me dejo claro haciendo que le mirara. —¿Recuerdas todo lo que te dijo?—le pregunte y él asintió como si nada—¿Por que?—pregunte sorprendida, no es que fuera una persona que hablara mucho, al menos no lo hacia cuando estaba rodeada de personas que me caían mal o que no las conocía pero cuando cogía confianza era verdad que no me callaba, me gustaba contar las cosas que me gustaban o decir lo que me parecía interesante y en la literatura, todo me parecía demasiado interesante. —Isabella—comenzó y le mire—No se si te has dado cuenta de que estoy bastante enamorado de ti, por no decir que demasiado por lo que cualquier cosa que dijeras, me iba a llamar la atención y lo he recordado por su tenía que conquistarte—dejo claro y le mire, estaba demasiado sorprendida, Matt se apoyo contra las taquillas y suspiro—¿Puedes guardar un secreto?—pregunto haciendo que le mirara sorprendida. —Si—. Matt me miro unos segundos y luego comenzó ha hablar. —Me gustas desde antes de lo que la gente cree—me dijo haciendo que le mirara sorprendido—No me gustas desde que nos empezamos a juntar, ahí ya me gustabas—dejo claro haciendo que me quedará sorprendida, demasiado—Me gustas desde hace dos años, desde el baile de invierno de tercero de secundaría donde te dio por vestir con un vestido rojo que te quedaba demasiado bien pero te quedaste en una esquina sacando fotos, para mi destacaste sin quererlo y bueno, desde ese día te miro y aprendo de lo que dices—. Me quede blanca, no es que fuera una persona que atrajera a los demás, siempre pasaba desapercibida y cuando comencé en el internado esa era mi misión, ese era el primer baile que asistía y mi madre me obligo a ir de rojo para llamar la atención de algún niño rico porque en demasiadas culturas el rojo trae buena suerte, era como una forma de meterse en la mente de los demás pero no llame la atención, pero resulta que si lo hice. —¿Estas asustada?—me pregunto y le mire. —No, sorprendida más bien—deje claro y me miro—No esperaba que nadie me mirara, nunca—deje claro. —Claro porque tu pelo rubio y tu altura no destaca por donde vas—me dijo con ironía y le mire. —Vale, a ver eso no niego que pueda generar miradas peor pensar que alguien recuerda ese vestido y que le pude gustar cuando no tenía el físico perfecto, pues es sorprendente—me deje claro y me miro. —¿Estas loca?—pregunto haciendo que me sorprendiera— No niego que seas guapa es un punto a tu favor, ojos azules, alta y rubia son puntos buenos, eres como una modelo en potencia vale, eso genial pero no es eso lo que me gusto de ti sino que la forma en la que no destacabas, la forma en la que aún siendo muy guapa, y pudiendo llevar todas las miradas alababas a los demás, si algo me gusto de ti esa noche es que eras dulce y atenta—dejo claro. —Uhhh, lo sabía, estaba claro que Isabella te gustaba desde hace demasiado—dijo Cristina acercándose a nosotros—La vez que nos cambiaron de habitación, estaba demasiado molesto porque fueras con Aiden, no paro de hacer bromas de citas dobles hasta que supimos que erais primos—me conto haciendo que mirara a Matt. —¿Enserio parecíamos novios?—pregunte sorprendida. Los dos me miraron. —A ver, si lo piensas ahora no—dejo claro Cristina y la mire—No haces los mismos gestos con Aiden que con Matt pero es que ser demasiado cariñosa con un chico y decir que solo es tu amigo pues no era como de nuestro entendimiento, Matt es mi amigo pero solo le abrazo cuando se esta muriendo—me explico y la mire. Es verdad que de forma normal o casi normal, los chicos y las chicas que son amigos no están abrazados o apoyados uno con el otro, quizás ni los hermanos pero para mi las muestras de afecto físicas eran muy significativas, no podía decir a Aiden casi nunca lo mucho que le apreciaba o lo mucho que em ayudaba, porque no era una cosa que la gente viera bien, o que Aiden le gustaba, odiaba que le diera muchas veces las gracias, por lo que le daba mi postre, me sentaba con él para que no tuviera ruidos y tuviera calma, le abrazaba o me apoyaba en él solo para que supiera que no estaba solo. Obviamente con Matt es diferente, aparte de los besos, agarro su mano o le abrazo por zonas diferentes, mientras que a un amigo paso la mano por su hombro y la otra por debajo de su brazo a Matt le abrazo por el cuello para poder apoyar mi cabeza en su pecho o para que le sea más sencillo pasar sus manos por mi cintura pero claro. La gente no ve esos detalles, me solo afecto y puede pensar lo que sea. —Creo que a Matt nadie le abrazaría aunque se muriera—comento Aiden acercándose y le mire sorprendida—Le huelen los pies—. Antes de que Matt pudiera responder con un comentario ingenioso oímos un golpe que nos puso en tensión y serios a todos. Los cuatro nos pusimos rectos contra las taquillas, rápidamente, me guarde la postal en el bolsillo para que nadie me la pudiera quitar, porque no sabía a quien esperar por lo que debía tener cuidado, mire a donde venía el ruido y eran dos de los guardianes, quizás los peores, era la jefa de los vigilantes de las mujeres, Estela y José María que era el jefe de los vigilantes de los chicos, eran muy serios, bordes y demasiado intensos. Eran amigos de el señor Miller por lo que no eran personas de fiar, mi abuela siempre me decía que si decías con quien te juntabas podías saber quien eras, por muchos años no creí que era verdad, no creía que una persona que dependía de las demás personas, creo que mis amigos eran míos aun siendo diferentes pero estaba claro que no, que mis amigos eran míos y que nuestra personalidad se adaptaba al grupo. —Hombres a la otra pared —grito José María haciendo que los chuicos se fueran a la otra pared. Me quede quieta, estaba demasiado impresionada porque no nos hubieran descubierto antes o porque nos hubieran dejado interactuar demasiado, de forma normal nos hubieran mandado separarnos en el segundo uno, sobre todo si Matt estaba implicado, siempre era con quien más duros eran pero estaba claro que ahora que no había tenido consecuencias su acto de amor de antes pues creo que estarían mucho más enfadados. —No me puedo creer que dos de los mejores alumnos estén corrompidos—comento José María ironizando con el tema, la mujer se acerco a nosotros y midió nuestras faldas con un tipo de bastón que tenía marcas de altura, sin dudarlo, golpeo las piernas de Cristina por tener la falda un poco más arriba de lo debido, ella se retorció un poco del dolor por el golpe en sus rodillas, Aiden se acerco corriendo a Cristina para ayudarla, me quede quieta en mi sitió, no quería que me golpearan, estaba demasiado molesta con que ahora usaran la violencia, y nos podíamos quejar pero ¿Quién nos creería? Nos vendían ante nuestros padres como alumnos conflictivos que no tenían futuro por lo que nadie iba a ayudarnos, debía llevarme el menor daño posible—Aléjese de ella o le mandaré a la sala de castigos—amenazo a Aiden que le miro. —Pues castígueme o mándeme a donde le de la real gana—le dejo claro Aiden. Me calle, estaba demasiado sorprendida de que mi primo respondiera de esa forma, no era una persona que se tomara la libertad de responder mal a las cosas, era paciente y educado, nunca le habían castigado pero se estaba ganando hasta que le expulsaran. —Pues los dos están castigados—dejo claro el hombre señalando a Aiden y Cristina, me quede quieta porque me miro por unos segundos pero miro a Matt—Usted también, por interactuar con una mujer—dejo claro. Traje saliva esperando mi castigo, odiaba ser castigada, odiaba que me dijeran me llamaran la atención, para mi que me castigaran era lo peor del mundo, no me gustaba para nada que la gente me viera vulnerable, que viera mis defectos, no me gustaba para nada cuando mi expediente o imagen quedaba dañada, necesitaba estar lo mejor vista posible para tener recomendaciones y poder acceder mejor a la universidad, no podía permitirme que todos los esfuerzos quedaran mal, no quería una beca, quiero que me den mis méritos en resultados. —Veo que tengo mucho publico para la clase de hoy—comento el profesor Miller llegando a escena, se acerco a mi y me miro—Veo que sigue siendo la unica de este grupo con un poco de responsabilidad—. Me quede callada por su comentario, creo que mis amigos eran responsables y buenas personas, eran capacees de hacer las cosas bien y de ser responsables pero es que la cosa es que ellos no iban a dejar que les dejaran como idiotas o que les trataran mal, como era normal, se iban a quejar, se iban a levantar, se iban a molestar y hacer las cosas para que nadie les pisara pero eso no era más fácil, no era una vida que ayudara a que no le castigaran. —Me encantaría tanto que mis oídos sangraran con su lección pero estoy castigada—dijo Cristina y la mire demasiado sorprendida. El señor Miller me miro. —Pues creo que hoy solo estaré con mi alumna favorita—dijo el señor Miller mientras me miraba, cada día me sentía mucho más incomoda por las cosas que decía o por como me miraba, todo era demasiado incomodo, todo era como demasiado intenso e incomodo, no se si este hombre tenía algún problema conmigo o una simple manía hacía Matt por lo que se obsesionaba conmigo y hacía de todo para molestarnos—Vamos, creo que la clase de hoy, le va a ser muy interesante—me dijo y lo mire mientras me ofrecía su mano para que me fuera con él a clase. Matt se puso entre nosotros haciendo que mi cuerpo chocara completamente con las taquillas. —No vas a tocarla—le dejo claro Matt. —Querido hijo mío—comento irónicamente el señor Miller haciendo que Matt apretara sus puños con ganas de golpearle cosa que no necesitábamos en este momento—No tengo ni que tocar a la chica para que te enfades—dejo claro y me tensé porque realmente era verdad con su presencia ya era suficiente para enfadar a Matt. Aparte a Matt dejándole contra las taquillas y lo mire mientras apoyaba mi mano en su pecho. Si pude hacer eso de mover a Matt cuando pesaba casi el doble que yo y era más grande fue porque le pille de sorpresa y porque se dejo, él supo que era yo y me dejo moverle, como si no pasara nada, me dejaba moverle porque era yo, porque me apreciaba, sino creo que me hubiera pegado un puñetazo, lo más importante de poner mi mano en su pecho es que dejara de apretar los puntos. —Para, no merece la pena que te ganes un castigo por él—. Respire hondo mientras quitaba mi mano de su pecho, esperaba con toda mi alma que se le hubiera pasado su enfado, o que al menos pudiera dejar de tener ganas de golpear al señor Miller, golpearle era una cosa de lo que nadie podía evitar echarle porque ya había pasado otra vez, y reincidente en mismo delito era como una alarma de que pasaría mil veces más. —Siempre he tenido claro tu debilidad, pero dejar que una mujer te domine, muy mal hijo—comento el señor Miller, sin darme tiempo a hacer cualquier cosa, no me dio tiempo a parar el golpe que Matt le dio al señor Miller. Esto fue como una coreografía demasiado mala, Matt me aparto empujándome contra las taquillas, haciendo que me golpeara la espalda, me hice bastante daño, me dolía demasiado, y Matt golpeo directamente en la cara al señor Miller, aún tenía la nariz cicatrizando de la operación, pues nada la nariz se iba a poner peor de lo que ya estaba, sangro un poco, y los dos vigilantes se acercaron corriendo para ayudarlo pero no parecía importarle, solo se agarro la nariz mientras miraba a Matt con demasiada superioridad, como si que le golpeara fuera para él una forma de marcar que iba a hacer que lo echaran. Aiden se acerco corriendo a Matt para apartarlo de la escena, para evitar que hiciera algo peor y lo agradecía porque no necesitábamos más problemas, ya esto iba a ser complicado de salvar como para que empeorara la cosa, esperaba con todo mi corazón que el señor Miller no hiciera nada en contra de Matt, era demasiado idiota por su actitud, dios, como iba a gestionar a este chico si solucionaba todo con violencia, le quería, demasiado y no le iba a dejar por eso, pero si teníamos que evitar que pegara a la gente porque si. —Vosotros tres—dijo Chiqui señalando a Matt, Aiden y Cristina—Iros lejos de aquí, donde os de la gana pero fuera del pasillo y de las clases—les dejo claro, ellos se quedaron unos segundos quietos, mirándome y esperando a ver que me pasaba pero cuando vieron que yo no me movía ni me daban ordenes se fueron, creo que bastante molestos porque no me fuera con ellos, me hubiera encantando pero el dolor de mis pulmones no me dejaba apenas moverme. Chiqui se acerco a mi pasando su mano por mi hombro para calmarme. —Señor Miller, vaya al hospital, yo me encargo de su clase—le dijo Chiqui al señor Miller, este se quedo quieto creo que esperaba que le hicieran la probé victima de una historia mal contada, que le hicieran un héroe pero eso no iba a pasar con Chiqui, le iba importar bastante poco lo que el quisiera o hiciera, le iba a tratar como lo que era, un idiota pesado que no merecía la pena su atención. —Vámonos, querido—dijo Estela intentando que Erick se fuera con ella, me mantuvo la mirada por unos segundos, era demasiado incomodo como si quisiera leer mi mente o introducirme ideas locas en mi cabeza, pero no lo iba a conseguir, lo odiaba con toda mi alma, había hecho daño a Matt, no a mi directamente pero eso no importaba, cuando hace daño a una persona que yo quería, y eso hacía que se volviera mi enemigo, los enemigos de mis enemigos son mis amigos pero los enemigos de mis amigos, son mis enemigos. La lealtad era una de las cosas más importantes para mi, en cualquier relación dar lo mejor de ti a los demás era demasiado importante, si no teníamos relación de lealtad o ganas de proteger a la persona que nos rodeaba, escuchar y aunque tu amigo se equivoque delante de todos lo apoyas, si tienes que pegarte por él lo haces, pero tu amigo va antes que nada, las amistades las eliges por algo. Finalmente Estela y José María se fueron llevándose al señor Miller. Puse mi mano en mi pecho para regular mis respiraciones, me dolía demasiado al respirar como clavos que se clavaban en mis pulmones por atrás, era demasiado doloroso, me sentía mareada y con la sensación de que en cualquier momento me iba a desmayar o me iban a explotar los pulmones, me sentía demasiado mal, Chiqui se acerco a mi para agarrarme y ayudarme a caminar. —Iris, encárgate de la clase—le dijo Chiqui a Iris, me quede quieta esperando a poder respirar bien, me dolía demasiado el pecho, intente caminar pero me dolía demasiado, me mareaba y me sentía como en una burbuja en la que me quitaba poco a poco el aire, era como que alguien me estuviera quitando el oxigeno. Chiqui se acerco a mi, y me agarro por los hombros para intentar ayudarme pero una vez di un solo paso, me tuvo que agarrar con fuerza, porque casi me tropiezo conmigo misma. —No camines—me dijo y le mire—¿Me das permiso para llevarte en brazos?—me pregunto pero apenas pude asentir o decir algo, una vez intente articular una sola palabra, se me hizo todo una bola negra, deje de ver, sentir o escuchar, me caí en un plano que ni yo misma comprendía que me pasaba.
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